La esperanza es el comienzo del cambio anhelado

Si como se ha dicho reiterativamente que la inflación continuará  manifestándose en mayor medida a como lo hizo el año pasado, pareciera no quedarle otra alternativa a la elite gobernante que introducir cambios en su política económica, de lo contrario ¿cómo podrán las familias adquirir  los productos y servicios más básicos? Es decir, ¿con qué ingresos, si más del 90%  de la gente no gana para pagar los precios que imperan en el mercado?  En otras palabras, de lo que se trata es de buscar – una solución a corto plazo – al grave problema que aqueja a la población  o agrandar la desgracia que la población enfrenta, que por demás, pudiera ser caldo de cultivo para estimular manifestaciones sociales siempre peligrosas por el riesgo que representan.

En base a lo anterior queremos reflexionar al respecto, empezando por decir: Que la historia nos demuestra que ^los países no se acaban^, lo que si es cierto, es que cuando han tenido gobiernos equivocados en su pensamiento político, autoritarios, ineficientes y corruptos  han transitado por períodos con resultados muy nefastos. Sin embargo, el tiempo les ha proporcionado el momento de su recomposición, tal como ha sido la experiencia de muchos de los países Latinoamericanos. En el caso nuestro,  pudiera alegarse que este mal gobierno ha sido muy largo, que no nos merecíamos haberlo tenido, pero nos sucedió. Por lo que ahora, le corresponde a la sociedad impregnarse de una buena dosis de esperanza y luchar cívicamente por el anhelado rescate.

Entender que a pesar de las vicisitudes que hemos enfrentado, la esperanza de los venezolanos no se ha perdido, es tan grande que nunca podrá ser vencida, es cuestión de tiempo, no nos desesperemos. Más cuando las encuestas coinciden en ilustrar que cerca del 90% de la población considera que se debe cambiar el modelo económico que nos han tratado de imponer con resultados evidentemente negativos. La gran mayoría de la corriente gubernamental  sabe que los resultados son malos, el hecho es que están entrampados en la tela de araña que fabricaron. Por eso es que se afirma que es cuestión de tiempo, por lo que requeriremos de  paciencia.

Pero de estas reflexiones que frecuentemente realizan  los especialistas y los no tantos, se concluye que no bastará con cambiar de gobierno o de gobernantes, sí  no logramos que toda nuestra gente entienda que se requiere el cambio de las conductas individuales atrofiadas que hoy caracterizan la sociedad venezolana. Es por eso que, necesitamos desarrollar y agrandar en nuestra  gente, la dosis de la esperanza, la motivación, la disciplina en sus quehaceres, la honestidad para  ser buen empresario, buen trabajador, buen estudiante, buen ciudadano.  No nos ceguemos el peor daño que se le ha hecho a la sociedad es trastocarla en casi todos sus niveles, aquí hay civiles  y militares haciendo mucho daño, y este país no era así. Tenemos una población muy egoísta donde los valores de la educación, la honestidad y la convivencia ciudadana dejan mucho que desear.

En general,  le corresponde a las organizaciones tanto públicas como privadas, empresariales o gubernamentales, a las sin fines de lucro, a las familias y a los individuos comprometerse a recomponer el país. Ese que estamos anhelando, el que se nos fue de las manos y que ha ocasionado que se comprometa el futuro de nuestros hijos. Y afirmo que no es poca cosa, se trata del futuro de nuestra gente.

Por tanto, la invitación es a ver el fracaso vivido como una experiencia de la cual aprendamos. En otras palabras,  la oportunidad verdadera es comenzar de nuevo ya que  si le ponemos  la voluntad,  el coraje y la honestidad necesaria, este podría ser el comienzo del cambio anhelado. Es por eso que la solución depende de nosotros mismos, es nuestra responsabilidad.

 

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