Argentina: la vida enseña

El Gobierno argentino ha tomado, en los últimos meses,  medidas de política económica que marcan claramente un viraje con respecto a las posiciones que se habían sostenido durante años anteriores. Y esas medidas se visualizan como más interesantes aun, si se considera que han sido tomadas sin medias tintas, sin irse por las ramas, sin la vieja práctica imperante en muchos otros países -incluido el nuestro-  de hacer reformas que son meros giros oratorios, pero sin intención de  modificar nada de lo que sucede en la realidad de las cosas. No. Todo parece indicar que en Argentina se han llevado adelante cambios para que efectivamente las cosas cambien.

Por un lado, se han pagado indemnizaciones a empresas extranjeras que estaban litigando con el Estado argentino, particularmente a Repsol, que se ha embolsado recientemente  la no pequeña cantidad de 6 mil millones de dólares por sus  antiguos yacimientos de Vaca Muerta y sus acciones en YPF. Con eso se despeja el ambiente como para que el capital extranjero, -que se visualiza como necesario no solo para poner en operación ese yacimiento, sino para reactivar el conjunto de la economía argentina- pueda volver a fluir en forma sustantiva hacia la economía rioplatense. Venezuela, que tiene varios litigios pendientes con empresas extranjeras, puede en algún momento verse enfrentada a situaciones similares.

Con la misma intencionalidad de tener normas claras con respecto al capital extranjero, Argentina llegó a un acuerdo en el mes de mayo de este año con el Club de Paris, lo cual implica renegociar y comprometerse a pagar la deuda con los países que conforman ese bloque de acreedores. Eso le permite abrirse a la posibilidad de recibir créditos no solo de esos países, sino también de los organismos crediticios internacionales, tales como el Banco Mundial, donde esos países son socios fundamentales. Los Gobiernos de los países desarrollados, las grandes corporaciones y los bancos de inversión multinacionales, constituyen, en la práctica, un club muy unido, donde no se puede pelear con uno de ellos sin ganarse también la enemistad de los otros. Eso es algo que Argentina ha terminado por aceptar.  Venezuela, en ese campo, ha optado desde siempre, por la sana política de honrar su deuda soberana, con lo cual no tiene en el horizonte cercano problemas con países acreedores y tiene crédito abierto en los organismos multinacionales. Los problemas de pagos que Venezuela enfrenta, dicen, son  relativos con la deuda comercial privada, que tiene otro status en el ámbito internacional.

Otra medida importante, tomada por el Gobierno argentino, ha sido la  devaluación  de la moneda nacional y la reducción de  parte importante de los controles cambiarios, con lo cual ha disminuido la diferencia con el dólar no oficial, y  ha logrado normalizar el mercado de divisas, estimulando de pasada las exportaciones.

En el campo de los gastos fiscales redujo -aun sin eliminar del todo- ciertas subvenciones al gas y al agua -que no son en ninguna parte medidas simpáticas ante los ojos de la ciudadanía- y que necesitan, por lo tanto, una cuota importante de valentía política y de realismo económico para ser tomadas. Venezuela coquetea con la idea de reducir la subvención a la gasolina, pero no se atreve en el actual contexto político, a tomar las medidas correspondientes.   

El Gobierno argentino ha optado también por reconocer que sus estadísticas económicas, especialmente las referidas a las tasas de inflación, no servían para nada, eran pura fantasía, lo cual fue durante mucho tiempo un punto de honor en las polémicas internas con la oposición; y sobre todo con los sindicatos, que pedían salarios más altos que los ofrecidos por la Gobierno.  Ahora, se  ha permitido que circulen, se elaboren y se difundan  cifras más realistas, que han puesto de relieve que la inflación en el país supera el 30% anual, lo cual es alto, pero real. No se puede enfrentar un problema serio, si se niega totalmente su existencia.  En ese campo Venezuela desgraciadamente avanza hacia el punto de donde Argentina viene saliendo: oculta sus cifras más vergonzosas y maquilla, tanto como se pueda, las cifras que se ve obligado a publicar. Ojala que la experiencia de sus amigos internacionales le sirva de algo.

Blog: sergio-arancibia.blogspot.com