La asertividad

“Nos comportarnos de forma asertiva, cuando defendemos nuestros derechos sin violar los de los demás, y de una forma apropiada expresamos pensamientos, sentimientos y creencias”.-

Realizando una revisión conceptual sobre el tema de la asertividad, encontramos que este termino lo empleó por primera vez Wolpe (citado por Riso 1988), en su libro Psicoterapia Inhibición Reciproca, publicado en 1958, en el cual establece la relación entre asertividad y ansiedad, planteando que el comportamiento asertivo actúa como inhibidor de la respuesta de ansiedad y que, bajo ciertas condiciones, la ansiedad condicionada puede inhibir la expresión del comportamiento asertivo.

Lange y Jakubowoski 1983, citados por Zaldivar Pérez (1994) consideran el comportamiento asertivo como la defensa de los derechos personales y la expresión de los propios pensamientos, sentimientos y creencias de manera abierta, honesta, apropiada y teniendo en consideración el no violar los derechos de las otras personas. La asertividad puede entenderse como la capacidad de un individuo para transmitir a otra persona sus opiniones, creencias o sentimientos de manera eficaz y sin sentirse incómodo.

Riso, W. (2002), dice que una persona es asertiva cuando es capaz de ejercer y/o defender sus derechos personales, como por ejemplo, decir “no”, expresar desacuerdos, dar una opinión contraria y/o expresar sentimientos negativos, sin dejarse manipular, como lo hace el sumiso, y sin manipular ni violar los derechos de los demás, como hace el agresivo.

La conducta asertiva puede tomar dos formas, según varios autores.

1. La oposición asertiva: donde la persona se opone, o rechaza, la conducta o comentario inaceptable de otra persona y trata de conseguir una conducta más aceptable en el futuro.

2. La aceptación asertiva: se refiere a las habilidades de un individuo para transmitir calidez y expresar sentimientos positivos, como cumplidos, elogios, etc. cuando la conducta positiva de estos lo justifica

Así las cosas, encontramos que ser asertivos, es tener la capacidad de hacer valer nuestros derechos, expresar sentimientos ya sean positivos o negativos y efectuar reclamos sin herir al otro ni irrespetarlo, sin sentir ansiedad por ello, buscando la forma más adecuada de decir “no” cuando algo nos desagrada, sin dejarse manipular y sin manipular ni violar los derechos de los demás.

Factores como las pautas de crianza, pueden interferir en la conducta asertiva, pues es en el hogar donde los padres modelan y moldean comportamientos a sus hijos, transmitiéndoles, en algunas ocasiones, ideas erróneas como -entre otras- que los derechos de los demás, siempre están por encima de los propios, y que hacer valer los derechos propios, es signo de egoísmo.

Aunado a lo anterior, encontramos que factores tales como la ansiedad social, los sentimientos negativos, el temor a la critica y al rechazo, las creencias irracionales, el déficit en habilidades sociales, el déficit en la expresión de sentimientos, déficit en comunicación y los malos aprendizajes interfieren también con la conducta asertiva.

A este punto, cabe indicar que cada individuo, a lo largo de su historia personal de aprendizaje, va afianzando miedos tales como: miedo a la forma como responderá el otro, a no saber expresarse, a herir a los demás, a comportarse de forma inapropiada, a sentirse ansioso y, por ende, estos miedos se convierten en obstaculizadores de la conducta asertiva.

También es importante considerar, que algunas personas tienden a confundir asertividad con agresividad, por lo cual se debe tener mucho cuidado, toda vez que el punto central es expresar nuestras emociones, sentimientos, de una forma adecuada, sin llegar a la agresión física y/o verbal.

Ahora bien, un individuo asertivo es aquel que conoce el momento oportuno para expresar sus sentimientos, que no es agresivo, que sabe ejercer adecuadamente el derecho a expresar sus opiniones, que deja a un lado la sumisión, los miedos, que posee un dominio adecuado de su lenguaje verbal y no verbal, que no reprime lo que siente, y que posee la habilidad para liberarse de todo aquello que pueda afectar su salud física y mental.

Si consideramos que las personas inasertivas poseen un déficit en habilidades sociales, un entrenamiento adecuado les ayudará a incrementar las mismas y, por ende, aprenderán a reconocer y expresar los propios sentimientos, a reconocer los sentimientos de los demás, a hacer reclamos y responder a ellos, a hacer peticiones y con ello mejorará su comunicación.

Cuando actuamos de forma asertiva, mejoramos nuestra autoestima, logramos relaciones más funcionales a nivel personal, familiar y laboral, y adicionalmente a ello, una buena conducta asertiva contribuye a la resolución de problemas, al desarrollo de habilidades sociales y al fortalecimiento de la comunicación.

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Referencias:

Riso, W. (1988). Entrenamiento asertivo. Medellín: rayuela

Zaldivar Pérez (1994)

Riso, W. (2002). Cuestión de dignidad. Bogotá: norma.