Cambio Estratégico

“A veces los tigres de la ira son más necesarios que los caballos de la instrucción” Willian Blake

 

Hay que aprender de los errores, pero, no podemos vivir pensando en ellos; a veces cometemos errores que son irremediables y debemos asumir con valentía sus consecuencias, procurando no volver a cometerlos. Es necesario evitar la autoflagelación, pero, también la irresponsabilidad que ronde la sinverguenzura. En política, como en toda organización o situación en la que se asume la conducción, el líder debe ser paciente, observador, analítico, responsable y asertivo. No es lo mismo la autoridad formal que la da el cargo, que la autoridad moral que es adquirida por la persona por distintos atributos reconocidos por los demás.

Tenemos que aceptar que nos hemos equivocado tanto en las tácticas como en las estrategias en nuestra lucha contra el régimen. No nos percatamos desde el comienzo que estábamos frente a un proyecto de asalto al poder y no un proyecto político para profundizar la democracia y mejorar las condiciones de los menos favorecidos o de los más empobrecidos. Hoy la situación no puede ser peor, no cabe la menor duda que la práctica política se ha envilecido, al extremo de pretender hacer creer que las apetencias personales luzcan como del mayor interés para el Estado y del mayor beneficio para el pueblo.

Se considera que los prerrequisitos para ejercer el liderazgo político son el verbo fácil y lisonjero; la teatralidad de los gestos; el engaño reiterado;  y el cinismo y el terror frente a cualquier reclamo popular. Demagogia y populismo parece ser el anverso y el reverso de la moneda de curso legal en la acción política venezolana.

Soy demócrata por formación y por convicción, pero, estoy persuadido también que un cambio de estrategia es necesario, podría ser tarde para opinión de algunos, pero tenemos muchos elementos y argumentos a nuestro favor que no existían antes; no estamos luchando contra grupos políticos que crean en los principios de la democracia y en el respeto a los valores supremos del ser humano.

Estamos en una batalla desigual contra bandas de delincuentes con poder económico  y poder de fuego que usan sin escrúpulos en un proceso inédito que hemos soportado con estoicismo, aplicando principios y valores democráticos equivocadamente, ya que hemos debido recurrir a una estrategia más allá de la política e incorporar el auxilio de otras ciencias como la psicología y la sociología , con los métodos que proporciona la psiquiatría y el derecho, para desentrañar y enfrentar la mentalidad sociopática de los pervertidos en el poder y poner fin a esta locura. Las medidas de carácter económicas y sociales y las de alta política surtirán efectos después de lograr la salida del régimen por cualquier vía.

La lucha no es entre políticos. Es entre demócratas y delincuentes con alianzas internacionales. Es urgente un cambio de estrategia que maximize nuestras fortalezas y oportunidades, sin mezquindades, para lograr el ansiado objetivo.

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