¿Cómo ser un buen estratega?

(*) Geomara Chávez López – Aceves Ramos Víctor señala que «para generar estrategias exitosas se debe tener una mentalidad apropiada que sepa anticipar para sacar ventaja a las circunstancias«.

Para garantizar el éxito de una organización es necesario establecer las estrategias adecuadas y para ello se necesita un líder que pueda comprender éste sentido, guiando de la mejor manera su organización, que conozca la aplicación de la administración estratégica.

La administración estratégica

Una buena definición sería: «La administración estratégica es el manejo del cambio en forma eficiente.» Es decir que es el proceso de manejo del cambio por el cual se logra un mejor aprovechamiento de los recursos existentes y consiste en establecer una misión clara, así como la visión que incluya la definición de la forma en que la empresa se ve en el futuro.

Por tanto las estrategias requieren de una interrelación a través de un liderazgo que permita establecer una cultura clara. En suma, administración estratégica es lo que debe de hacer un gerente o director exitoso. Esto implica que debe existir una definición de éxito, misma que no es igual para todas las empresas o entidades que se administran. También implica que debe existir una forma en la que se evalúe la actuación de quien lleva a cabo el manejo de la gerencia.

Clasificación de las estrategias

Existen diversas formas de clasificar las estrategias, una de ellas es por el nivel gerencial al que está dirigida y siguiendo esa estructura, el tipo de estrategia que corresponde a cada nivel es el siguiente:

Alta gerencia—estrategia organizacional: debemos preguntarnos si los diversos negocios a los que se dedica la empresa ¿están relacionados? y en ¿cuáles deberíamos estar?, las medidas de seguimiento para esta estrategia son muy vagas y flexibles; su lapso es mucho más amplio que el de las demás, debido a que tiene que enfocarse al análisis de las tendencias del entorno y así fijar rutas a seguir. En este punto es importante observar que productos no tienen relación con la empresa existente, ya que un desarrollo de productos desmedido trae distractores que desvían nuestra atención de lo verdaderamente importante.

Directores de división—de unidad de estrategia: Aquí es sumamente importante la observación del macroambiente, pues hay que definir las variaciones que surgirán y que podrán traducirse en amenazas u oportunidades para la empresa.

Directores de función—Funcional: La pregunta es si nuestros objetivos, metas y programas nos permiten aprovechar las oportunidades y prevenir o amortiguar las amenazas que se le presentan a la unidad estratégica. Este tipo de estrategia es a corto plazo, su seguimiento debe ser detallado y especifico.

Esto nos muestra cómo es que los estrategas han evolucionado en su forma de actuar y de pensar, buscando siempre aprovechar las oportunidades, al no encerrarse en sus ideas sino que por el contrario están conscientes de que hay que estar muy atentos a los cambios que surgen tanto en el medio interno como externo de la empresa, sobretodo jamás descuidar a la competencia ya sea que esta se tenga muy bien identificada o en su defecto se desconozca; ambos casos perjudiciales si se pasan por alto, debido a que es nuestra principal amenaza.

Formación de la mente del estratega

De acuerdo con Kenichi Ohmae, doctor en ingeniería nuclear y pensador de estrategias, para poder desarrollar una mentalidad como la del mejor de los estrategas es necesario «hacer un hábito el pensar en forma estratégica, practicarlo en tu vida diaria y no sólo en las ocasiones en las que se presente un problema, se debe desarrollar la costumbre de pensar estratégicamente, y hacerlo en forma natural».

El primer paso es el análisis de lo que conforma el problema en cuestión, es decir, evaluar cuáles son las partes que lo constituyen y ver el significado de cada una de las partes para que al verlo en su conjunto no nos intimide o se nos haga más fácil dar soluciones, e inclusive ver esas soluciones no contempladas anteriormente, para esto se nos facilite debe haber una combinación entre lo racional y la imaginación, sin dejar a un lado que nuestro análisis debe ser objetivo y no sólo basado en la experiencia; la fórmula para obtener el éxito es: combinar el método analítico con la elasticidad mental, que el autor denomina pensamiento estratégico.

Gran cantidad de posibilidades

Las armas del estratega son el pensamiento táctico, la consistencia y la coherencia, sin olvidarse de contar con la información adecuada para idear estrategias que mejoren la situación de la empresa y claro que otro punto clave es el no dejarse nublar la visión por las presiones que nos aquejan, ya que por esto puede darse el caso de elegir las alternativas erróneas y en vez de mejorar la situación podremos empeorarla, lo idóneo es cambiar el objetivo de “éxito a toda costa” por “evitar lo peor”, se le abrirían una gran cantidad de posibilidades.

Con esto podemos decir que la administración estratégica es el ejercicio más importante de una empresa en el que se define detalladamente la forma en la que la visión y objetivos se convertirá en realidad a través del tiempo, siguiendo una serie de pasos establecidos por el líder que debe tener la mentalidad de un estratega para lograr la supervivencia de la organización, siempre buscando estar vigentes en el mercado.

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(*) Lcda. en Negocios Internacionales y Consultora de Empresas.

Fuente: http://suite101.net/article/como-ser-un-buen-estratega-a2011#axzz2M19TBE00