Ahora a gobernar

(Redacción) – Pbro. Luis Ugalde, Rector Ucab – Ganó la democracia en Venezuela. La defendimos contra una locura, como sería el establecimiento de un totalitarismo cubanoide. El domingo la mayoría, de un signo y de otro, saliò a defender el artículo 2 de la Constitución bolivariana que debemos convertir en tarea de gobierno de todos los venezolanos: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo política” (Art. 2).

Obviamente, esta no es la realidad venezolana, pero sí el horizonte de nuestro deseo democrático. Por eso, nuestra batalla (aunque el Presidente se obstinó en lo contrario) no fue contra Chávez, que debe gobernar cinco años más, de manera muy distinta.

La defensa de este artículo no es una batalla de papel, para redactar otro papel, así se llame Constitución. El reto de todos es la difícil transformación de nuestra realidad que la contradice.
Gracias a los estudiantes, hemos frenado a tiempo para evitar la caída al precipicio, pero sería irresponsable dar rienda suelta a la fiesta. Los estudiantes no deben olvidar nunca que las malas prácticas, de ahora y de antes, hacen que Venezuela esté muy lejos de ser “un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”. Aquí no prevalece “la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social”.

El gobierno tiene una terrible deuda social, luego de nueve años en el poder. Ahora le toca gobernar en serio: combatir la corrupción, inseguridad, la falta de empleo productivo y de vivienda, y de oportunidades de vida para tantos y tantos… Los que no somos gobierno tenemos una formidable tarea que no se resuelve yéndose del país, ni con la abstención frívola. La Iglesia tiene una deuda profunda con la evangélica “opción preferencial por los pobres”, que no la podrá pagar sino abriendo sus tesoros espirituales y entregándolos a la gente creyente para construir el país que estamos lejos de ser.

Este domingo, luego de votar temprano, fui a decir la Misa por Venezuela. El “salmo responsorial”, tomado de los viejos salmos judíos, me habló con fuerza sobre lo que tenemos que hacer los venezolanos:
“Jerusalén, [Venezuela]: que haya paz entre aquellos que te aman, que haya paz dentro de las murallas y que reine la paz en cada casa”. “Por el amor que tengo a mis hermanos, [chavistas o no], voy a decir: La paz esté contigo. Y por la casa del Señor, mí Dios, pediré para ti todos los bienes” (Salmo 121).

La soberbia llevó al gobierno a retarnos con la concentración de poder en el Presidente. Por ello perdió tres millones de votos y sólo 27% (algo más de 4 de 16) de los venezolanos (muchos obligados y engañados) dijeron sí a la nueva constitución totalitaria.

Dura y merecida lección para el gobierno ensoberbecido. También debe serlo para quienes asustados desean volver al pasado. La deuda social acumulada requiere lo mejor de nosotros para un cambio social y político verdadero y realista, lejos de privilegios y de mesianismos engañosos.

¿Sabremos construir para hacer realidad lo formulado en el artículo 2 de la Constitución?
Gran reto para el país, pero sobre todo para los estudiantes, pues está visto que sin ellos carecemos de fuerza para soñar y lograr lo que es justo. Ellos a su vez tienen que seguir aprendiendo.
Jesús, en una de sus enseñanzas más extrañas, paradójicas e inspiradoras, llamadas “bienaventuranzas” nos dice:“Felices los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios”, (Mateo 5,9). Sabemos que no hay paz sin justicia construida en libertad, que abrace la diversidad de los venezolanos.

Gracias Venezuela por este bello triunfo contra el intento autoritario. Ahora todos a gobernar, es decir construir, en un año 2008 particularmente difícil, cada uno (gobierno, oposiciones, iglesias, universidades, empresarios…) desde su puesto.

Y ustedes estudiantes, sigan enarbolando su conciencia para convertirla en fuerza espiritual contagiosa y apasionada en la construcción efectiva de paz y vida para los venezolanos. Juntos podemos.

Fuente: www.ucab.edu.ve