Acuicultura, el futuro de la pesca

Alex Fernández Muerza – Los recursos marinos y fluviales están cada vez más explotados. La acuicultura podría ser la solución para cubrir el creciente consumo de pescado en el mundo. Para ello, los impulsores de este sector deberán resolver diversos desafíos. Sus procesos productivos, su gestión de los residuos, su información a los consumidores o los posibles impactos en el medio ambiente son algunos aspectos que deben mejorar.

Acuicultura, posible solución a la sobrepesca

La pesca mundial se estancará en los próximos 30 años y la acuicultura, o cría en cautividad de especies acuáticas, será la única opción para satisfacer la creciente demanda de pescado. Así lo señalan desde la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que denuncia que más de la mitad de las 600 especies de valor comercial están explotadas al completo. A pesar de ello, el consumo mundial de pescado se ha duplicado en menos de un siglo. Sin la acuicultura, no hubiera sido posible.

La pesca convencional continuará en las próximas décadas, pero las capturas no aumentarán. La acuicultura deberá cubrir el incremento de la demanda registrado en los últimos 30 años. Jennifer Jacquet, investigadora de la Universidad British Columbia (Canadá), afirma que «no es probable que nos quedemos sin pesca en 2048. Por lo menos, tendremos peces de acuicultura para que el consumidor resulte menos afectado que la cantidad que se pierde en los océanos. Un 50% de los pescados del mercado occidental proviene en la actualidad de granjas de peces, una tendencia que ha ocurrido en los últimos 30 años».

La FAO asegura que es el sector productivo alimentario con el mayor crecimiento en todo el mundo y recomienda potenciar aun más esta actividad, por su gran contribución a la seguridad alimenticia, además de ser una fuente de ingresos y empleo.

La Comisión Europea (CE) señala como una necesidad estratégica el impulso de la acuicultura sostenible en la UE, y se plantea estimular la competitividad de este sector en los Estados miembros (la producción en la UE está estancada desde 2000). Los responsables comunitarios fomentarán los métodos de producción ecológicos, además de los actuales elevados niveles de sanidad y bienestar animal, la protección del consumidor y la divulgación de las ventajas de estos productos saludables, ricos en omega 3. Diversos expertos hablan incluso de una «revolución azul» para los próximos años.

Claves para mejorar la acuicultura

Según la Sociedad Mundial de Acuicultura, el futuro del sector debe basarse en la innovación, el desarrollo tecnológico, las prácticas sostenibles y la diversificación de especies cultivadas. Los impulsores de este sector deberán hacer frente a una serie de desafíos:

Mejorar sus procesos productivos: las instalaciones de acuicultura no se pueden desarrollar en cualquier sitio. La Fundación Observatorio Español de Acuicultura (FOESA), una organización bajo el protectorado del Ministerio de Medio Ambiente (MARM), destaca la importancia de contar con emplazamientos óptimos para la viabilidad de esta actividad. Los productores recuerdan que son los mayores interesados en tener la mejor calidad del agua para sus animales.

El sector también trabaja en la optimización y mejora de las instalaciones y fomenta una gestión más sostenible en todos sus aspectos. El objetivo final es aumentar el rendimiento en el menor espacio posible, respetar el entorno y obtener la mejor calidad en los productos. La acuicultura es una actividad que tiene mucho camino por recorrer, porque los procesos no están tan estandarizados como en otros sectores alimentarios, explican desde el grupo de investigación Acuicultura y Calidad de los Productos Acuáticos (AQUAL) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).

El impulso de iniciativas basadas en criterios sostenibles resulta primordial. En Málaga una agrupación de expertos en acuicultura, productores y administraciones ha creado AquaNostrum, la Red de Acuicultura Sostenible y Ecológica. Su objetivo es sumar esfuerzos en materia de investigación, intercambio de experiencias y formación.

El futuro de la acuicultura debe basarse en la innovación, el desarrollo tecnológico, las prácticas sostenibles y la diversificación de especies cultivadas

Gestionar de forma adecuada sus residuos: las instalaciones tienen que tratar de forma respetuosa con el entorno los excrementos de los animales, los piensos no ingeridos, etc. El cultivo de especies de diferentes niveles tróficos, como carnívoras y herbívoras, de manera que una especie se alimenta del residuo de otra, podría ser una opción. También se sugieren sistemas que combinen la agricultura y la acuicultura. En Asia, los productores de arroz utilizan ciertas especies de peces para combatir plagas de este cereal. Además, aprovechan el limo del fondo para fertilizar las tierras. Los denominados cultivos acuapónicos producen vegetales y animales acuáticos en un ciclo que aprovecha los diferentes elementos. No obstante, este sistema es muy minoritario.

Mejorar su imagen y concienciar a los consumidores: La FOESA reconoce que esta actividad tiene en ocasiones una imagen negativa con respecto a su impacto en el medio ambiente. Entre los principales motivos, el desconocimiento y la confluencia de usos y competitividad en las zonas litorales, en especial en el Mediterráneo, donde las comunidades locales y los turistas la consideran una actividad contaminadora y perjudicial para sus intereses.

Los impulsores de este sector tienen que informar y concienciar a los consumidores de manera adecuada, con mensajes claros y veraces sobre la calidad de los productos (tan saludables como los obtenidos de forma convencional), el cuidado de la normativa o los esfuerzos en materia medioambiental. Por su parte, los ciudadanos también deben hacer un consumo más sostenible, de forma que se fomente y premie los procesos, especies y prácticas más respetuosas con el medio ambiente y los aspectos socioeconómicos.

Críticas a la acuicultura

Los detractores de la acuicultura la consideran una actividad capaz de causar mayores impactos ambientales que la pesca de captura e, incluso, de incrementar la sobreexplotación de los caladeros si no se realiza de forma correcta y sostenible. Si no se instalan y gestionan de forma adecuada, sostienen, las piscifactorías pueden destruir zonas naturales delicadas, como manglares y tierras húmedas, contaminar el hábitat acuático y reducir el agua potable, o aumentar la invasión de especies exóticas. Desde la FOESA recuerdan que en Europa los procesos están muy controlados y no se dan este tipo de situaciones.

En 2001, un equipo de científicos de la Universidad de British Columbia y del Centro de Alimentación y Recursos Marinos de Hawai calculaba que hacían falta varios kilos de pescado salvaje para producir un kilo de salmón cultivado u otros peces carnívoros, como las anguilas o la lubina. Sin embargo, la FOESA afirma que para producir un kilo de salmón Atlántico se necesitan 1,2 kilos de pienso. Sus responsables recuerdan los índices de conversión alimenticia de otras especies de consumo habitual, como el pollo (2,1 kilos de pienso), el cerdo (3,5 kilos) o la vaca (8 kilos).

WWF apunta que la cría de peces (sobre todo salmón, trucha, atún, lubina, dorada y bacalao) y crustáceos consume el 70% de la producción mundial de aceite de pescado y el 34% del pescado de mesa, y destaca el caso del atún rojo, que requiere 20 kilos de alimento por cada kilo producido.
Los defensores de este sector subrayan que solo un 15% de la producción total depende de las capturas para su alimentación. Según la FAO, el 80% del pescado de acuicultura en el mundo es herbívoro u omnívoro, producido para consumo local, y es una fuente vital de alimento para muchas zonas pobres.

A pesar del incremento de los peces de cultivo carnívoros, la captura de su alimento, sobre todo anchovetas, capelanes y sardinas, no ha aumentado, debido a la disminución del uso de estas harinas para alimentar a pollos y cerdos. Sin embargo, algunos expertos recuerdan que los precios de estas harinas podrían aumentar y, por ello, habría que buscar otras alternativas. El sector acuícola trabaja desde hace años en la mejora de los piensos y hay proyectos de investigación destinados a este fin, como Cenit-Acuisost.

Los productores acuícolas afirman que los controles son cada vez más severos y que la producción de alimentos sanos y sostenibles responde a una demanda en aumento por parte de los consumidores. Tras varias décadas de investigación, se han perfeccionado los métodos de cultivo, la salud de los peces y su nutrición, se ha reducido el uso de antibióticos y productos terapéuticos, y se ha mejorado el crecimiento, subrayan desde el sector.

Sin embargo, las voces críticas afirman que no ofrecen información fiable y que algunas de estas empresas optan por trasladar su producción a países con legislaciones menos exigentes. Desde la FOESA se matiza que en ocasiones los productores se trasladan a otros países por la falta de oportunidades de negocio en Europa y España.

Ante el aumento de la población y el consumo de pescado, la acuicultura se posiciona como alternativa a la sobreexplotación de los caladeros. La investigación, la innovación y el desarrollo son la base en la que se sustenta el sector acuícola para llevar a cabo procesos cada vez más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2006/12/18/158208.php