Cooperación

El propósito de este artículo consiste en hacer un análisis acerca de la existencia de un área de cooperación educativa en cuanto a la Calidad y Equidad en la Educación en general.
La educación está ocupando cada vez más un lugar central y estratégico en los nuevos estilos de desarrollo. En eso han coincidido diversos organismos internacionales que actúan en este campo de investigación, la educación es un derecho humano fundamental, y como tal es un elemento clave del desarrollo sostenible y de la paz y estabilidad en cada país y entre las naciones, y, por consiguiente, un medio indispensable para participar en los sistemas sociales y económicos del siglo XXI afectados por la globalización.
Cada día crecen las demandas sobre el papel de la educación en todos los niveles de las sociedades emergentes, el mismo debe contribuir a la formación de la ciudadanía, al empleo, a la integración, a la movilidad social y a la participación en una determinada identidad cultural, siempre abierta y cambiante.
Los países en general están llevando a cabo procesos de reforma educativa a los que ha venido acompañando con la prestación de asistencia técnica, investigación básica y tecnológica de manera de ir contribuyendo a la formación de recursos humanos en temas de administración, evaluación, educación y trabajo, valores, generación de una masa de recursos humanos orientados hacia el sector productivo entre otros.
Aunque el balance de la década de los 90 muestra importantes progresos tendientes a la universalización de la educación primaria, secundaria y universitaria, América Latina continua siendo una de las regiones menos equitativas del mundo y Venezuela no escapa de esto. Por eso, resulta fundamental reiterar la vigencia de los conceptos de calidad y equidad como criterios básicos para el diseño de programas y proyectos concretos. La calidad en cuanto a adecuación al avance del conocimiento y a los requerimientos del desarrollo social, y la equidad como igualdad de oportunidades de acceso, permanencia y resultados de aprendizaje.
El interés de la educación a nivel general se debe centrar no sólo en cuántos y en qué proporción asisten los alumnos, sino en quiénes aprenden en los institutos educativos, qué aprenden y en qué condiciones lo hacen. Los objetivos vinculados con la equidad están relacionados por lo tanto con la capacidad de los sistemas educativos para generar condiciones adecuadas para el aprendizaje, y que estos sean relevantes para toda la población, atendiendo a su heterogeneidad y de lo que está exigiendo el entorno económico.
Esta lógica, que vincula calidad con equidad, es una opción para articular dos espacios de reflexión e intervención que representan un círculo virtuoso: incrementar los niveles de calidad y de pertinencia de los institutos de educación superior, preservando o estimulando aquellas acciones que influyen decididamente en el desarrollo de políticas educativas «para todos», prestando una especial atención a aquellos sectores que, por diversas causas, se encuentran alejados o no demasiado integrados al sistema y a los sectores productivos de las regiones del país. La implementación de estrategias que tiendan a brindar mejor calidad educativa a quienes provienen de peores condiciones de origen es, sin lugar a dudas, uno de los principales aportes para potenciar la capacidad democratizadora de la educación. Para ello, es necesario promover el desarrollo de herramientas conceptuales y metodológicas que contemplen la articulación operacional de la equidad y la calidad en las políticas educativas y sociales de la región.
Si bien la educación por sí sola no elimina la pobreza ni es capaz de forjar las condiciones de un sostenido crecimiento económico y bienestar social, sigue siendo la base de crecimiento personal y factor determinante para mejorar significativamente el acceso igualitario a las oportunidades de mejor calidad de vida. En una región con crecientes desigualdades sociales el fortalecimiento y la transformación de la educación pública, constituyen un mecanismo clave para una democratización social efectiva. Esto requiere urgentes políticas económicas, sociales y culturales que apoyen las educativas, orientadas fundamentalmente a atender a los grupos excluidos y marginados de Venezuela para que superen su actual exclusión de una educación de calidad.
Los desafíos de las sociedades se vinculan cada vez más con los retos formativos de los sistemas educativos: la formación en valores para la construcción de sociedades más democráticas e igualitarias, la educación para el trabajo que facilite el ingreso al mercado laboral y un adecuado desempeño en el mismo, promoviendo la movilidad social ascendente y la integración en la estructura social; la formación crítica frente a los medios de comunicación y a las nuevas tecnologías y la participación en los valores culturales compartidos.
En función de lo dicho anteriormente podemos decir que se requieren varias líneas de cooperación, a saber: Línea de cooperación 1: Ciudadanía, democracia y valores en sociedades plurales; Línea de cooperación 2: Educación e inclusión social; Línea de cooperación 3: Atención integral a la primera infancia; Línea de cooperación 4: Innovaciones en la escuela media; Línea de cooperación 5: Educación superior; Línea de cooperación 6: Condición y profesión docente; Línea de cooperación 7: Administración y evaluación educativa.
En cada una de estas líneas se deberán establecer estrategias a corto, mediano y largo plazo, con la finalidad de que la sociedad se incorpore más al sector industrial o sector productivo, por cuanto vemos que la educación venezolana se encuentra jugando un rol que no se corresponde a lo que realmente aspira la sociedad en general, que es tener acceso a investigación, tecnología y conocimiento sin depender de otros países, esto no quiere decir que en algunos renglones podamos depender de otros países, la idea central es depender menos y tener un desarrollo local acorde con los recursos de las regiones.
Es aquí donde los institutos educativos incluyendo las universidades deben cooperar con el resto de la sociedad, se incorporen a la búsqueda de beneficios que pudiesen ser de tipo bilateral cuando la relación es universidad sector productivo, y lograr resultados cónsonos con lo que se espera de un proceso de desarrollo endógeno.
Además de lo antes expuesto, se puede decir que entre las universidades debería haber un sentido de cooperación, de manera de compartir líneas de investigación, tecnología y conocimiento similares, con la finalidad de que exista sinergia entre los institutos de educación superior, por tal razón se debe buscar todo tipo de cooperación para lograr tener acceso a un estándar de calidad de vida acorde con las exigencias del siglo XXI.