Adviento: tiempo de amor, de paz, de tolerancia y de fe

“Es tiempo en el cual debemos recordar que hemos de estar preparados porque no sabemos ni el día ni la hora. Es tiempo para preparar sitio para dejar que Jesús nazca en nuestros corazones”.

L. Católica 

El Adviento es el primer período del año litúrgico cristiano católico, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo. Su duración puede variar de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de Navidad. Los fieles lo consideran un tiempo de reflexión y perdón.

Durante el Adviento, se coloca en las iglesias -y también en algunos hogares- una corona de ramas de pino, llamada “Corona de Adviento”, con cuatro velas, una para cada domingo. Cada domingo representa un escenario religioso diferente. Primer domingo: la vigilancia en espera de la venida del Señor; segundo domingo: la conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista; tercer domingo: el testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo; y el cuarto: el anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Hay una pequeña tradición de este tiempo: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en cada semana, por ejemplo: el amor, la paz, la tolerancia, y la fe, respectivamente.

En estos tiempos de crisis, jamás vivida en Venezuela, sería interesante que todos los líderes públicos y privados, así como los religiosos hagan un gran esfuerzo por sembrar y abonar en todo este período, y… ¡para siempre! esas cuatro virtudes necesarias e indispensables para el progreso, tranquilidad y crecimiento humano.

Este tiempo de Adviento tiene tres finalidades muy claras:

– Recordar el pasado: celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús. El Señor ya vino y nació en Belén. Ésta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como un hombre entre los hombres. Ésta fue su primera venida.

– Vivir el presente lo actual de la vida diaria la "presencia de Jesucristo" para todo el mundo. Vivir siempre vigilantes, marchando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.

– Preparar el futuro: Se trata de prepararse para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la "majestad de su gloria". Entonces, vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones y premiará con el Cielo a los que han creído en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Se espera su venida gloriosa que traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.

Una vez más está cerca la Navidad, al nacimiento de Nuestro Señor Jesús. Los fieles se preparan para recibir la luz que -de nuevo- iluminará el mundo. Esta preparación se realiza durante este tiempo de Adviento, tiempo en el que se debe acomodar el espíritu de cada persona para el significado trascendental del Nacimiento del Niño Jesús, figura central de la Navidad.

El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa “venida” o llegada. Durante este tiempo, el color usado en la liturgia de la iglesia católica es el morado. Comienza un nuevo año litúrgico en esta Iglesia. El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor y todo lo que ella implica.

Es bueno recordar que todos los años, durante este tiempo, también se festejan dos importantes celebraciones relacionadas con la Virgen María. La primera de estas importantes citas es el día 8 de diciembre. En esta fecha se conmemora que la Virgen María, a diferencia de los demás seres humanos, como futura madre de Cristo, no fue alcanzada por el pecado original, sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado. Es el Día de la Inmaculada Concepción. La segunda es el día 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. Durante esta celebración se festeja la aparición en México de Nuestra Señora de Guadalupe al indio San Juan Diego y a su tío Juan Bernardino en el año 1531. En este día se conmemoran las apariciones marianas de la imagen de la Virgen de Guadalupe en tal país.

En esta preparación espiritual tienen un papel fundamental las velas y las coronas de Adviento. Herramientas que se emplean cada domingo de dicho lapso para preparar el cuerpo y el alma de todas las personas para la llegada del Salvador Jesús.

Las cuatro velas suelen ser colocadas en la corona antes dicha. Esta tradición está actualmente muy extendida por parroquias y hogares en el mundo cristiano.

Las coronas para Adviento suelen estar adornadas por algún tipo de vegetación verde. Estas ramas, a través de su color, trasmiten la esperanza que debe nacer en cada corazón por la proximidad del nacimiento del Niño Jesús, la Navidad. Esperanza en la vida eterna que será alcanzada por la Redención de Jesús. Y, por supuesto, esperanza en Dios Todopoderoso que -en su inmensa gloria- perdona los pecados de los mortales.

Las coronas para Adviento suelen tener una forma circular. Con esta forma sin principios ni fin, lo cual transmite el amor infinito de Dios. También recuerda que se debe emular a Jesucristo extendiendo su amor y misericordia a todos los prójimos.

Las velas y la corona de Adviento, además del Cirio Pascual para Semana Santa, son uno de los consumibles litúrgicos más importantes de cualquier parroquia.

En la actualidad se están empleando dos combinaciones de colores; la primera y quizá la más popular, es aquella en la se ponen cuatro velas, cada una de ellas en uno de los cuatro colores litúrgicos, es decir, una roja, una verde, una morada y una blanca. La segunda opción es poner tres velas de Adviento moradas y una color rosa. Esta última significa el gozo, la cual se enciende el tercer domingo, el Guadete. Es el nombre que recibe el tercer domingo de Adviento en el calendario litúrgico.

Es un período del Año Litúrgico lleno de esperanza, por la proximidad del Nacimiento de Jesús y de arrepentimiento de los pecados y el cumplimiento de la penitencia. El color litúrgico es el morado ­–como fue señalado en párrafos anteriores–,como símbolo de penitencia. El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.

Se puede hablar de dos partes del Adviento. Primera Parte: desde el primer domingo al día 16 de Diciembre, con marcado carácter escatológico. De la escatología o relacionado con esta parte de la teología. Segunda parte: desde el 17 de Diciembre al 24, es la llamada “Semana Santa” de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en la historia, la Navidad.

Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesia ofrece para la venida del Señor Jesús.

También en estos días se coloca el pesebre, signo de sencillez, y se arma el Árbol, símbolo de la vida. Todos estos gestos externos son muy hermosos, pero solo “ruido” si se recuerda día a día lo esencial que Cristo no se cansa de nacer una y otra vez en cada uno de los corazones de las personas, con todo lo que eso implica.

Adviento, más que nada, es tiempo de dar y recibir. Es tiempo de perdonar y de enmendar. Es tiempo de confiar en que la semilla del Yo divino, hace rato que ha empezado a germinar.