Venezuela acelera su empobrecimiento


El país produjo bienes y servicios inferiores a la mitad de lo que se producía cinco años atrás.

Desde hace buen tiempo atrás, se afirma que este país en vez de generar riqueza debido a su alta potencialidad productiva se ha empobrecido más de lo que pudiera pensarse. Una contracción económica (+ al 50%), resultante de una recesión que se inició en el 2014 y que continúa empeorando hasta ser catalogada por los organismos internacionales FMI y BM como la peor crisis histórica de Latinoamérica.

No obstante, esas previsiones ya desalentadoras parecieran quedarse cortas ante los hechos de este mes de abril donde anuncios gubernamentales relativos a los nuevos ajustes del salario mínimo, evidencian el cambio de la estrategia de restricción de la liquidez monetaria con lo que se había estado controlando la hiperinflación en el primer trimestre de este año, para acelerar de nuevo la emisión de dinero. la cual tuvo un alza de 25% en la tasa DICOM en los primeros 15 días del presente mes, y que según las proyecciones de los especialistas financieros pudiese alcanzar para finales de mes, una tasa de incremento de aproximadamente 30%. Y no estamos haciendo referencia al mercado paralelo, el cual se estima alrededor de 6.000 Bs/$ para final del mes de abril.

Como era de esperarse, solo el anuncio del nuevo incremento del salario mínimo para el 1° de Mayo ha desatado la espiral inflacionaria reciente ya mencionada; pero que en definitiva lo que hace, es reducir cada vez más la capacidad adquisitiva de las familias venezolanas impidiendo cubrir sus necesidades básicas de alimentación, salud y seguridad social-

Desde el punto de vista económico, la estrategia de acelerar nuevamente la emisión de dinero inorgánico, lo que ocasiona es una expansión de la brecha entre los que más tienen (10%) y los que tienen menos. Por tanto, cabría esperar que los más desposeídos presionarán a los gobernantes para que les ofrezcan más oportunidades de empleo, mejores salarios y mayor nivel de vida, pero esos personajes lo que hacen es dilapidar los escasos recursos, malversar los fondos generados por concepto de ingresos petrolero y minero, acabar con un elevado número de empresas privadas y no conforme con eso han endeudado al país en cantidades jamás imaginadas. Por lo que pudiera pensarse, que por ahí no va la solución.

Es dable pensar que los recientes incrementos compulsivos de salarios anunciados lo que ocasionarán es más desconcierto y miedo, especialmente en las empresas pequeñas que no pueden soportar esos costos de mano de obra, no quedándoles otra alternativa que cerrar o despedir trabajadores. En fin, ese incremento del sueldo mínimo lo que hará es generar más pobreza y convertir ese supuesto incremento en sal y agua. Mientras no haya incremento en la productividad de la producción esos incrementos no surtirán el efecto deseado, lo otro es pura ilusión óptica o una falsa realidad.

A los aspectos comentados y relativos al empobrecimiento de la población, se agrega la discriminación descarada de la actuación gubernamental al interesarse realmente solo por aquellos que les garantizan su lealtad para sostenerse en el poder. En otras palabras, los miembros del partido gobernante actúan de manera criminal ante la distribución de los recursos y alimentos afectando a las familias de la clase media, que, por reprocharles su nefasta actuación gubernamental, los dejan por fuera de los pocos alimentos y medicinas que adquieren con las divisas preferenciales.

No es justo que los profesionales y técnicos del país, es decir, la clase media no pueda adquirir un vehículo ni una vivienda porque su salario apenas si les alcanza para subsistir. La clase política gobernante debe cambiar su modelo económico inmediatamente, de lo contrario el país se ira por un despeñadero, del cual nos toque agrandar las calamidades por la soberbia de imponer una filosofía que el pueblo no quiere, porque está convencido que por ahí no queda el futuro. Y recuérdese que un país sin una clase media fuerte, no va para ningún lado.

Para mala fortuna las necesidades de la gente son, como nunca antes, aún más considerables. En tanto, las empresas y fábricas que aún no se han ido del país o que no han cerrado trabajan a un tercio de su capacidad porque no disponen de los insumos, materias primas, buenos servicios ni facilidades para producir. Cada vez observan que sus ventas disminuyen por falta de compradores para sus productos y servicios. Esta es la tragedia de la pobreza en medio de una potencial riqueza de la que dispone el país y que ha sido dilapidada y malversada por quienes han dirigido a la nación por el peor camino que se conozca la nación.

Después de todo, los mercados están compuestos por personas con necesidades y poder adquisitivo, pero este último en Venezuela es muy escaso. Ante la situación descrita es necesario comprender que la solución pasa por la corresponsabilidad de todos, si hay sacrificios los debemos hacer todos. Es ofrecer más a cambio de menos en lugar que más a cambio de más. Los empresarios, la elite gubernamental y en general los que más tienen deberían ser más solidarios, ¨no es justo que el sacrificio recaiga en quien menos tiene¨ y los empresarios por favor olvídense – aunque sea mientras nos recuperamos y capeamos la mala gestión gubernamental – de las elevadas ganancias a las que han estado acostumbrados. Para nadie es un secreto, que los márgenes de ganancias en este país, especialmente los que provienen de la distribución comercial, son muy superiores a los de otros países de la región. ¿Donde se ha visto, que el sector de la distribución comercial (compra y venta) obtenga más beneficios que el productor o fabricante que a la final es quien corre la mayoría de los riesgos empresariales?

Por último, desde el punto de vista social y más humano se vive un período de desmembramiento familiar, donde especialmente los más jóvenes y no tan jóvenes ante la imposibilidad de tener un trabajo con una compensación adecuada que les permita adquirir una vivienda y al menos un pequeño vehículo, optan cada vez más, por emigrar a costa de abandonar sus núcleos familiares y someterse a sacrificios de los cuales nunca se imaginaron.