Aproximaciones en torno al dólar paralelo

La gente lo aborda a uno en cualquier parte. Profesor, ¿a cuánto está el dólar hoy?, ¿usted cree que el dólar va a seguir subiendo?, ¿hasta cuánto puede llegar el precio del dólar? La gente cree que uno sabe cosas que casi nadie sabe.

Son preguntas angustiadas hechas por una población que observa que, debido a la hiperinflación y otros desequilibrios macroeconómicos, el bolívar se diluye entre sus manos como si fuera de hielo, que una creciente cantidad de transacciones se están pactando en dólares cada día más costosos y que, frente a esa calamitosa situación, casi la única forma de cobertura disponible es la adquisición de la vilipendiada moneda del imperio.

Pero, tal vez, el mayor temor que subyace en las preguntas anteriores, está referido a la posibilidad de comprar, en un “mercado” imprevisible, un dólar por un precio y que luego ese precio baje por debajo de la cantidad pagada. En esta situación, el comprador tendría que asumir una pérdida cambiaria para la cual no hay garantías de ser recuperada en transacciones posteriores.

Otras personas, tal vez las mejores informadas, intuyen que el dólar va a seguir subiendo, pero les preocupa que no lo haga en la proporción deseada. Es decir, en una proporción que pueda cubrir los gastos causados por el financiamiento y que, además, genere una ganancia razonable por los riesgos asumidos en la inversión.

Aventurarse a responder las preguntas anteriores; en una economía desequilibrada en casi todas las variables, sin información económica y financiera fiable, sin la existencia de un mercado formal de divisas y con una inestabilidad política de larga data es, por decir lo menos, imprudente. No obstante esto, en las siguientes líneas intentaré exponer, sin mas terminología técnica que la necesaria, algunos argumentos que posiblemente orienten a mis amigos y al público interesado, sobre el tema de las fluctuaciones del dólar paralelo en los meses finales del presente año.

Opino que lo primero que un particular o un inversionista debe saber sobre este tema, es que en Venezuela no hay un mercado formal para la adquisición y venta de ese dólar que llamamos “paralelo”. Lo que existe actualmente no puede llamarse propiamente un mercado porque no cumple con las exigencias requeridas para serlo: No hay suficiente oferta y vendedores, la demanda tiende a ser ilimitada, los actores del sistema no cuentan con la debida información y no actúan con la independencia mutua que sus intereses contrapuestos exigen.

Ante la ausencia de un mercado formal para este tipo transacciones, muchas personas que venden o compran dólares en Venezuela, suelen consultar el tipo de cambio publicado en páginas webs de orígenes inciertos. Algunas de estas páginas afirman que el precio publicado equivale al tipo de cambio en la frontera colombiana, otros dicen que se basan en las ofertas de compra y venta que se publican en la red social Instagram. Otras tantas publican un promedio de lo que otras publican individualmente. Lo cierto de todos esos precios, incluyendo la cotización de referencia publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV), es que carecen de una base técnica con capacidad para informar verazmente sobre el valor razonable del tipo de cambio del dólar paralelo en Venezuela.

Otro aspecto que considero importante, y que los actores del “mercado” paralelo de dólares deben conocer, está referido al hecho de que ese tipo de cambio tiene un retraso cuantitativo con respecto a las variaciones de la inflación. En efecto, desde enero hasta agosto 2019, el precio del dólar paralelo ha aumentado 7,60 veces mientras que la inflación acumulada lo ha hecho en 12,95 veces. Este retraso indica que la cobertura en dólares no garantiza totalmente el deterioro financiero generado por la inflación. Esa es la razón por la cual se dice que al tipo de cambio actual, el dólar paralelo aún está barato.

En la literatura económica existen varios algoritmos que permiten, con algunas limitaciones y varios supuestos teóricos, calcular el tipo de cambio “razonable” de una moneda local con relación a una moneda extranjera. Todos esos modelos econométricos incluyen a la inflación y a la tasa de interés como variables estrechamente vinculadas al tipo de cambio. Sin embargo, para los efectos del presente artículo, se analizarán las variaciones en el tipo de cambio a partir de su relación con la liquidez monetaria. El uso de la liquidez monetaria se justifica porque es una variable sensiblemente relacionada con tipo de cambio, presenta un coeficiente evolutivo análogo al de la inflación y, además, porque sus valores reales están disponible permanentemente en el portal electrónico del BCV.   

 Sobre la base de la metodología antes comentada y con la información recabada durante los ocho primeros meses del presente año, se pudo determinar que, en efecto, existe una fuerte correlación positiva, casi perfecta (94,93%), entre la liquidez monetaria y el tipo de cambio del dólar paralelo. Esto significa que cada vez que la liquidez monetaria aumenta, existe una alta probabilidad de que el tipo de cambio también lo haga en proporciones muy parecidas.

Llegado a este punto, se considera conveniente que los lectores conozcan cómo opera la relación que existe entre la liquidez monetaria y el tipo de cambio. Lo que primero ocurre es un aumento en la liquidez monetaria, muchas veces producida por el “dinero inorgánico” que emite el BCV. Luego, casi simultáneamente, los agentes de la economía, preocupados por el inminente aumento de la inflación, tienden a limitar sus posiciones en bolívares y a reforzar sus coberturas en dólares. En este sentido, todo excedente de tesorería en bolívares, originado por las operaciones normales o la contratación de créditos bancarios, es destinado a la compra de dólares. Al final, pero sin retraso temporal, la presión sobre la demanda de dólares causa un nuevo aumento en el tipo de cambio.

Las autoridades monetarias (BCV), conocen la naturaleza de la relación establecida entre la liquidez monetaria y el tipo de cambio. Ellas saben que un aumento significativo en la liquidez monetaria, tal como antes se comentó, impacta directamente sobre el tipo de cambio y la inflación. Otro aspecto que también conocen, es que los aumentos en la liquidez monetaria no son producidos únicamente por las emisiones del llamado dinero inorgánico; sino que una parte importante de esa liquidez es producto del “dinero bancario” que crea la banca mediante sus operaciones crediticias. No obstante lo anterior, el BCV ha centrado el control de la liquidez monetaria, casi exclusivamente en la imposición de limitaciones a la banca para crear dinero bancario.

En este orden de ideas, con fecha 29/01/2019, el BCV emitió la resolución N°: 19-01-05 en donde aumenta el encaje legal de 31% a 57% y el encaje marginal de 60% a 100%. Esta medida entró en vigencia el 11/02/2019. El aumento en los encajes tiene como objetivo inmediato limitar el crédito bancario, mediante la esterilización de los depósitos recibidos por la banca. A partir de esta esterilización, se espera que los bancos no puedan crear “dinero bancario”, que es la principal fuente de tesorería que utilizan esas entidades para hacer préstamos a sus clientes; frenando de esta forma el crecimiento de la liquidez monetaria, la demanda de divisas y el consiguiente aumento del tipo de cambio en el dólar paralelo.

La política de restricción monetaria antes mencionada, es la que explica el lento crecimiento del tipo de cambio en el dólar paralelo durante el primer semestre 2019. Esta situación se mantuvo más o menos igual hasta que, según informa la prensa especializada, a finales del pasado mes de agosto, el gobierno nacional cambió en el BCV, por su equivalente en bolívares, unos 90 millones de dólares que había recibido de China. Al tipo de cambio oficial  19.500,00 Bs/$, el BCV le habría entregado al Ejecutivo Nacional aproximadamente 1,75 billones de bolívares. Este dinero primero  fue depositado en la banca, y luego usado para pagar a proveedores y contratistas las deudas de las empresas y otros organismos del Estado.

El pago anteriormente comentado, generó las consecuencias siguientes: Primero, un aumento significativo de la liquidez monetaria hasta situarla en 13,21 billones de bolívares. Segundo, los agentes económicos acumularon la liquidez suficiente para adquirir grandes cantidades de dólares sin tener que recurrir al crédito bancario. Tercero, para los efectos de contener la demanda de divisas y el consiguiente aumento en el tipo de cambio, las disposiciones relativas a los encajes legales y marginales resultaron inútiles, ya que como se ha dicho, el dinero de los compradores no provino de créditos bancarios sino del cobro de acreencias al Gobierno Nacional. Y cuarto,  el tipo de cambio subió el 2 de septiembre a su más alta cotización en el año: según la página Dolartoday a 26.012,82 Bs/$ y según la página Monitordollarvzla a 25.029,87 Bs/$.

Lo dicho hasta ahora no tiene otro objetivo que demostrar a mis amigos y a las personas interesadas que leen este artículo, la existencia de una fuerte relación causa-efecto entre la liquidez monetaria y el tipo de cambio del dólar paralelo. En otras palabras, cada vez que se produce un aumento significativo de la liquidez monetaria, ese aumento repercute, casi simultáneamente, en otro aumento en el tipo de cambio. Debido a esto, los agentes de la economía deben examinar con frecuencia la evolución de la liquidez monetaria que publica el BCV, y las perspectivas de esa variable al corto plazo.

Para analizar las perspectivas de la liquidez monetaria en los meses finales del presente año, se considera obligante comentar que, con fecha 14 de agosto, el Gobierno Nacional publicó en la Gaceta Oficial N°: 6472 el decreto N°: 3953 relativo a la Ley Especial de Endeudamiento Complementario N°: 2 para el Ejercicio Económico 2019. En este decreto el Ejecutivo Nacional aprueba operaciones de crédito público que implican gastos y desembolsos para los últimos cuatro meses del año 2019, por la cantidad de 36 billones de bolívares (Bs. 36.000.000.000.000,00). Es decir, por una cantidad que prácticamente triplica toda la liquidez del sistema monetario nacional.

El decreto 3953 no indica cómo será el financiamiento de esos 36 billones. Sin embargo, considerando diversos factores limitantes al financiamiento externo, tales como: Un riesgo país muy alto (12.621 puntos básicos para el 16/9/2019), un fuerte atraso en el servicio de la deuda pública externa y, la existencia de sanciones económicas por parte del sistema financiero norteamericano; se espera que ese financiamiento sea en bolívares y no en moneda extranjera. Comoquiera que toda la banca venezolana no dispone de ese dinero, posiblemente el BCV se vea tentado a “prender” los motores para una “megaemisión” de dinero inorgánico, con lo cual la liquidez monetaria puede subir a niveles estratosféricos.

Ante esta perspectiva, ¿qué puede pasar con el tipo de cambio? No lo sé, nadie lo sabe, el Ejecutivo Nacional no ha comunicado la estrategia que seguirá con este financiamiento. Tal vez nunca la comunique. Pero como punto de referencia podemos señalar que, si 1,75 billones de bolívares que fueron inyectados a la liquidez monetaria a finales del mes pasado, produjeron un sustancial aumento en el dólar paralelo y un repunte notable de la inflación; es razonable esperar que con una inyección de 36 billones de bolívares, las variaciones en el tipo de cambio y de la inflación sean mucho más altas y significativas que las ocurridas durante el presente mes de septiembre.