No entres en pánico, aún puedes emprender

En un país donde su economía se encuentra sumergida en una profunda recesión, inflación y crisis en casi todos los órdenes del quehacer diario, la actividad del empresario moderno debe estar cada vez más sistematizada y apoyada en adecuados instrumentos de control de gestión. En otras palabras, necesitan de una herramienta de análisis dinámica que permita monitorear la evolución del entorno externo e interno de la organización, cuya eficacia consista en reducir la probabilidad de que ocurran eventos imprevistos dentro del proceso de planificación y organización de la empresa, los cuales, en términos generales, son usualmente causantes del nivel de riesgo empresarial.

La situación antes comentada, nos conduce a pensar y actuar con plena convicción de que la sola intuición empresarial ya no es una condición suficiente para crear una empresa estable y duradera en el mediano y largo plazo.

Por tanto, la empresa debería disponer de una guía para que los directivos que tienen la responsabilidad de dirigir la misma – ya sea en la fase de creación y puesta en marcha o ya en la fase de operación – la utilicen como el instrumento de planificación estratégica y operativa conocido como el ¨Plan de negocio¨. En otras palabras, este instrumento puede describirse como la brújula del empresario, que proporciona los elementos de evaluación indispensables para una respuesta acertada y racional a los desafíos del mercado.

No obstante, para la elaboración de un plan de negocios no existe una estructura o formato estándar que se utilice para todos los planes por igual, sino que el emprendedor debe adoptar la estructura que mejor se adapte a su tipo de negocio y a las necesidades u objetivos de su plan, ya sea el servir como guía de implementación, el conocer la viabilidad de un negocio, el conseguir financiamiento, etc. Razón por la cual, muchas personas con ideas sobre nuevos negocios fracasan en la práctica al no disponer de un plan estratégico adecuado a las particularidades de su situación.

Por ejemplo, si el objetivo principal de un plan de negocios es el de obtener un préstamo, el plan debería contar con argumentos bien sustentados y suficiente información como para convencer de la viabilidad del proyecto a la entidad financiera y de que la persona será capaz de pagar la deuda oportunamente, aunque podría obviar algunas partes del estudio de mercado o del estudio técnico/operativo para dar mayor énfasis al estudio financiero.

La primera duda que generalmente se le presentará al emprendedor es identificar si ha detectado una buena oportunidad de negocio, por lo que se preguntará ¿Qué posibilidades tiene esa idea de convertirse en una empresa?, la segunda duda es si podrá llegar a determinar y disponer de los recursos que serían necesarios para aprovechar correctamente la oportunidad detectada; es decir ¿Qué posibilidades tiene esta nueva empresa de tener éxito?

El propósito de este escrito es alertar a los potenciales emprendedores de la necesidad de capacitarse para asumir los riesgos implícitos en la materialización de una idea de negocio en la realidad actual del mercado venezolano, donde es imposible fiarse de la improvisación y la intuición. En cambio, hacerle entender que se requieren herramientas que permitan obtener información para tomar las mejores decisiones y llevarlas a cabo en un breve plazo y reducir al máximo los factores de riesgo. Así mismo, desafiar al emprendedor a realizar un recorrido guiado por las diversas áreas funcionales de la empresa (marketing, las operaciones, los recursos humanos, las finanzas y otras) que le permita obtener una visión global del proceso que trae consigo la creación de una nueva empresa.

Si no sabes cómo hacerlo o no tienes la experiencia busca ayuda, pero no arriesgues tu dinero y tu tiempo  sin una guía como un buen plan de negocio.

 

Arturo Navarro Vargas

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