Ética y reproducción

Hablar de ética es una de las cosas más difíciles en cualquier ámbito de las disciplinas humanas, pues en toda actividad en la cual interviene el hombre debe existir algún tipo de control, para así evitar extralimitaciones que puedan causar puntos de vista contrarios en los grupos en la cual tiene repercusión la acción y/o la omisión del hecho en cuestión.
La palabra Ética se refiere a la parte de la filosofía que estudia los juicios de valor cuando se aplican a la distinción entre el bien y el mal, trata de la moral y de las obligaciones del hombre, implica una reflexión más filosófica y abstracta , sería la reflexión sobre las razones que convierten en válidos los comportamientos humanos.
Moral es la ciencia que trata el bien en general y las acciones humanas en particular.
La palabra Moral reúne un conjunto de reglas que generalmente son admitidas por los miembros de una sociedad y que se transmiten de generación en generación junto con otras costumbres y normas sociales. Es un conjunto de comportamientos que aceptamos como válidos, y la finalidad del uso de la moral en las relaciones humanas, es mejorar la tendencia a que las cosas vayan bien o por mal camino.
No obstante ¿cómo podemos saber cuándo estamos actuando bien y cuándo mal?
En muchas situaciones es muy fácil determinarlo, pero es posible que realicemos algún acto totalmente convencidos que lo estamos haciendo bien y otra persona cuestione seriamente nuestra actuación y tenga argumentos válidos para rechazarlo.
En 1971 aparece un obra titulada “ BIOETHICS: BRIDGE TO THE FUTURE” escrita por Van Rensselaaer Potter , autor considerado el primero en utilizar la palabra bioética en el sentido de la aplicación de las ciencias biológicas con la finalidad de mejorar la calidad de la vida.
La Bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, en cuanto que dicha conducta es examinada a la luz de los valores y de los principios morales.
El termino Bioética tiene una raíz griega : “ bios “ (Vida) y “ éthnos “ (ética). La introducción de este término denota su campo de estudio: La reflexión ética sobre la vida humana.

El urgente desafío de la Bioética consiste en una defensa de la vida humana, entendida como una totalidad, que a la vez debe emprender el camino a un discernimiento ético, capaz de evitar dos extremos: Una actitud reaccionaria frente a las innovaciones o una aceptación ingenua y acrítica frente a todo lo nuevo.
¿Por qué todas estas reflexiones antes de entrar en el tema en cuestión?.
Precisamente porque al considerar temas acerca de la reproducción y, sobre todo de la reproducción médicamente asistida, hay que tomar muy en cuenta lo que se ha venido tratando anteriormente; pues la ética y la moral, del equipo encargado de realizar estos tratamientos, es fundamental para llevar a feliz término el objetivo planteado, que no es otro que el de ayudar a las parejas con problemas de reproducción o de subfertilidad, como se dice modernamente, a hacer realidad el sueño de ser padres y formar una familia que es la célula fundamental de la sociedad.
A la luz de los conocimientos que disponemos en la actualidad, es factible que una pareja que acuda a un centro de reproducción humana encuentre la ayuda necesaria para lograr el embarazo, dependiendo de cada caso en particular, existen diferentes maneras de intentar su consecución.
Existen diversos tratamientos que van desde técnicas sencillas, la cuales no ameritan una participación determinante del equipo médico, hasta procedimientos complicados donde es probable que se presenten cuestionamientos por los elementos involucrados en ellos. Es, en esos casos, en donde la bioética adquiere protagonismo y sus planteamientos deberían tener peso específico en la concepción y adopción de la decisión de la conducta a seguir.
Así, se plantea el uso de banco de semen en pacientes a quienes la naturaleza, por alguna razón, les negó la posibilidad de utilizar sus propios espermatozoides, bien por que no se produzcan, o por que la cantidad y la calidad de los mismos impidan el logro del embarazo; o la utilización de óvulos de donante en mujeres que han perdido la capacidad de producirlos, casos que se pueden observar luego de la extirpación de los ovarios, debido a patologías cuando sea necesaria esa drástica decisión; también en la falla ovárica prematura en donde la mujer pierde la capacidad reproductiva en edades tempranas de la vida, o en aquéllas en donde el implacable reloj del tiempo hace que el ovario agote el número de sus células reproductivas, período conocido como menopausia, y que sea ese el momento en que tenga la necesidad y la disposición de buscar un embarazo.
Otros casos que originan diversidad de criterios, son aquellos en donde la mujer pierde la matriz , sitio en donde se produce la implantación embrionaria y el desarrollo del feto hasta el nacimiento del niño, manteniendo intactos sus ovarios. En esa situación puede plantearse el uso de un útero subrogado, es decir podemos colocar embriones en un útero diferente a la de la persona que aporta los óvulos y una vez nacido el bebé este sea dado a la madre biológica aún cuando la portadora lo haya mantenido en su seno, hasta la culminación del embarazo.
La evolución de las sociedades modernas nos lleva a considerar como normales, relaciones entre parejas de un mismo sexo, y hemos visto como en algunos países se les ha ofrecido la posibilidad de establecer relaciones legalmente constituidas con todos los derechos y deberes que las leyes otorgan. Por lo tanto, no sería extraño el hecho, que estas parejas acudan a las clínicas de reproducción en procura de un embarazo, y probablemente las direcciones de estos centros tendrían que acceder a estos requerimientos, por cuanto la ley así lo establece.
De todo lo anteriormente expuesto podemos pensar, que dentro de esta área de la medicina se pueden presentar diversas situaciones, y examinándolas en detalle, podemos estar o no de acuerdo en ofrecer un tratamiento determinado.
No pretendemos formar juicios de valor sobre estos temas, pues somos respetuosos de las maneras de vivir de cada persona, y en nuestro rol de dirección de un centro de reproducción, el cual posee la tecnología necesaria para ofrecer casi todos los tratamientos conocidos hasta el momento, para lograr embarazos.
Tenemos sobre nuestros hombros la responsabilidad de evaluar cada situación en particular y actuar en consecuencia, tratando en todo momento de conducirnos dentro de los cánones morales, bioéticos y religiosos que en nuestra trayectoria de vida personal y profesional hemos adquirido.