Chávez gana (por ahora) la guerra comunicacional

(*) Andrés Simón Moreno Arreche – Chávez, ‘el innombrable’… ‘el autócrata bolivariano’… ‘el coma-andante’ o como usted lo quiera llamar, nos está ganando a los demócratas en este río revuelto que aún llamamos opinión pública en Venezuela. No caben dudas, pero tampoco es como para tirar la toalla y abandonar la lucha por la democracia, la igualdad y la legalidad.

No lo afirmo sin referentes, lo digo con todas las encuestas y pulsos opináticos electorales en mano publicados a la fecha de este reporte, desde los que emite mi amigo Luis Vicente en Datanálisis y los de otras empresas de calibre profesional y probidad como la suya, hasta los numeritos de las encuestas ‘pret-â-porter’ y de dudosa transparencia, que salen de las manipuladas pulsiones que ordenan y pagan, con nuestro dinero, los capitostes de la nomenklatura rojita por instrucciones expeditas del G2 cubano, instalado hace sopotocientos años en el hotel Alba-Caracas, el añorado Caracas Hilton.

Sea en aquellas mediciones serias o en estas otras encuestas manipuladas, Chávez lidera, por ahora, la intención de voto de los electores, aún cuando el margen de ahora no sea el holgadísimo 40% que mantuvo con el socialdemócrata Rosales (hoy exilado en el Perú) a comienzos de la carrera electoral del año 2006.

¿Por qué lidera la intención de votos un Chávez que, luego de 13 años en el poder, ha fracasado estruendosamente en todos los indicadores sociales y económicos de Venezuela? ¿Cómo es posible este desaguisado? ¿Enloquecimos como país, y como manada de Ñus enfebrecidos nos lanzamos por el barranco del Massai-Mara, para caer a las fauces de los bellacos depredadores del inextricable Socialismo del Siglo XXI? Mientras sociólogos, politólogos y comunicadores sociales se devanan los sesos para hallarle explicación a lo que definen unos como ‘fenómeno social’ y otros como ‘incongruencia sociopolítica’, la realidad es tan simple como cruel: Chávez nos está ganando a los demócratas de todas las oposiciones -y con un margen aún grande- las batallas persuasivas sobre el electorado. Para resumirlo: Chávez nos gana en la guerra comunicacional.

¿Guerra comunicacional? ¿Y con qué se come eso?

La guerra comunicacional es uno de los tres emprendimientos sugestivos en la actual Era de la Persuasión, una era que la humanidad inicia con la invención del lenguaje (y que la separa de la precedente Era de la Contemplación), pero que antecede a una futura Era de la Iluminación, esa misma que todas las religiones y filosofías anuncian como de adviento o parusía del espíritu por sobre la terrenalidad.

La guerra comunicacional es una de las tantas variantes de los enfrentamientos del cuarto período en la cuarta generación de los conflictos post modernos. Incluye desinformación, comunicación borrosa y cibernética aplicada a los medios de comunicación y es, en esencia, una guerra que desarrolla estrategias de marketing, manipulación de contenidos y hasta terror psicológico, con el único propósito de influir deliberadamente en el comportamiento de los conglomerados humanos híper informados, pero paradójicamente descontextualizados, para alcanzar objetivos políticos, sociales, económicos que benefician directa o indirectamente a un pequeño grupo, sea éste una corporación, un partido político, una ONG o una religión.

Para delimitar el escenario de la guerra comunicacional hay que asumir como contexto marco el paradigma de la persuasión, un ambiente de información de múltiples vías en el que la guerra comunicacional comparte espacios con las otras dos modalidades de la comunicación persuasiva: la educación en valores y la identidad corporativa. La seducción de las masas en esta Era de las Persuasión, ha tenido y de hecho tiene, diferentes modalidades, diferentes formas de incidir en la voluntad de las audiencias y cada una de ella es la expresión táctica de eso que damos por llamar guerra comunicacional, una guerra dirigida a manipular la actitud y la conducta de los conglomerados sociales con voz y voto en la sociedad.

El paradigma persuasivo de la guerra comunicacional

En el actual paradigma comunicacional mediático, Chávez logró modificar el eje de rotación del proceso comunicativo. El contenido, como vector de identidad de los medios, lo hizo pasar a un segundo plano frente a lo percibido, porque se apoyó en la universalización del lenguaje de su imagen multimedia y así desplazó a la palabra-lenguaje en un escenario comunicacional donde no se confrontan ideas sino que se prometen soluciones inmediatas a las necesidades de los clústeres de votantes, casi mágicas, expeditas aún cuando sean mediocres o incompletas, así existan contradicciones entre ellas.

Este nuevo paradigma de la guerra comunicacional aborda la globalidad de las modernas interrelaciones sociales (redes sociales, telefonía celular 3G, etc.) que estructuran en la mente de los electores nuevas realidades. Es un paradigma que desdibuja fronteras entre grupos sociales anteriormente separados por territorios, clases sociales o formas y estilos de vida porque amplía la comunicación entre ideologías y votantes y demarca una nueva realidad: Los votantes se transforman en mercados de consumidores de promesas, que no ocupan un territorio ni están cogestionados ideológicamente en un partido ni se encuentran en los llamados Grupos de Opinión, sino que se caracterizan de acuerdo a la permeabilidad de su nivel perceptivo y sugestivo frente a la persuasión.

Es en esta guerra de las percepciones donde Chávez nos está ganando la batalla, por ahora, porque su estrategia comunicacional pivota sobre los 5 ejes que transversan el proceso persuasivo (medios, espacio, tiempo, libertad de acción y vulnerabilidad del adversario) y aplica, en directa relación con los distintos escenarios de la opinión pública, los cinco modelos estratégicos de la guerra comunicacional que son una síntesis de comprensión de las diferentes alternativas que se pueden utilizar en campañas comunicacionales persuasivas:

El modelo estratégico de la amenaza directa que opera con su poderosa hegemonía comunicacional, integrada por decenas de televisoras y periódicos y cientos de emisoras radiales. Utiliza este modelo aún cuando el objetivo sea modesto y goce de libertad de acción. El modelo estratégico de la presión indirecta que aplica cuando sus medios no le alcanzan para construir artificiosamente una matriz de opinión decisiva. Sucede cuando su objetivo ha sido inicialmente ignorado por el público-objetivo y su capacidad de convencimiento reducida.

El modelo estratégico de las acciones sucesivas, es el ideal cuando su objetivo es importante y la libertad de acción en la Opinión Pública ha sido reducida, bien como reacción de aquélla, bien como resultado de las maniobras defensivas de las oposiciones. Con este modelo Chávez ha conseguido modificar una percepción existente mediante acciones sucesivas que combinan la amenaza directa y la presión indirecta con acciones de fuerza limitada.

El modelo estratégico de la lucha total prolongada es el enfrentamiento asimétrico en cuya táctica de guerrilla comunicacional utiliza la movilidad de los jóvenes estudiantes de colegios y liceos públicos, incorporándolos a una conflagración opinática de esfuerzo considerable que tiene un objetivo final que sobrepasa lo meramente persuasivo: Esos muchachos, integrados en brigadas, pelotones y compañías, se transforman en instrumentos de inteligencia y contrainteligencia comunicacional.

Finalmente, aunque no menos importante, Chávez ha utilizado en pasadas guerras comunicacionales el modelo estratégico de la lucha frontal, un modelo solo posible cuando los medios son grandes y poderosos, el objetivo es importante y la libertad de acción reducida. Este ha sido su modelo persuasivo preferido, con él ha buscado la decisión favorable de las audiencias votantes mediante un conflicto violento y de corta duración.

Los principios doctrinarios de la guerra comunicacional son fundamento y razón de cualquier batalla persuasiva. La estrategia es una acción derivada de la política que debe cimentarse en las 3 constantes del accionar humano: Querer, que es un acto de voluntad, Poder, que es un acto de libertad y Saber, que es un acto de capacidad.
El primer principio doctrinario es la voluntad de vencer, que implica fe en el triunfo y tenacidad para alcanzar el objetivo. El segundo principio es la libertad de acción concebida como la facultad de elegir libremente la maniobra estratégica, los medios, las misiones y la decisión de orientar la ejecución de la estrategia comunicacional persuasiva. El tercer principio es la capacidad de ejecución que es la adecuación de los medios disponibles a las diversas misiones persuasivas, coordinándolas en el espacio y en el tiempo para el uso adecuado de los recursos en economía de esfuerzos. De estos tres principios doctrinarios se deduce la regla general de la estrategia comunicacional.

Para que todo lo anterior tenga sentido y utilidad, es obligante reconocer que estamos inmersos en una guerra comunicacional, una variante de los enfrentamientos de cuarta generación en los conflictos post modernos. Una guerra que incluye desinformación a las estrategias de marketing, comunicación borrosa en la publicidad y Ciber-comunicación para un contacto personalizado con audiencias perfiladas.

La guerra comunicacional desarrolla 4 tipos de estrategias: estrategias para el ataque, estrategias para la defensa de nichos conquistados, estrategias para la aproximación por los flancos opináticos y estrategias de guerrilla comunicacional. Se trata, nada más ni nada menos de un novedoso enfrentamiento persuasivo que responde al análisis situacional de los escenarios y desarrolla tácticas persuasivas con la propaganda como rectora comunicacional de la información, la publicidad y las relaciones públicas, no para informar sino para captar adeptos; con la desinformación para minar territorios de adeptos fieles al contrario y con la inteligencia y la contrainteligencia para impactar sectores clave dentro del segmento más duro de los seguidores adversos.

¿Cómo enfrentar con éxito estas modalidades del emprendimiento persuasivo? ¿Qué nos hace falta conocer –y dominar- en los comandos electorales de las oposiciones? Para contrarrestar las maniobras persuasivas de Chávez es imperativo que los estrategas comunicacionales de las oposiciones conozcan, dominen y pongan en práctica los 10 Mandamientos de la persuasión de las masas, las 10 Leyes Inexorables que rigen los emprendimientos persuasivos y los 13 Principios Estratégicos de la guerra comunicacional.

Sin esas herramientas esenciales, el ‘por ahora’ de Chávez se puede convertir en un ‘por siempre’. Quienes sientan el vacío de esta necesidad o simple curiosidad por asomarse al bizarro mundo de la guerra comunicacional pueden contactar al licenciado Jesús Zerpa en Caracas. Él está organizando conversatorios y talleres (presenciales y vídeo-conferencias) sobre este tema en la sede de ‘Espacios en blanco’ ubicado en Chacao, Centro Comercial Bello Campo, local 3. Para más información contáctenle por el telefax 212-261.9925 o por el correo electrónico [email protected]

(*)Ciudadano estadounidense con residencia entre Maracaibo (Venezuela) y Kissimmee (EEUU). Veterano de Vietnam, graduado en 1975 como Comunicador Social de la Universidad Católica ‘Andrés Bello’ de Caracas, escritor y conferencista internacional sobre temas relacionados con sus dos teorías sociales: Teoría de la Guerra Comunicacional y Teoría del Caos Social.

Dirección-E: [email protected]

Fuente: http://diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=7215