Cómo invertir como un experto

Se habla mucho de la importancia de invertir, averigua qué considerar y qué activos financieros existen para hacerlo

Inversión, inversión, inversión. Se habla mucho de la importancia de invertir y hoy voy a contarles cómo hacerlo. Para empezar, hay que entender la importancia de la diversificación.

Hay muchos tipos de activos y, aunque no son mutuamente excluyentes, una de las situaciones más comunes es que las personas inviertan todo su dinero en un solo instrumento financiero.  Esto suele ocurrir porque la mayoría lo aprendió así desde casa o porque han decidido dedicarse a eso de manera profesional.

Eso es más común en el sector de bienes raíces. Si bien la inversión en un solo tipo de activo puede ser relativamente rentable, estoy convencido de que un portafolio diversificado es una opción más segura.

Hay un universo muy amplio de activos financieros en los que podemos invertir para lograr nuestros objetivos. De manera general, podemos organizar a la gran mayoría en estos en cuatro tipos:

Efectivo y equivalentes: divisas, depósitos a la vista, depósitos a plazo, CETES, mercado de dinero, entre otros.

Deuda o renta fija: deuda del gobierno o corporativa, local o global.

Capital o renta variable: acciones o ETFs locales o globales.

Alternativos: commodities, Bitcoin, bienes raíces, capital privado (private equity), inversión de riesgo (venture capital), arte.

Cada uno de estos tipos de activos tiene características distintas importantes de reconocer. La principal es su relación riesgo/rendimiento.

En este sentido, el efectivo y equivalentes tienen menor riesgo y mayor liquidez. Esto quiere decir que es el activo más “seguro”, pero también el que menos rendimiento te va a dejar en el tiempo. Por esta razón, este tipo de activos se recomienda solo para objetivos de muy corto plazo, como un fondo de emergencias o imprevistos. El ejemplo más claro son los CETES.

La deuda o renta fija también suele ser relativamente estable, sobre todo la que está respaldada por el gobierno de países desarrollados o empresas corporativas globales con balances sólidos. Suele tener mayor duración por lo que paga un “premio” contra el efectivo. Un buen ejemplo son los bonos M de 10 años del gobierno mexicano.

El mercado de capitales o renta variable es un instrumento de inversión que suele tener mayor volatilidad en el tiempo, pero que ha probado ser un gran instrumento de inversión medido por los retornos que ha generado en las últimas décadas. Aquí, la relación es mayor volatilidad, pero también mayor rendimiento. Una ventaja importante del mercado accionario es su liquidez, ya que opera los días hábiles y permite disponibilidad del dinero en 48 horas. Las acciones de Apple, que además es la empresa más grande del mundo por capitalización de marcado, son el mejor ejemplo.

Por último, el segmento de alternativos es donde se agrupa todo lo demás que queda fuera. Son el tipo de inversiones cuya principal característica es que no tienen mucha liquidez. Dentro de este segmento podemos encontrar activos como los bienes raíces; los famosos bitcoins que han sido muy disruptivos en los últimos años; el oro; el capital privado y hasta el capital de riesgo, opciones que siguen estando muy reservadas para grandes patrimonios mediante sofisticados vehículos de inversión.

Una vez entendidos los tipos de activos, hay que tomar en cuenta lo siguiente:

Objetivos de inversión: Lo primero es establecer tus objetivos, tomando en cuenta la importancia que tienen en tu vida. En la medida que un objetivo sea importante para tí, podrás crear un plan para lograrlo.

Plazo u horizonte: Esto es probablemente lo más importante para establecer el tipo de activo en el que tienes que invertir. A mayor plazo, puedes tener activos con mayor volatilidad, ya que el tiempo disminuye el riesgo que la volatilidad tiene sobre las inversiones.

Tolerancia al riesgo: Es importante reconocer la tolerancia al riesgo que tenemos, pues si bajan nuestras inversiones y no podemos dormir, probablemente no sea una gran idea. Además, entender nuestra tolerancia al riesgo nos va a permitir no tomar decisiones precipitadas si caemos en escenarios poco favorables.

Diversificación: Como ya mencionaba, es clave en las inversiones. Los cuatro tipos de activos financieros suelen estar poco correlacionados, es decir, mientras unos suben, otros suelen bajar y viceversa. Esto hace que, con el tiempo, puedas crear portafolios que generen rendimientos pero que también te puedan cubrir en momentos de crisis. La diversificación disminuye la volatilidad y el riesgo de los portafolios.

Rebalanceos: Es importante tomar en cuenta que, de manera periódica, es muy sano rebalancear los portafolios de inversión. Este concepto se refiere a que, dependiendo si suben o bajan los valores dentro de tu portafolio de inversiones, pudieras estar sobre o subexpuesto con base en tu objetivo de inversión. Por eso se recomienda que por lo menos una vez al año revises tus inversiones e intentes rebalancear el portafolio para mantener su distribución inicial.

Esta filosofía de portafolios de inversiones es muy relevante, ya que el rendimiento por tipo de activo suele variar mucho entre cada año y a lo largo del tiempo.

Por último, uno de los conceptos más poderosos de las inversiones es el del interés compuesto. Literalmente Einstein lo llamaba “la octava maravilla del mundo”, pues es la única manera realista de crear un patrimonio a lo largo del tiempo.

En mi opinión, la fórmula secreta es la combinación del interés compuesto con el ahorro recurrente. El dinero puede crecer de manera exponencial, pero si creas el hábito de ahorrar de manera recurrente es mucho más poderoso.

A invertir, pues.

Javier Martínez Morodo, Chief Strategy Officer en GBM*

Imagen de TheDigitalWay en Pixabay

Twitter: @javiermtzmorodo, mayo 5, 2021

Tomado de Forbes México.