Cambios paradigmáticos en el Subsistema Educativo

De acuerdo con el Banco Mundial, la educación venezolana está entre ¡las más caras y malas del mundo! Un estudio realizado por esa acreditada institución, en una prueba internacional de lectura en treinta y dos países, los venezolanos de nueve años se ubicaron en el último lugar, y los de trece años sólo superaron a tres naciones: Nigeria, Zimbabwe y Botswana. Además de esta triste realidad, en ese informe del BM se comprobó que menos de la mitad de los niños termina la escuela primaria y sólo uno de cada cuatro la secundaria. En el inicio de esta década el Ministerio de Educación destinó diez veces más para medicamentos –IPASME- que para materiales didácticos. En ese mismo período, el monto para materiales bélicos era diez veces superior a la asignación para libros de biblioteca, revistas y periódicos. Otros de los resultados interesantes y que debe llamar la atención a los «nuevos planificadores educacionales», son que en Venezuela, en el subsistema de educación; hay un empleado por cada dos docentes, -valdría la pena investigar cuál es esta realidad en las universidades nacionales-; mientras que en el resto de los países de latinoamericanos la proporción es de uno a cuatro.

De acuerdo con la experiencia de casi cinco lustros en el ámbito de pre y postgrado del autor de este espacio, puede reafirmar que el fracaso del proyecto educativo venezolano se debe a un «proceso gerencial» ineficaz, difícil de administrar, politizado y sobre todo muy centralizado, en el cual desde todo punto de vista no existe ningún tipo de planificación ni a corto, ni a mediano plazo. Además que los líderes de este país,