Como en casa en ningún sitio

Soledad, tristeza, menos dinero que nunca, deterioro físico y enfermedades. Abundan los miedos asociados a una fase tan natural como poco aceptada del ser humano: el envejecimiento. Casi por inercia se tiende a pensar que malestar, dependencia y abandono vienen en un “pack” indivisible una vez se superan los 70-75 años. Pero no siempre es así. Dos terceras partes de las personas mayores quieren envejecer en el mejor lugar que se les ocurre, su propia casa.

Ayuda personalizada

Somos animales de costumbres: amamos despertar cada mañana en una habitación que conocemos, vivir en el barrio de toda la vida, rodeados de nuestras pertenencias y recuerdos más queridos. Y no se trata de tozudez ni de manías, ni siquiera de rendirnos ante el empuje de las emociones. Quienes más saben de gerontología coinciden en señalar que, en las personas mayores, el abandono del entorno habitual puede causar un fuerte desarraigo emocional, por lo que, en general, conviene no sólo retrasarlo sino incluso evitarlo mientras sea posible.

Vivir solo y en casa pero con ayuda

Los servicios de ayuda a domicilio no sólo prestan asistencia en las labores diarias del hogar, también impiden situaciones de soledad extrema y aislamiento social. Hacer la compra diaria, acudir a una revisión médica o a cualquier otra gestión es cosa bien distinta si se hace solo o acompañado, sobre todo si se superan los 75 años y no se goza de buena salud. Con independencia de que la ayuda a domicilio sea prestada por organismos públicos, empresas privadas o particulares, los servicios que se ofrecen son muy diversos, y conviene conocerlos.

Cómo solicitar la ayuda

Antes de lanzarse a la aventura de contratar los servicios de una empresa privada o de un particular, conviene acudir a los servicios sociales del Ayuntamiento de la localidad en la que reside el mayor. La asistencia a domicilio es competencia de las administraciones públicas que, por norma general, la prestan mediante personal municipal encargado de este cometido o articulando los convenios firmados con empresas privadas o con organizaciones como Cáritas o Cruz Roja. Ésta es la mejor manera de recibir asesoramiento y conocer plazos, requisitos y trámites para solicitar la ayuda.

Atención privada, mejor empresas especializadas

Se debe confiar el cuidado de las personas mayores preferentemente a empresas que cuentan con la autorización administrativa para ofrecer el servicio. El primer paso es consultar los servicios que prestan varias compañías y comparar, como siempre, calidad y precio. Un primer requisito es que el personal de la empresa en general y el cuidador que se asigne en concreto a la persona mayor estén cualificados; para ello, debe contar con la titulación de Auxiliar de Enfermería, Clínico o de Geriatría, y con la experiencia suficiente para atender a una persona en las circunstancias de nuestro familiar o similares. Hay que exigir el título de capacitación del cuidador. Conviene desconfiar de las empresas que dan largas a la hora de mostrar esta documentación. Y lo propio de las que se niegan a facilitar factura tras el cobro.

Cuidadores particulares, titulados y con contrato

Aunque contratar los servicios de un particular para atender a las personas mayores es una opción que hay que tener en cuenta si no se dispone de la solvencia que requiere contratar los servicios de una empresa, se recomienda no seleccionar a la ligera a la persona que va a prestar el servicio. Para hacer bien este trabajo, se requiere una preparación profesional, el cuidado de los mayores no se puede dejar en manos de cualquiera, por muy buena intención que ponga. Además, si el anciano sufre alguna enfermedad para la que es necesaria la inyección de medicamentos, la realización de curas o la manipulación de sondas, su cuidado no puede quedar bajo la responsabilidad de una persona con una formación insuficiente o sin experiencia. Hay que exigir a los candidatos que muestren referencias de los puestos de trabajo desempeñados con anterioridad y sus títulos de capacitación. Recordemos que la formación apropiada es la de Auxiliar de Enfermería, Clínico o Geriatría, así como la titulación de Ayuda a Domicilio.

Teleasistencia: cuidado a distancia

Las nuevas tecnologías también juegan su papel en los cuidados que precisan las personas mayores. La teleasistencia permite ayudar al anciano a distancia durante las 24 horas del día mediante diversos dispositivos. Con una pulsera, un llavero o un receptor más pequeño que un teléfono móvil colgado al cuello, el anciano se puede comunicar con una central telefónica de auxilio preparada para ayudar en lo que el usuario necesite.

El manejo de estos mecanismos no es complicado, basta con pulsar un botón -de grandes dimensiones resulta más ergonómico- para que el mayor se ponga en comunicación con la central. Caídas, accidentes domésticos o simplemente una breve conversación cuando los ancianos se sienten demasiado solos son las solicitudes más atendidas por los servicios de teleasistencia. Además, las empresas hacen llamadas de control para supervisar que todo está en orden y ofrecer servicios de recordatorio y agenda para citas médicas o fechas destacadas, como cumpleaños o aniversarios.

Contratar la mejor ayuda domiciliaria

En definitiva, para contratar un buen servicio:

· Acuda a los servicios sociales de su Ayuntamiento. Allí le asesorarán y le facilitarán toda la información sobre los requisitos, los plazos y la documentación necesaria para solicitar esta ayuda.
· Pese a ser un servicio público, es posible que el solicitante deba costear un porcentaje del gasto de acuerdo a su situación económica.
· Asegúrese de que el cuidador que le van a asignar sea experimentado y tenga una titulación que le cualifique para prestar ayuda a domicilio a un anciano.
· Desconfíe de las empresas que no facilitan facturas y de las que no proporcionan la documentación válida para verificar que su personal es titulado.
· Exija un contrato por los servicios de ayuda domiciliaria y compruebe que en él se incluyan los horarios, los servicios que se han de desempeñar y su coste.
· Recuerde que un cuidador sin experiencia ni formación en el ámbito sociosanitario no está capacitado para administrar inyecciones, realizar curas o manipular sondas.
· Si la persona mayor no se adapta a los cuidadores porque quiere continuar viviendo sola, la teleasistencia es una ayuda que se puede tener en cuenta.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/economia_solidaria/2009/04/16/184330.php?page=3