Según El Nuevo Herald, Hugo Chávez en una encrucijada por el poder

El presidente venezolano, Hugo Chávez, durante una conferencia de prensa con periodistas extranjeros acreditados en Caracas, Venezuela. Chávez, calificó de «mentira» la afirmación de la oposición de que obtuvo más votos que el oficialismo en las parlamentarias del domingo, y reiteró que su partido, el PSUV, logró una «sólida victoria» en las urnas. EFE/David Fernández

Por ANTONIO MARIA DELGADO
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Los resultados de las elecciones parlamentarias colocaron al presidente venezolano Hugo Chávez en una difícil encrucijada en la que deberá escoger entre detener el avance del Socialismo del Siglo XXI o debilitar aún más sus prospectos de reelección en los próximos comicios presidenciales.

Analistas y líderes de la oposición dijeron que las elecciones realizadas el domingo le dieron a Chávez un claro mensaje: la mayoría de los venezolanos no está de acuerdo con los propósitos gubernamentales de «radicalizar la revolución» y cualquier intento por hacerlo acarreará un considerable costo en las urnas.

Pese a ello, los dirigentes políticos consultados por El Nuevo Herald dijeron que no pueden descartar que Chávez intente seguir adelante con sus planes de transformar el modelo económico y político de Venezuela y advirtieron que incluso podría tratar de hacerlo antes de que la nueva asamblea entre en funciones.

«De ahora en adelante todos los costos políticos se le incrementan», dijo Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática. «La gente ya está perdiendo el miedo. La prédica de la guerra, de la división, no tiene campo en el público. El grueso del respaldo de él [Chávez] no quiere confrontación constante y ahora va a haber una presencia muy fuerte de la oposición en el Congreso».

Según los últimos resultados anunciados en Venezuela, los partidos de la oposición consiguieron 66 escaños en la Asamblea Nacional (AN), frente a los 98 que consiguió el oficialismo.

Esos 66 escaños, sin embargo, fueron obtenidos luego que más del 52 por ciento del electorado votara en contra del gobierno. La divergencia en los resultados es el producto de la ley electoral que aprobó el oficialismo en el 2009, la cual favoreció la representación de los estados menos poblados, donde el chavismo es más fuerte. De manera que 255,000 votos en el poblado estado Zulia ejercieron el mismo peso que 50,000 votos en el selvático estado Amazonas.

Pese a que los 66 escaños le daría a la oposición una importante plataforma para tratar de contener los esfuerzos de Chávez por aprobar su reforma en la AN, es el porcentaje de votos que consiguieron en la elección lo que permite a la oposición argumentar que el futuro del Socialismo del Siglo XXI ahora es incierto.

«Está bien Presidente, usted se quedó con más diputados, pero hay algo que tiene que entender: usted se está quedando sin pueblo, porque el pueblo se siente engañado», dijo este martes el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma.

Líderes de la oposición venían esperando un sólido resultado en los comicios ante el creciente descontento de la población, generado por una severa recesión económica, las frecuentes interrupciones en el servicio eléctrico, un alto índice de inseguridad personal y las elevadas tasas de inflación y desempleo.

Pero las últimas encuestas también señalaron que un importante segmento de la población se disponía a votar contra el gobierno porque rechaza el comunismo y está en desacuerdo con los intentos del mandatario por implantar en el país un modelo económico con características similares al de Cuba.

No obstante, y pese a la pérdida de popularidad de Chávez, líderes de la oposición dijeron que no pueden descartar que éste siga intentando desarrollar su modelo.

«De Chávez se puede esperar cualquier cosa porque es impredecible», dijo en Miami el activista político y ex diputado Alexis Ortiz.

Añadió que es posible que Chávez aproveche los próximos dos meses para aprobar un paquete de leyes en la AN antes de que los diputados de la oposición ingresen en enero.

«Nosotros sabíamos que, en cualquier caso, después de las elecciones venía una arremetida contra la oposición y contra la democracia», dijo Ortiz. «Pero una cosa es arremeter como ganador y otra cosa es hacerlo como perdedor, que es el caso actual del mandatario».

Analistas internacionales coincidieron en que la primera inclinación de Chávez sería tratar de aumentar el control del Estado sobre la economía, impulsar el gasto en programas sociales y actuar con dureza contra sus oponentes para recuperar el impulso político que perdió durante los comicios.

«La naturaleza de Chávez no lo dejará dormirse ante esta amenaza», dijo Ray Walser, analista de asuntos latinoamericanos en la Heritage Foundation, en Washington. ‘‘Probablemente tome una medida de represalia».

Pero esos esfuerzos podrían terminar por volcar a la población en su contra de cara a las elecciones presidenciales del 2012, dijo Aveledo, de la Mesa de Unidad Democrática.

Julio Borges, coordinador nacional del partido Primero Justicia, dijo que el gobierno de Chávez parece estar distanciándose cada vez más de la voluntad de la población.

«Lamentablemente, el gobierno no le está prestando atención a lo que el pueblo venezolano le está diciendo, sino que sigue empeñado en seguir por un camino que es una calle ciega», dijo Borges. «Y en vez de escuchar, el gobierno siente que más bien debe seguir con su proyecto socialista por las buenas y por las malas».