¿Cómo evitar el dolor de espalda?

(Web.Misalud/dolordeespalda) Cumplir las normas de higiene postural y ergonomía La higiene postural y la ergonomía son eficaces para prevenir los dolores de espalda, ya que su finalidad es reducir la carga que soporta la espalda durante las actividades diarias.
Una misma actividad se puede hacer adoptando posturas distintas. La higiene postural y la ergonomía enseñan a hacer todo tipo de actividades del modo más seguro y liviano para la espalda.
Hacer ejercicio
En los sanos, el ejercicio es eficaz para disminuir el riesgo de que aparezcan dolores de espalda. También la práctica de algún deporte -y especialmente la natación- es útil para prevenir el dolor de espalda, aunque es conveniente consultar a un médico antes de iniciar cualquier actividad física o deporte.
En quiénes sufren o han sufrido dolor de espalda, un médico debe determinar qué ejercicios específicos se deben hacer, y con qué intensidad y ritmo de progresión.
El ejercicio está contraindicado durante la crisis aguda de dolor de espalda, pero, cuando el dolor es crónico, es eficaz para evitar la incapacidad y mejorar el grado de movilidad y autonomía.
Además, entre quiénes sufren episodios dolorosos de forma recurrente, hacer ejercicio entre las crisis es eficaz para reducir su frecuencia y duración.
Mantenerse físicamente activo
El sedentarismo aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda y el reposo en cama el riesgo de que este dolor se prolongue por más tiempo y reaparezca más fácilmente.
A la inversa, estar físicamente activo y no ser sedentario disminuye el riesgo de padecer dolor de espalda. Además, si el dolor aparece, mantener el mayor grado posible de actividad física ha demostrado acortar su duración y reducir el riesgo de que reaparezca.
La actitud mental
Una vez que se ha padecido un episodio de dolor de espalda, tienen mayor riesgo de que el dolor dure más y reaparezca con mayor facilidad aquellas personas que adoptan una actitud evasiva ante él.
Esta actitud se caracteriza por:
· Creer equivocadamente que el dolor es el resultado de una lesión de la estructura de la columna vertebral.
· Reducir la actividad física -e incluso abandonar el trabajo- por miedo al dolor.
· Adoptar una actitud catastrofista ante el futuro; creer que el dolor va a limitar la vida eternamente.
· Abusar de los medicamentos, especialmente de los calmantes.
A la inversa, entre los que se enfrentan al dolor los síntomas duran menos y es menos probable que reaparezcan. Esta actitud implica:
· Saber que el dolor no suele reflejar la existencia de una lesión, sino solo un malfuncionamiento de la musculatura.
· Mantenerse lo más activo posible y seguir trabajando, y evitar tan solo lo que el dolor impide hacer.
· Asumir que el dolor tiende a mejorar con el tiempo y que en los casos en los que esto no ocurre es posible adaptarse a él sin necesidad de renunciar a casi nada.
· No tomar medicamentos, o hacerlo solo excepcional y transitoriamente si las molestias empeoran.
Cumplir otros consejos de salud general
Dado que la espalda forma parte del conjunto del organismo, los consejos destinados a llevar una vida saludable contribuyen indirectamente a que la salud de la espalda mejore. Básicamente, estos consejos consisten en suprimir algunos factores de riesgo que son evitables y han demostrado aumentar la probabilidad de padecer dolores de espalda (sobrepeso, tabaquismo, ansiedad, etc.)