Cómo crecer cuando faltan profesionales especializados

Sergio Fukushima (*) – Pregúntele al administrador de una empresa en América del Sur, cuáles son las grandes dificultades para expandir su negocio de forma rápida, y la respuesta incluirá, sin duda, el problema de la mano de obra calificada. Por un lado, las empresas de investigación como IDC señalaron que América Latina será la región global con el crecimiento más rápido en general en el Mercado de TI este año (1).  Las inversiones en TI en los mercados emergentes deberían crecer el doble de la tasa registrada en países más desarrollados. Por otro lado, otro estudio de IDC, que encuestó a ejecutivos de Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Venezuela, llegó a la conclusión de que ya en el año 2015 habrá cerca de 300 mil puestos de trabajo sólo en el área tecnológica en la región, que no podrán ser ocupados por profesionales latinoamericanos.

El problema se refleja en los negocios. Los países con un historial de crecimiento económico por encima de la media mundial, como se observa en los últimos años en América del Sur, tienden a sufrir de una escasez de mano de obra calificada, si el alza del PIB no va precedida de las inversiones en educación.

Esta misma ecuación puede ser aplicada al mercado de la seguridad electrónica, cada vez más cerca al mundo de las TI. Existen empresas incapaces de asumir más proyectos por falta de profesionales con las competencias necesarias, especialmente en esta época  de transición de la tecnología analógica a la digital.

El problema es que, para aumentar las ventas, es necesario construir una reputación como un experto capaz de brindar al cliente exactamente lo que necesita-y no todas las empresas que quieren volar alto en este mercado son capaces de despegar. En la actualidad, es posible identificar tres perfiles de empresas que dependen de la capacidad de su personal para ampliar el negocio en la vídeo vigilancia.

Uno de los casos más recurrentes es el de los integradores con una amplia trayectoria de éxitos en el universo exclusivamente analógico de seguridad, que observan  la disminución de ventas o lamentan la pérdida de oportunidades en proyectos IP. El advenimiento de una tecnología de punta, como el video en red, abrió oportunidades para un nuevo mercado, y las empresas que no se adapten a la era digital corren el riesgo de quedarse atrás. Para adaptarse, necesitamos el conocimiento.

Otro tipo de situaciones implica integradores que no trabajan con la seguridad electrónica pero si en otras áreas, como las telecomunicaciones o la red. Estas empresas trabajaban con las redes, y manejan la posibilidad de ofrecer un servicio más completo a sus clientes, ofreciendo soluciones para video vigilancia IP, además de su cartera de soluciones de video vigilancia, aprovechando la sinergia tecnológica y las capacidades de integración de sus equipos con cámaras digitales.

Un tercer perfil de integrador observado en el mercado hoy en día es el que, independientemente de si trabaja o no con cámaras de vigilancia IP, están preocupados por la optimización de sus operaciones y las implicaciones de ella en su competitividad. Después de todo, mantener a los clientes satisfechos depende de la confianza depositada por ellos en que el integrador estará siempre listo para servir de la mejor manera – con soluciones que podrían indican y que el cliente ni siquiera sabía existían. También significa ser capaz de crear unas instalaciones impecables y hacer configuraciones de producto correctamente. Para el integrador, esas medidas optimizan el tiempo del personal y reducen los costos.

Pero, ¿qué hacer después que un ingeniero o un gerente de proyecto participa en un entrenamiento? En muchos casos, el proceso termina allí. Sea cual sea el perfil de la empresa -la migración de lo analógico a lo digital, la incorporación de la seguridad electrónica de la oferta u optimizando sus operaciones- todas ellas tienen algo en común: el conocimiento, cuando se logra, no se comparte. En medio de la presión para la entrega de proyectos rápidamente, el trabajo de poner en funcionamiento el sistema se entrega a los instaladores que no siempre dominan el funcionamiento de los equipos. Los administradores deben crear un flujo que asegure la ampliación de conocimientos para todos los involucrados, pero también es un deber que las guías de instalación de los fabricantes estén disponibles en los idiomas locales y los vídeos de demostración que reduzcan las posibilidades de que una instalación menos cuidadosos. Esto disminuye los problemas entre fabricantes, integradores y clientes, y menos problemas significan menos costo.

Aunque algunos son reacios de retirarse de su trabajo para dedicar unos días para obtener un certificado, la inversión en la educación es un instrumento estratégico de adaptación a las nuevas oportunidades de negocio. En momentos en que las empresas casi siempre tienen dificultades para completar su personal profesional, es importante para obtener el máximo rendimiento de los recursos disponibles.

(*) Gerente Técnico de Axis para América del Sur.

(1) Predicciones de IDC de América Latina para el 2013

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