Causas del fracaso del Líder

Un buen líder debe estar siempre atento de cómo se comporta con respecto a sus seguidores, así de la manera còmo ha establecido sus objetivos que se ha propuesto alcanzar.

Desde luego, a ello se agrega el que maneja idóneamente sus interrelaciones, avalado de un conocimiento preciso de sus fortalezas, del autoconocimiento que tiene de si mismo, de cómo ha venido trabajando en su crecimiento personal.

Muchos no le han dado importancia en sorprenderse en la forma como actúa, pensando que ya por el hecho de ser aceptado por sus seguidores todo le resultará fácil, puesto estos siempre lo apoyarán, aspecto que es perjudicial, porque cuando el líder no actúa de la manera como sus seguidores confían que lo hará, los resultados serán negativos.

Justamente sobre este tópico, la Escuela de Educación Mental nos aporta, 10 causas que conducen al fracaso del liderazgo, a saber:

1. Incapacidad para organizar detalles.
Un liderazgo eficiente requiere capacidad para organizar y controlar los detalles. Ningún líder genuino está jamás «demasiado ocupado» para hacer cualquier cosa, que se le pueda pedir en su condición de líder. Cuando un hombre, ya sea en calidad de líder o de asistente, admite que está «demasiado ocupado» para cambiar de planes, o para prestar atención a una emergencia, está admitiendo su incompetencia. El líder de éxito debe ser quien controle todos los detalles relacionados con su posición. Esto significa, por supuesto, que ha de adquirir el hábito de relegar los detalles a asistentes capaces.

2. Mala disposición para prestar servicios modestos.
Los líderes realmente grandes están siempre dispuestos, cuando la ocasión lo exige, a llevar a cabo cualquier tipo de labor que se les pida que hagan. Que «el mejor de entre vosotros será el sirviente de todos», es una verdad que todos los líderes capaces observan y respetan.

3. Expectativas de gratificación por lo que «saben» y no por lo que hacen por aquello que saben.
El mundo no paga a los hombres por lo que «saben». Les pagan por lo que hacen, o impulsan a hacer a otros.

4. Temor ante la competencia de los seguidores.
El líder que teme que uno de sus seguidores pueda ocupar su puesto, está prácticamente condenado a ver cumplidos sus temores tarde o temprano. El líder capaz entrena a suplentes en quienes pueda delegar, a voluntad, cualquiera de los detalles de su posición. Sólo de ese modo un líder puede multiplicarse y prepararse para estar en muchos lugares, y prestar atención a muchas cosas al mismo tiempo. Es una verdad eterna que los hombres reciben más paga, POR SU HABILIDAD PARA HACER QUE LOS DEMÁS TRABAJEN, que lo que ganarían por su propio esfuerzo. Un líder eficiente puede, a través del conocimiento de su trabajo y del magnetismo de su personalidad, aumentar en gran medida la eficacia de los demás, e inducirlos a rendir más y mejores servicios que los que rendirían sin su ayuda.

5. Falta de imaginación.
Sin imaginación, el líder es incapaz de superar las emergencias, y de crear planes que le permitan guiar con eficacia a sus seguidores.

6. Egoísmo.
El líder que reclama todo el honor por el trabajo de sus seguidores, está condenado a generar resentimientos. El verdadero líder no exige honor alguno. Le alegra ver que los honores, cuando los hay, son para sus seguidores, porque sabe que la mayoría de los hombres trabajarán con más entusiasmo por recomendaciones y reconocimientos, que sólo por dinero.

7. Intemperancia.
Los seguidores no respetan a los líderes intemperantes. Además, la intemperancia, en cualquiera de sus diversas formas, destruye la resistencia y la vitalidad de cualquiera que se deje llevar por ella.

8. Deslealtad.
Quizá esta causa debería encabezar la lista. El líder que no sea leal con su organización y con su equipo, con quienes está por encima de él y con quienes están por debajo, no podrá mantener mucho tiempo su liderazgo. La deslealtad le señala a uno como alguien que está en el nivel del polvo que pisamos, y atrae sobre su cabeza el desprecio que se merece. La falta de lealtad es una de las principales causas de fracaso en todos los terrenos de la vida.

9. Acentuar la «autoridad» del liderazgo.
El líder eficiente enseña mediante el estímulo, y no intenta atemorizar a sus seguidores. El líder que trata de impresionar a sus seguidores con su «autoridad», entra en la categoría del liderazgo por la fuerza. Si un líder lo es de verdad, no necesitará anunciarlo, a no ser mediante su conducta, es decir, con su simpatía, comprensión y sentido de la justicia, y demostrando, además, que conoce su trabajo.

10. Insistir en el título.
El líder competente no necesita «títulos» para obtener el respeto de sus seguidores. El hombre que insiste demasiado en su título, generalmente, no tiene mucho más en qué apoyarse. Las puertas de la oficina de un verdadero líder permanecen abiertas para todos aquellos que deseen entrar, y su lugar de trabajo está tan libre de formalidad como de ostentación.

Otras aportaciones
La gerencia debe estar siempre atenta de su comportamiento, apoyarse -como ya se señaló- en su autoconocimiento y trabajar sobre sus debilidades, a fin de ir evitando que se sigan manifestando errores, que le perjudiquen en el ejercicio de su labores; para ello se sugiere además, producto de aportaciones que ya otros han experimentado, el que considere seriamente los siguientes aspectos y usted determine si los aplica o no:

• Siempre salga de la oficina sin decir a dónde va. Eso brinda la oportunidad de estimular la creatividad del trabajador, cada vez que alguien pregunta por usted.
• Si las manos de los trabajadores están llenas de papeles, cajas, libros, etc., ¡no les abra la puerta!, necesitan aprender a funcionar bien en caso de que queden parapléjicos.
• Si le da más de una misión por cumplir a un trabajador, no le diga cuál es la prioridad. Así pueden demostrar sus habilidades telepáticas.
• Haga hasta lo imposible por mantener a los trabajadores en la oficina hasta tarde. Les encanta estar ahí, y en realidad, sinceramente, no tienen a dónde ir y ni nada más que hacer, que no sea estar ahí junto a usted.
• Si el trabajo de un empleado le satisface, manténgalo en secreto. Si se sabe, podría ser causa de un ascenso. Además, si no lo sabe, se seguirá esforzando para que así sea.
• Si no le satisface el trabajo de un empleado, hágaselo saber a todo el mundo. A los trabajadores les encanta que su nombre sea el más mentado en las conversaciones. Pero, no se lo diga al empleado. Podría herir sus sentimientos.

Le corresponde a cada gerente determinar, el còmo está realizando sus funciones, cómo se interrelaciona, maneja, gerencia a su recurso humano, sorprenderse en aquellos resultados, que no alcanzan la meta; los resultados esperados e ir transmutando todos los errores cometidos, a través de acciones que generen el cambio esperado, no dejarlo para mañana, pues las consecuencias pueden benignas para todos.

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