Capitalismo: Competencia, Compasión y Cooperación

La herencia espiritual de occidente: judío – cristiana, hacen de la compasión no solo un deber individual sino también una responsabilidad pública.

Adams Smith padre del capitalismo, del liberalismo económico, el mismo del «dejar hacer dejar pasar» es al mismo tiempo autor de » la teoría de los sentimientos morales » donde destaca la generosidad como parte de nuestra naturaleza, que nos hace interesarnos y preocuparnos por nuestro prójimo, sin mayor interés que el serle útil.

Con la teoría de los juegos no competitivos, de Jhon Nash y sus antecesores, donde no hay un ganador y un perdedor, sino donde todos jugadores ganan, donde la idea principal es cooperar entre los jugadores involucrados, para maximizar la ganancia y repartir ganancias, haciendo, a través de la cooperación, el todo, más que la simple suma de las partes.

Podemos competir en algunas áreas y al mismo tiempo cooperar en otras áreas para abaratar costos y aumentar las ganancias para todas las partes.

Robert Wright en su libro » Nonzero ‘ o » No suma cero “nos dice que la tendencia de la vida es una búsqueda constante de cooperación para evitar los juegos suma cero, donde uno gana lo que el otro pierde y que el mundo prospera en la misma medida en que los jugadores involucrados buscan que todos ganen en la misma medida que sus aportes contribuyen a incrementar las ganancias.

Esa es la tendencia que la libre empresa, el Libre mercado de la libre competencia le imprimen a la actividad económica capitalista, la competencia sí, pero al mismo tiempo la responsabilidad pública compasiva de los factores exitosos, de la búsqueda permanentemente de cada vez mayores áreas de cooperación inclusive entre las partes que compiten para lograr mayor eficiencia en los procesos productivos y de distribución.

Confiando en nuestra tendencia natural a preocuparnos y ocuparnos por los más vulnerables de entre nosotros, en no dejarlos desamparados, en no hacerlos sentir solos.

Somos egoístas, pero también solidarios, somos competitivos, queremos destacar, ganar, pero también queremos sentirnos útiles, queremos ayudar tender nuestra mano solidaria.

En el socialismo no se confía en la naturaleza humana, por eso ese disparate del » hombre nuevo,» por eso todo el poder se concentra en el » César » la posibilidad de ser generoso y cooperador se ven drásticamente reducidas o desaparecen totalmente, todo pertenece al Gobierno, a quien nada le costó, y al que le costó no tiene poder para decidir…

El mundo en su imperfección tiende a perfeccionarse en la libertad…

Raúl Zapata tlf: 0414-815.1929