Ha llegado el lobo y éste no discrimina.

Si algo debemos entender con relación a la crisis financiera que embarga al mundo es que ésta no respeta ideologías. El capitalismo de Bush sin regulaciones ha sido responsabilizado directamente por la situación, pero también tiene dando traspiés a las bolsas europeas y asiáticas, inclusive a los países que pregonan el socialismo democrático, y por supuesto, aunque los voceros del oficialismo lo nieguen, ¨el proceso revolucionario de Chávez¨ no se escapará del colapso, debido al bajón que tendrán los precios petroleros como consecuencia de la recesión que se avecina en aquellos países que compran nuestro preciado producto.

Según Augusto de la Torre, el principal economista para Latinoamérica del Banco Mundial, »de Latinoamérica, Venezuela sería sin lugar a dudas el principal perdedor si los precios del petróleo siguen bajos, por la inmensa importancia del petróleo en la economía». «La cosa puede hacerse muy difícil, porque hay un ritmo de gasto público muy elevado y no va a ser fácil políticamente reducir el gasto público para ajustarlo a un menor nivel de ingresos».

También, una gran parte de los economistas venezolanos, han estado coincidiendo en que Venezuela será el país latinoamericano más golpeado por la recesión. Los estudiosos de la materia indican que el país, obtiene más del 90 por ciento de sus ingresos extranjeros del petróleo, y los precios del petróleo han bajado desde un récord de $146 el barril en el mes de julio a alrededor de $70 el barril en esta última semana.

Si damos como cercana a la verdad la información suministrada por la empresa consultora PFC Energy, con sede en Washington, que afirma que Venezuela necesitará que el precio del petróleo se sitúe en $97 el barril para poder equilibrar su balanza de pagos externa en el 2009, el futuro de nuestro país podría ser no muy alentador.

Sin embargo, el Presidente ha dicho que Venezuela está blindada y el ministro para la Economía y Finanzas, Alí Rodríguez, se mostró optimista ante las perspectivas de una recesión global, pues consideró que «el mundo seguirá consumiendo energía». «La demanda de energía continuará creciendo independientemente de bajas que se puedan tener en sentido coyuntural. La tendencia a mediano y largo plazo es un incremento en el precio del crudo sustentado por los costos de producción y por la relación entre la oferta y la demanda», añadió.

Siguió diciendo el ministro, «en el caso venezolano, no podemos decir que no haya ningún impacto, ya lo hubo, la semana pasada el promedio de la cesta fue de 68 dólares». En los últimos tres meses, la cesta venezolana ha reportado una baja de 54 dólares por barril que ha llevado el precio promedio del año a 100,19 dólares. En julio los crudos venezolanos alcanzaron un techo de 122,40 dólares.

Añadió que en el mundo «no hay economía en este momento inmune, pero Venezuela es una de las economías más estables, pese a la crisis».

En una sesión en la Asamblea Nacional, dijo que el Gobierno hizo sus cálculos sobre la base de un precio promedio del barril de 60 dólares, y un promedio de exportaciones de 2,9 millones de barriles diarios para el 2009. Se estima una producción total de 3,66 millones de barriles por día.

Como es lógico pensar, en una recesión mundial de la que se habla, los países industrializados comprarán menos petróleo. Por lo que con precios bajos, el gobierno del presidente Chávez tendrá problemas para mantener los planes sociales, lo que podría agravar las tensiones sociales.

El mayor problema de Venezuela es que, aunque los precios del petróleo se han quintuplicado en los últimos seis años, el gasto público ha crecido más que proporcionalmente. Para empeorar las cosas, el gobierno no ha incrementado suficientemente las reservas extranjeras del país para poder afrontar años de vacas flacas y no puede aumentar la producción de petróleo para compensar la caída de precios porque muchas de las instalaciones de PDVSA no se han mantenido adecuadamente.

Pero no menor problema, es el no haber estimulado la producción nacional ni crear el camino propicio para estimular la inversión nacional e internacional; mientras que por el contrario, si se ha estimulado la importación alcanzando niveles no conocidos en el país que con bajos precios del petróleo difícilmente se puedan seguir cubriendo.

»Se acabó la fiesta, y se viene un ajuste muy importante», dice Ramón Espinasa, asesor de energía del Banco Interamericano de Desarrollo y ex jefe de economistas de PDVSA. «Va a ser un choque fuerte respecto de la inercia del aumento del gasto público de los últimos seis años».

Ante la situación descrita, es razonablemente lógico pensar que si el precio del petróleo no mejora, es probable que el año que viene el gobierno recurra a un recorte del gasto público, que aumente el IVA, el impuesto al debito bancario o una combinación de estos e inclusive pudiese devaluar la moneda. Sin embargo, cabría preguntarse ¿por qué tendríamos que pagar los venezolanos nuevos impuestos por la terquedad de unos pocos que se atribuyen el poder de la razón?

Yo particularmente pienso, que la caída del precio del petróleo no le impedirá al Presidente Chávez seguir gastando muy por encima de sus posibilidades durante las próximas semanas, porque la primera prioridad del presidente de Venezuela será ganar las elecciones estatales y municipales del 23 de noviembre.

Y tampoco es probable que la recesión provoque la caída de Chávez del poder. Ahora controla las reservas del Banco Central, que puede usar para absorber un poco el impacto de la crisis y además, no se termina de saber de cuantas reservas se dispone en el presupuesto paralelo, (eso es un secreto bien guardado). Y además, queda el recurso de culpar al »imperio» norteamericano por el inevitable ajuste del cinturón al que deberá someterse Venezuela.

Lo que sí debería verse mermada con los bajos precios del petróleo, es la disponibilidad para las ayudas a los países amigos, la disposición a seguir comprando armas y no descartar a un Chávez menos intrépido, pero con menos gente que le preste atención.

De tal forma, que el año que viene es muy probable que llegue el lobo del cual los economistas, no de la oposición, sino los más nacionalistas han venido alertando, pero que el gobierno se ha venido haciendo de oídos sordos.

Pidámosle a dios que el petróleo no baje tanto, de lo contrario, tendremos otro ajuste. Y cada vez que tenemos un ajuste, los más sacrificados somos los que no hemos roto ningún plato.