José Manuel Puente: La Inflación de 2017 será muy superior a la actual

Enrique Meléndez, en la Razòn.

El economista José Manuel Puente, profesor y director del Centro de Políticas Públicas del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), considera que el Gobierno es ahora víctima también de los decretos de aumento salarial. A juicio del doctor en economía política de la Universidad de Oxford, los incrementos del ingreso mínimo son bienvenidos, pero hay que asegurarse de que “las empresas privadas estén en capacidad de soportarlo financieramente porque ni el propio sector público tiene capacidad para poder hacer frente a esos pagos”.

El especialista en administración y políticas públicas asegura que el Gobierno cerró el año pasado con el déficit fiscal más alto de la historia económica de Venezuela, en 24%, según cifras que publica el Fondo Monetario Internacional y destaca que a causa los “compulsivos” aumentos de sueldo y el aumento abrupto del tipo de cambio paralelo “este año la inflación va a ser gigantesca. La más alta del mundo”.

Puente avizora un año 2017 de recesión, como lo han sido los últimos cuatro años, de alta inflación y un panorama en el que la escasez y el desabastecimiento seguirán siendo unos de los principales problemas de los venezolanos.

Algunos bancos no pudieron pagar los aguinaldos del Seguro Social el día señalado, y cuando lo hicieron no los pudieron cancelar sino fraccionados. ¿Qué ha sucedido en este caso?

El problema es que el gobierno ha decretado cuatro aumentos salariales a lo largo del año 2016. Esto implica más o menos un 150% de incremento neto, entre efectivo, pagos vía cestatickets y otras formas de pago alternativas. Claro, ¿quién es el gran perdedor, cuando tienes cuatro aumentos salariales no concertados? El sector público. El sector público tiene una nómina de 2.5 millones de trabajadores y en este momento el es el gran perdedor, dada la merma de los ingresos fiscales, como consecuencia de precios del petróleo muy por debajo del promedio de los cuatro últimos años. Tienen un problema de caja y entonces el Gobierno tiene que distribuir los pagos en varias partes porque simplemente no tienen el flujo de ingresos para poder honrar esos compromisos con los pensionados y jubilados. Los aumentos salariales: sí, bienvenidos, pero tú tienes que asegurarte que las empresas privadas estén en capacidad de soportarlo financieramente porque ni el propio sector público tiene esa capacidad financiera para poder hacer frente a esos pagos. El gobierno cerró el año pasado con el déficit fiscal más alto de la historia económica de Venezuela, en 24%, según cifras que publica el Fondo Monetario Internacional.

¿También supone que el gobierno ha reprimido su tentación de seguir imprimiendo dinero inorgánico?

Bueno, claro. Hay una restricción de liquidez en el sistema, aunque sigue habiendo una inyección bien importante de liquidez, de gasto público fiscal y cuasi fiscal. También es cierto que estamos viviendo la inflación más alta del mundo y la que puede estar entre 400 ó 600 por ciento (no sabemos, porque no tenemos data de los últimos doce meses). Pero, evidentemente, en términos reales tuvo que haber disminuido la liquidez monetaria, a consecuencia de la alta y persistente inflación. Los saldos reales tuvieron que haberse reducido, y eso, en efecto, afecta también el sistema de liquidez de la economía.

¿Esos aumentos salariales presionarán más hacia el alza la inflación?

Existe la distorsión de los controles de precios. Pero eso es una parte solo de los productos y de la economía. Todo incremento salarial se traslada al precio de los productos. Es decir, cuando tú generas compulsivos y sistemáticos aumentos salariales lo que hacen es convertirse en gasolina pura para la inflación. En efecto, esto va a tener un impacto sobre la inflación del año. El otro factor, que ha sido muy nocivo es la abrupta devaluación del tipo de cambio paralelo, que es uno de los marcadores importantes del nivel de precios de la economía. Recordemos que en los últimos meses el tipo de cambio pasó de 1.000 bolívares por dólar a cerca de 2.000 bolívares por dólar. Evidentemente, ese es un marcador de los precios del mercado. Este año la inflación va a ser gigantesca, la más alta del mundo. 

¿Seguirá cayendo la economía a pesar de estos aumentos salariares?

Los problemas son dos: uno, que muchas empresas después de más de tres años de recesión, de tres años de caída del consumo y de la producción no están en capacidad de asumir esos aumentos salariales, incluyendo, el sector público. Como vemos ahora, tienen que fraccionar los pagos, porque no cuentan con la disponibilidad en efectivo de ingresos. Ese es el primer gran dilema. El segundo dilema es que la proyección para la inflación de este año puede estar entre 400 y 600 por ciento. Si tú aumentaste los salarios cuatro veces en el año, el aumento agregado puede ser 140 ó 150. Es decir, eso va a cubrir un 25 ó 30 por ciento en el mejor de los casos de inflación. A pesar de cuatro aumentos salariales, el ingreso real de todos los venezolanos va a ser mucho menor. Es decir, el problema es la altísima inflación en Venezuela, y un Gobierno que si realmente quiere proteger el salario de los venezolanos lo que debería es ocuparse de atacar el origen del problema inflacionario. Detrás de ese problema hay varias explicaciones: un desequilibrio en nuestra política fiscal y monetaria.

¿Qué piensa usted de las estimaciones del FMI que proyectan para Venezuela una inflación de más de 1500% para el 2017?

El FMI tiene proyecciones para Venezuela en lo que respecta a los años 2016, 17 y 18 extremadamente negativas. Es difícil saber cuáles pueden ser los números finales. Por dos razones: una, porque no sabemos cuántas tonterías más puede cometer el gobierno en materia económica. Abusos abruptos. Segundo, porque además hay un gran problema: no tenemos cifras oficiales del BCV para los últimos doce meses. Es decir, no tenemos data de inflación. No tenemos data de crecimiento. No tenemos data de consumo y, por tanto, se hace casi imposible hacer una proyección técnicamente rigurosa. Lo que vemos ahora es un año de recesión, como lo será el 2017, y frente a lo cual el Gobierno debería estar tomando medidas correctivas de los grandes desequilibrios. No lo está haciendo. También va a ser un año de alta inflación y de alto desabastecimiento. Pero las mediciones exactas son muy difíciles de calcular. Será el cuarto año consecutivo de recesión. Será un año de muchísima inflación. No sé si tan alta como la proyecta el FMI, pero sí la más alta del mundo, unido al problema de la escasez y del desabastecimiento, que continuarán.

El oficialismo celebraba el hecho de que por largo tiempo se había mantenido el dólar paralelo en 1.000 bolívares. ¿Qué pasó para que diera ese disparo en forma abrupta?

El tema de las metas en política económica no es que tú logres una meta durante unos meses. Ya con eso cantaste victoria. El tema es que sea sostenible. Era evidente que existían una cantidad de fundamentos, que te decían que el tipo de cambio paralelo, que se mantuvo estable en 1.000 bolívares durante algunos meses, se trataba de algo que no era sostenible en el tiempo. Lamentablemente ha ocurrido: llegó a 2.000 y ahora, dada las expectativas, no solamente por los fundamentos macro, sino por el ruido que está generando esta crisis política en el tema cambiario: los desacuerdos dentro del gobierno; dentro de la oposición, y los desacuerdos en general con el tema del diálogo y los acuerdos oposición-gobierno. Entonces, más allá de los fundamentos macroeconómicos, la moneda se está devaluando por una expectativa negativa que se está filtrando. Hay una expectativa muy grande, por lo tanto se va a seguir devaluando. Sabemos que empresas importantes han hecho compras en dólares en montos importantes a una tasa muy superior, tratando de cubrirse y protegerse frente a un tipo de cambio que va a seguir devaluándose. De modo que, al final, se genera una profecía autocumplida: si los agentes económicos piensan que el tipo de cambio se va a devaluar, va a terminar de cumplirse, porque las expectativas son muy negativas, tomando en cuenta la situación de inestabilidad económica y política.

Ya que habla de la Mesa de Diálogo, entre sus colegas cayó muy mal el hecho de que se filtrara en el documento del acuerdo conjunto los términos “boicot”, “saboteo” y “agresión a la economía”, propios del lenguaje oficialista. ¿Eso significa que no hay voluntad de cambio del modelo económico?

Yo voy a hablar como economista, pero, sobre todo, como ciudadano, y creo que es importante también apoyar, cuando hay que hacerlo, y criticar cuando hay que hacerlo también de manera constructiva. Creo que se cometió un grave error: la MUD no debió avalar una narrativa completamente equivocada. En Venezuela no hay evidencia de sabotaje económico, no hay evidencia de guerra económica. Aquí lo que hay es un modelo económico que colapsó, un modelo caracterizado por controles de precios, controles de cambio, controles de tasa de interés, controles en el mercado laboral y en la inamovilidad laboral y las nacionalizaciones que impactaron muy negativamente en la inversión nacional de internacionales. Es decir, como siempre digo yo: si no entiendes un problema y cuál es su origen, si le das una explicación equivocada, ¿cómo le puedes encontrar una solución al problema? El problema es económico, y como un problema económico requiere de opciones de política económica, que busquen el origen del problema. Si sigues tú y la oposición hablando de sabotaje y de guerra económica, no entiendes el problema, y por tanto, no vas a lograr la solución del problema.

Pdvsa y Venezuela consideradas en alto riesgo de default

¿Cómo quedó Pdvsa, desde el punto de vista financiero, luego del canje de los bonos?

El resultado, más allá de las valoraciones subjetivas que uno pueda hacer, es que solo se pudo hacer un cambio de la mitad de lo que se había propuesto. Es decir, en términos financieros constituye un fracaso, con motivo de lo que se había propuesto. Efectivamente, los mercados no estuvieron dispuestos a comprar deuda. Porque ese canje de deuda tenía que venir acompañado con un programa integral, en el que la empresa petrolera mostrara que iba a generar un incremento en su producción, una mejoría en su productividad e iba a propiciar un retorno para tener disponibilidad y poder salir absolutamente solvente y sin problemas de la deuda. Y eso no fue lo que los mercados percibieron y lo que la empresa quiso hacer. Simplemente se quiso hacer un swap, cuando los precios están relativamente bajos y, además, cuando la producción viene cayendo, pues la producción que publica la OPEP de Venezuela reporta que se trata de la producción más baja en los últimos treinta años. Entonces, una empresa que te propone que le prestes más dinero, que hagas un swap de bonos, cuando su producción está más baja que nunca… Obviamente los mercados leen y castigan muy fuertemente. Hoy en día Venezuela ostenta el riesgo-país más alto del mundo. Se considera a Pdvsa y a Venezuela como altamente riesgosas y con probabilidades de declararse en default, en cesación de pagos ante la reducción de los ingresos fiscales, producto de la caída de los precios del petróleo.