Cómo se pierde la libertad, paso a paso

Desde 1.999 cuando la voluntad popular eligió a Hugo Chávez, Presidente de la República, comenzó un proceso, que ellos llaman revolucionario, pero que otros llamamos involucionario, el cual es merecedor según mi juicio del siguiente análisis:

1.- Cuando asumen el poder comienza todo un chantaje contra esa vieja dirigencia marruñeca, que negociaba, durante la democracia y de la cual quedan algunos, sacando la cabeza; a esa dirigencia la destrozó el Chavismo; les sacó poderes habitantes exorbitantes, antes de eliminarles el Congreso en donde el Presidente era Chavista cuando por la correlación de fuerzas no les correspondía.
2.- Se acepta la supraconstitucionalidad, con sentencia de la Corte Suprema que no era Chavista, (pero si jala jala), como un dogma o axioma legal, cuando en realidad era una aberración constitucional, darle ese poder a la Asamblea Constituyente, el cual fue utilizado para atropellar. Así, nombraron alcaldes, destituyeron personas, paralizaron compra de terrenos, autorizaron la compra de otros, todo y como a Miquelena le daba la gana, éste pasará a la historia con una frase celebre: la sociedad civil: «¿con qué se come eso?», producto de la prepotencia y abuso de poder a su máxima expresión.
3.- Los partidos políticos quedan desvastados. Asume la oposición la dirigencia civil, los trabajadores y los empresarios. Resultado: el primer intento de fallido golpe de Estado y el paro petrolero, uno peor que el otro.
4.- La oposición sigue jugando a la candelita y es Chávez quien marca la agenda política. No participan en las últimas elecciones parlamentarias y se enrojece la Asamblea Nacional;
5.- El Chavismo logra el control de todos los poderes públicos. Entrando en su fase totalitaria, comienza el tránsito de un partido único, un sólo pensamiento y un sólo líder. En paralelo, quienes le hacen oposición, entran en cuenta que es necesario unirse.

Ahora lo único que le falta es la reelección indefinida. Esta nueva elección lleva implícita el tema de la libertad individual. La alternabilidad que significa: cambiar, relacionarse, uno u otro, refiere al concepto de elegir. Pero, fundamentalmente, este aspecto no cambiaría, ello en razón a que se pueden presentar varios candidatos y el pueblo en ejercicio de su soberanía: elige.

Entonces, nos preguntamos ¿Por qué no a la reelección indefinida, si siempre podemos elegir?. Porque: el problema no es elegir, el problema es la concentración de poder en una sola persona, que lleva a los excesos y abusos. Las democracias modernas mantienen la figura de la alternabilidad, y así lo han aceptado los demócratas, para no verse tentados a continuar en el poder, por el peligro, de que conociéndose seres humanos, cometan abusos. A quienes no le tiembla el pulso para eternizarse en el poder, es a los dictadores: Robert Mugabe en Zimbabwe, (1.980); Augusto Pinochet en Chile; Juan Vicente Gómez en Venezuela; Sadam Husein en Irak, Alberto Fuyimuri en Perú, Fidel Castro en Cuba….

En contraposición con el liderazgo de: Nelson Rolihlahla Mandela, primer presidente de Sudáfrica, (1.994), elegido democráticamente, por el voto universal y directo. Luego, que pasara 27 años en la cárcel por enfrentar a los Ingleses en su lucha contra el apartheid, participó en el pacífica transición de su país a la democracia representativa, en una oportunidad dijo: El creerse el único en poder construir algo, no refleja, sino, su incapacidad para hacerlo.

La pretensión de reelección indefinida, atenta contra nuestra libertad individual, nos llevarán por el camino del partido único, del pensamiento único, de la actividad única, en aras de que una sola persona satisfaga sus necesidades de revolución personal e individual, y en detrimento de nuestra calidad de vida, ya que no hemos visto acondicionamiento de barrios, ni la construcción de viviendas, ni un buen sistema hospitalario. Lo que si hemos visto es un Estado empleador y concentrador, en paralelo a la merma de las inversiones. Lo que si han recibido por igual pobres, clase media y ricos, es el impacto de un mal gobierno que ahora mediante el abuso de poder pretende eternizarse.

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