¿Cómo integrarnos al Comercio Internacional?

Las formas posibles de integrarnos en forma exitosa en los circuitos del comercio internacional contemporáneo no son muchas. En cualquier caso, para ello hay que tener competitividad. Pero esa competitividad puede provenir de diferentes fuentes.

Una posibilidad es que esa mayor competitividad emane de ciertas condiciones ventajosas, que la naturaleza le ha otorgado a un determinado país. Para bien o para mal, la naturaleza no ha distribuido sus dones en forma homogénea entre todos los países o entre todos los pueblos. Hay países en cuyo subsuelo se alberga una cantidad importante de recursos mineros extractivos, y otros que no tienen nada de eso. Hay países cuya superficie es particularmente apta para cultivar determinados bienes agrícolas, mientras otros no pueden cultivar nada, o lo tienen que hacer con muchas más dificultades. Los países que han salido más beneficiados en esa repartición, pueden obtener en el mercado internacional ventajas que no son accesibles para los menos favorecidos. Ese es obviamente el caso del petróleo venezolano. Es un regalo de la naturaleza que genera a Venezuela la posibilidad de participar en forma exitosa en el mercado internacional.

Otra posibilidad es, que la competitividad emane del control y la aplicación de tecnologías que permitan a un país producir más o mejores mercancías que otros. Se trata de ventajas adquiridas, que sólo se logran mantener, en la medida en que se conserva ese diferencial tecnológico. El grueso de las manufacturas que se intercambian habitualmente en el mercado internacional contemporáneo, tiene esas características. Nadie vende bienes manufacturados, a menos que llegue a dominar y a utilizar tecnologías que le conceden una ventaja en los mercados correspondientes. El ron, que es el producto estrella en las exportaciones agropecuarias de Venezuela, puede encasillarse en esta categoría. Se vende ron en los mercados internacionales, por cuanto hay técnicas de producción y de marketing que colocan el ron venezolano en mejor posición competitiva que otros rones del área del Caribe.

Una tercera posibilidad es, que la ventaja competitiva rija la relación con la utilización de mano de obra barata, lo cual baja los costos de las mercancías producidas, sobre todo cuando ellas requieren de altas dosis de mano de obra para su fabricación. Esta es una circunstancia que sólo se puede utilizar, cuando se trata de la generación de mercancías de poca densidad tecnológica. En procesos que requieren de mayor complejidad tecnológica, la mano de obra utilizada tiene necesariamente que poseer un nivel de conocimientos, disciplinas y aprendizajes que encarecen su costo para los empresarios y/o para la sociedad en su conjunto. La noción de que China basa su desarrollo exportador en la baratura de su mano de obra, creo que es hoy en día, equivocada o atrasada. La creciente exportación de bienes chinos de alta complejidad tecnológica, sólo es posible por la tecnologización de sus procesos productivos y por la capacitación de su personal. Quizás en países como los centroamericanos, o en el norte de México, en los procesos de maquila -donde sólo se le agrega a las mercancías importadas procesos finales de poca complejidad- es posible decir que es la mano de obra barata la que permite la presencia de esas mercancías finales, originarias de esos países, en los mercados internacionales. Venezuela no se encuentra en esa categoría de países, pues su personal técnico y obrero obtiene salarios iguales o mayores que la media regional, lo cual no concede al costo de la mano de obra el carácter de una categoría competitiva.

A partir de estas consideraciones cabe preguntarse: ¿Cómo aspira Venezuela a insertarse en los circuitos del comercio internacional en los próximos 25 o 50 años? ¿Qué pretende hacer para ser exitosa en el comercio internacional? Si la respuesta es seguir vendiendo petróleo, incluso en mayores cantidades, no cabe duda de que se opta por una vía cómoda y conocida, respecto a la cual nadie puede decir que no sea exitosa. Se capta por esa vía, una inmensa cantidad de riquezas de la economía internacional, que bien podrían hacer la felicidad de todos los venezolanos, si se utilizara sabiamente. Tiene esta vía una serie de inconvenientes políticos, sociológicos y culturales, pero ese es otro problema diferente.

Si la respuesta fuera contar con mano de obra barata, creo que se estaría optando por una vía francamente inviable. No hay condiciones políticas y sociales, como para imponer un gran bajón en las condiciones salariales y sociales de la mano de obra nacional.

La tercera vía, producir y exportar bienes con alta densidad tecnológica, es una vía más complicada que vender petróleo -pero no necesariamente alternativa a esta, incluso completamente complementaria- y requiere de un esfuerzo especial en áreas tales como la educación universitaria, la actividad científico técnica y la innovación a nivel empresarial. Los gobiernos, no sólo este, no han prestado mucha atención a estas grandes opciones de futuro. Se trata de las discusiones que están pendientes para el conjunto de la sociedad venezolana.

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