Banderas para la calle

Hay que convocar al país a favor de la privatización de las empresas y tierras públicas, manejadas por el Gobierno Nacional, que estén produciendo pérdidas o que no generen una producción satisfactoria, y, por supuesto, detener la politización de nuevas empresas. Para lograr tener crecimiento económico, que le permita al Gobierno disponer de recursos, para inyectar a los Programas Sociales, sobre todo a las Pensiones y Mercal.

Se han estado sacando dinero de esos programas para cubrir las pérdidas de empresas manejadas por dirigentes políticos, y para expropiar otras, que fatalmente sufrirán un grave deterioro, en su capacidad productiva.

No se trata de reclamar una buena gerencia. Las élites políticas no están llamadas a cumplir esa actividad. La experiencia, a lo largo y ancho del planeta, así lo confirma. La consecuencia de esa práctica es el despilfarro, la improductividad y con alta frecuencia el robo del dinero público. Se tiene que movilizar al país a favor de la propiedad y la empresa privadas y la libre competencia. Enfrentando, de esta manera, la visión económica dominante en la Quinta y la Cuarta repúblicas.

Por otra parte, debemos convocar la movilización a favor de la profundización de la Democracia. Exigiendo la democratización de su soporte fundamental: los partidos políticos. Empezando por exigirle a los partidos políticos opositores, que den el ejemplo, en su interior, de prácticas democráticas, ya que el mérito principal para ocupar lugares destacados en nuestros partidos, no son los talentos políticos, ni la capacidad para vincularse con los ciudadanos, sino la sumisión incondicional a las cúpulas dirigentes y la habilidad adulatoria a las mismas.

Debemos enfrentar a quienes dudan de los ciudadanos venezolanos, para asumir en plenitud el protagonismo en el crecimiento económico y se niegan a limitar la función del liderazgo político, a la supervisión y estímulo de esta actividad. Debemos conquistar una nación, con una mayor participación ciudadana en la adopción de decisiones, con una efectiva división de poderes, donde los miembros del Poder Legislativo no puedan ser obligados a votar según las líneas impuestas por las cúpulas partidistas. Para ello, los candidatos de los partidos deberán ser escogidos en elecciones primarias, y sustituir los tribunales disciplinarios por tribunales que velen por los derechos individuales de los militantes.

Pocos estarán dispuestos a tomar la calle, simplemente para que Chávez se vaya… ¡ya!

Pero para detener el Socialismo –que pone los medios de producción en manos del Gobierno– y para ampliar la Democracia en Venezuela, estoy dispuesto a tomar la calle, enfrentar cualquier arremetida y arriesgar mi propia vida.

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