10,1% en mayo. ¿Repuntará la inflación?

El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), recién le informó al País sobre su cálculo respecto a la tasa de inflación habida el pasado mes de mayo, siendo el valor de dicha tasa la que sirve de título al presente artículo.

El pasado mes de abril la misma se situó -de acuerdo al OVF- en 3.6 %; luego, la tasa de inflación fue en mayo 2.8 veces respecto a abril.

*¿Qué pasó? *

Simple: la política antiinflacionaria del gobierno se circunscribe, esencialmente, a mantener estable la tasa de cambio mediante la inyección de divisas – USD y euros- a las mesas de cambio de la banca-; de modo, que cuando la precitada inyección de divisas no cubre la brecha corriente entre la demanda y la oferta de dólares, pues, la moneda norteamericana se «desliza» o devalúa nominalmente, impactando el sistema interno de precios al alza.

Es, precisamente, lo que recientemente ha sucedido, claro, además de la inflación importada que se incorpora a los precios vigentes, esta última debido a la brutal invasión rusa a Ucrania, que ha impactado, mayormente a los comodities energéticos y agroalimentarios.

Por ahora, nos concentraremos en las variaciones habidas en la tasa de cambio, dejando, lo concerniente a la «inflación importada» para un próximo artículo, dada la relevancia que comporta para el venezolano común.

En abril la cotización del dólar al cambio en bolívares pasó de 4.61 a inicio de mes a 4.70 para finales de mes, su depreciación fue de sólo 2 %, lo que explica que la tasa de inflación sólo aumento 3.6 %; pero en mayo la tasa de cambio arrancó en 4.70 y terminó en 5.44 bs/$, lo que significa que la devaluación fue de 13.6 %.  Es decir, en mayo respecto a abril la tasa de devaluación se multiplico por un factor de 4, y, para un País donde los bienes y servicios importados constituyen el rubro de mayor peso relativo en la conformación de su Oferta Agregada, pues, su impacto en el sistema interno de precios es significativo.

*La insostenibilidad de la actual política antiinflacionaria*

El gobierno comenzó su política de inyección de divisas internamente a través del Sistema Financiero en julio del 2019; claro, en montos pocos significativos, dado la ausencia de un stock importante en Reservas Internacionales. 

La acreditación  de Derechos Especiales de Giro, DEG, -dinero no físico con poder de compra internacional  emitido por el FMI- más el leve aumento habido en las exportaciones de petróleo acompañado de incrementos sustanciales en sus precios-, le han permitido al gobierno fortalecer la política en cuestión.

Siendo que en lo que va de año ha sufragado 30 % más que lo erogado en todo 2021 por tal concepto (USD 2.000 M vs. USD 1.550 M)

Mantener estable la tasa de cambio en lo que resta de año, de modo, que la tasa de inflación sea de dos dígitos altos, lo cuál sería ostensiblemente menor que la observada en 2021 (686 %), requiere la inyección de divisas al sistema bancario por el orden de los 3.500 a 4.000 millones de USD, monto que luce improbable de cumplir, tanto por lo disminuido de nuestro stock en activos externos, como por los inconvenientes que acarreará a la caótica industria petrolera nacional,  la decisión de China de privilegiar las importaciones de hidrocarburos rusos, sobre los iraníes y/o venezolanos, amen que por la misma razón, el País confrontará problemas para la importación de diluentes, necesarios para hacer comerciables los crudos pesados y extrapesados que predominan en el stock de producción petrolera de la Nación.

*Además de insostenible, es equivocada*

Una situación de estabilidad de precios, esto es, tasa de inflación de un digito bajo -menos de 5 % interanual-, cómo la tiene Colombia, Costa Rica, Chile, Uruguay etc., la cuál es condición necesaria si queremos construir un sector exportador no petrolero de importancia relativa,  es el resultado de una Política Económica coherentemente estructurada que impacte positivamente un conjunto muy diverso  de variables, las cuales, determinan, de un lado la demanda agregada de bienes y servicios que realizan los consumidores, los inversionistas, el gobierno en todos sus niveles y el sector externo de la economía, cómo también, de otro lado, a las empresas que al final, son los que proveen los bienes que los agentes económicos demandan, siendo que la totalidad de bienes y servicios que se ofrecen depende de la dotación de bienes de capital con que se cuente, del stock de recursos tecnológicos, que actúan sobre la productividad de los factores, del peso relativo del salario respecto al valor del producto ofrecido y, no menos importante, de las «expectativas» que quienes producen bienes se forman en cuanto al contexto económico y socio-político en que se desenvuelven, con proyección a futuro.

Y según se relacione esa demanda total de bienes y servicios por toda la sociedad en un período determinado respecto a lo que efectivamente las empresas -pequeñas, medianas, grandes e importaciones- ofrecen al mercado, entonces, se formaran los distintos precios en una multitud de «mercados». 

Si se presenta un exceso de oferta agregada sobre la demanda, los precios tenderán a bajar, si hay libertad de precios; por el contrario, si hay un exceso de demanda sobre la oferta, luego, los precios tenderán a subir.

*La historia continua*

Habrán tantos precios cómo artículos se expendan, luego, promediar un precio  para toda la economía, exige -tarea que oficialmente corresponde a los Bancos Centrales-: 1) seleccionar una canasta representativa de consumo de una «familia típica», y agruparlos de acuerdo a características comunes, 2) ponderar la importancia relativa de cada conjunto especifico de bienes y servicios, 3) monitorear el comportamiento de los precios en sitios de ventas, previamente determinados, 4) calcular el incremento -o, decrecimiento, si fuera el caso-, partiendo de un año base, 5) construir el Índice de Precios, 6) presentar los cambios de precios en valores  porcentuales en forma de Índice Nacional de Precios  al Consumidor (INPC).

*A modo de redondeo*

En fin, un País que goce de estabilidad de precios, que además, sea sostenible en el tiempo, requiere de burócratas que gestionen la economía con conocimientos y seriedad, dando por hecho, un marco jurídico que brinde seguridad a todos los que participan en el «mágico» mundo de generar riquezas, amén de una estructura institucional que impulse, promueva, agilice, facilite y produzca las sinergias en todos los actores involucrados.

Resultaría necio explicar que el País adolece, actualmente, de casi todo lo mencionado en el párrafo anterior.

El gobierno reduce, esencialmente, su Política Antiinflacionaria al permitir casi libremente importaciones a bajísimos pagos arancelarios y a estabilizar la tasa de cambio mediante la estrategia ya explicada. La pregunta obvia es: ¿cuándo bajen los precios del petróleo, que bajarán, cómo mantendremos estable la relación $/bs? O, si las sanciones comerciales y financieras no son abolidas totalmente al no garantizarle el gobierno a la Comunidad Internacional un proceso electoral Presidencial justo, libre y equitativo, lo que a todo efecto práctico significará la imposibilidad de reconstruir la Industria Petrolera Nacional, ¿con qué recursos externos, esto es, divisas, normalizaremos el mercado cambiario? Reiteramos: es insostenible. Pero además, no está siendo efectiva, dado que se carece del musculo financiero para cubrir, cómo dijimos arriba, la brecha entre la demanda corriente de USD y su correspondiente oferta.

De otro lado, si no es sostenible, evidentemente, se están malgastando recursos, entonces, es una política, también equivocada.

El repunte observado en el Índice de Precios en el mes de mayo es la evidencia empírica de lo que señalamos. Y creemos que la inflación seguirá su ascenso.

¿Por qué costará tanto entender lo que es tan obvio?

Naturalmente, porque lo económico está supeditado al objetivo de una «coalición gobernante» de permanecer en el poder, al costo que sea, por el medio que sea, por «sécula seculorum». Bien para unos poquitos…malísimo, trágico, diría yo, para la inmensa mayoría de venezolanos.