Características de las empresas venezolanas en el presente

Generalidades y antecedentes

Es alarmante la realidad empresarial venezolana en el tiempo presente, dado a su improductividad, a la decisión de muchos de sus propietarios de dejar de operar, dado a la incertidumbre de su porvenir, en donde muchos consideran, que el actual escenario turbulento, es riesgoso, incierto, producto de su inestabilidad política, del serio problema que se afronta debido a lo que consideran un peligro para la democracia, como es el Socialismo que el actual gobierno quiere inculcar.

Recuérdese, que Venezuela ha llegado tarde al proceso de industrialización. Se sabe que la instalación de fábricas, empresas no arrancó en firme hasta los años sesenta con la política de sustitución de importaciones, y el desarrollo de la industria pesada data de las inversiones en las empresas de Guayana en los años sesenta y setenta.

Si bien las empresas venezolanas nacen desde el siglo pasado, se considera que no es sino hasta la década de los 60 en que empiezan a florecer la mayor parte de las grandes empresas que hoy se conocen.

Para la época, se dice, las empresas venezolanas eran consideradas como agrícolas y extractoras, con una planta industrial atrasada y rezagada con respecto a su entorno más cercano, con tendencias a la importación de la mayor parte de los bienes consumido por el mercado venezolano.

Posteriormente, y gracias al modelo económico y fiscal implantado, comenzó el crecimiento del sector industrial de manera abrupta. Las pocas empresas que existían tuvieron la oportunidad de crecer en negocios habituales, como en otros totalmente disímiles, disminuyendo así el riesgo de su cartera de inversiones, y permitiéndoles participar en un mercado, aunque pequeño, totalmente protegido, que le brindaba toda la seguridad de mantener la rentabilidad que ellos consideraran adecuada, sin importar: eficiencia, productividad, creación de tecnología o innovación, mucho menos calidad de los productos o servicios ofrecidos.

Se generaron entonces, como nos lo recuerda María Carolina Mijares, participante de la cátedra de Tópicos Gerenciales del Programa de la Especialidad de Postgrado de Gerencia de la Calidad y Productividad de FACES de la UC, oligopolios representados en grupos pertenecientes al sector con el mayor poder económico arraigado en el país, lo cual les permitió mantener su estatus, sin mayores esfuerzos. Esta fase de las empresas se caracterizó, por una bonanza gratuita. Los venezolanos debían comprar lo producido en el país, sin importar su precio o calidad.

Luego, se comenzó a implementar un modelo de apertura, que permitiera al país incorporarse al mercado internacional a mediano plazo. Para ello, a finales de la década de los 70, se comenzó con la disminución paulatina de los aranceles de importación, para instar a los empresarios venezolanos adoptar las previsiones pertinentes para la apertura definitiva del mercado.

Desde luego, ello implicaba la incorporación de criterios de calidad y de productividad a su filosofía de trabajo, con la finalidad de poder competir, en un futuro cercano, con los mercados internacionales y nacionales, pues también las empresas extranjeras tendrían la oportunidad de ingresar para ofrecer sus productos en el país.

También hay otro aspecto que se debe considerar en estos antecedentes, como es la implementación de la política de liberación de precios, que impulsó la competencia interna; y como consecuencia de ello, a la mejora de los indicadores de productividad y calidad de las empresas, iniciando así el proceso definitivo de globalización de mercado.

Definitivamente se observa, que el período de apertura económica se caracterizó por altos ingresos, provenientes del sector petrolero y del endeudamiento, eliminación gradual de las medidas de protección a los empresarios nacionales, eliminación parcial de las exoneraciones fiscales y de los subsidios, poco controles fiscales, política económica aún influenciada por los poderes económicos, moneda inestable, fuga de capitales, altos índices de inflación y la creación de impuestos como el IVA.

No se puede olvidar, además, el efecto que originó las políticas de ofrecer incentivos a las exportaciones no tradicionales, con preferencia en aquellas con alto valor agregado. Este período se ha caracterizado por un contrasentido en las medidas aplicadas que confundió a los entendidos, y a provocar una desconfianza general en nuestras instituciones.

Realidad actual

Al hacer su arribo el presidente actual, el Teniente-Coronel Hugo Chávez y el aparecimiento de la Revolución Bolivariana, que se ha propuesto dar vida al Socialismo que él ha denominado del Siglo XXI, ha originado mucha turbulencia económica, política, inseguridad, que ha repercutido significativamente en el sector empresarial del país mermando su capacidad productiva, especialmente, de productos que no es el del petróleo, principal ingreso económico, provocando el que muchas empresas, especialmente Pymes, dejen de operar, originándose desempleo, improductividad, incremento de tasas impositivas, dependencia de la importación, desabastecimiento, altos precios en la adquisición de alimentos , descontento, conflictos sociales entre otros.

Debilidades

Las empresas venezolanas han sido el resultado de los modelos económicos implementados por los distintos gobiernos; como consecuencia de ello, han sido eminentemente reactivas. La estructura organizativa de las empresas están más ligadas a la reacción de las medidas fiscales impuestas, que a su adecuación a la implementación de estrategias a largo, mediano y corto plazo.

Lo cierto es, que en la fase inicial de la era moderna y aun actualmente, se caracterizan por ser poco competitivas, con alta rentabilidad, muy diversificadas y poco competidas. Han sido poco competitivas porque adolecen de una tecnología moderna, aspecto que han descuidado desde su inicio y que ha hecho que las empresas venezolanas dependan de la tecnología extranjera para su operatividad; a ello se agrega la excesiva protección estatal, así como la incapacidad de establecer estrategias que se anticipen a los cambios que les depara constantemente el entorno.

También se manifiesta, una gran debilidad en lo referente al recurso humano gerencial. De ahí se desprende, la causa de su constante cambio, dificultades y falta de visión.

Otro aspecto significativo es, su mala salud financiera, especialmente ante la realidad de une escenario turbulento, incierto, riesgoso, que no motiva a la inversión. Todavía no se manifiesta una estabilidad por parte del Estado en el orden fiscal y económico; más ahora, que hay una crisis financiera mundial y una baja en los precios del petróleo.

Las empresas tienen bajos niveles de capitalización y, por tanto, altos niveles de endeudamiento.

Hay una ausencia de un liderazgo gerencial más proactivo, visionario, capacitado de acuerdo a los conocimientos de los tópicos gerenciales modernos, al uso inadecuado de las herramientas administrativas.

Estructura organizacional rígida, requiriéndose un rediseño de sus unidades administrativas de acuerdo a la realidad necesaria para hacerlas más eficaces.

Dar paso a sistemas administrativos más eficientes, menos burocráticos, más productivos.

Procesos de producción inadecuados, costosos, muchas veces sin garantía de índices que aseguren un buen aseguramiento de la calidad.

Conclusiones

Es muy importante, que las empresas se identifiquen con su rol, sobre todo ante un escenario inestable como el que se afronta y se de paso a acciones, planes, programas en donde estén involucrados todos sus recursos, avalados por un análisis y acción, en donde se manifieste una gerencia que sea capaz de afrontar los retos, dar paso a las transformaciones que demandan los nuevos cambios y que involucren a equipos de trabajo bien integrados, cohesivos, comprometidos, capacitados, formados que desempeñen sus funciones en pro de las estrategias, acciones que les favorezcan. Debe buscar la gerencia, la manera cómo integrarse y aprovechar las oportunidades que las debilidades del Estado afronta en la operatividad del sector empresarial nacional, e involucrarse en los programas económicos que les permitan actuar.

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