Conflicto diplomático: y quien paga es el pueblo

La temática que enfrenta a los titulares de la Casa de Nariño y Miraflores, ahora es el de las bases militares donde se le permitirá acceso a las fuerzas armadas norteamericanas, en suelo colombiano.

El Presidente de Venezuela, acusa que con ésta acción se amenaza la soberanía de los países de la región, mientras que Uribe, plantea que no es así, y que es un acuerdo que hace tiempo estaba pactado y que ahora es que se va a materializar.

Ante la negativa del presidente Uribe a deshacer este compromiso, Chávez ha decidido unilateralmente y, sin tomar en cuenta a quien afectará realmente esta medida, congelar las relaciones con el segundo socio comercial más importante de Venezuela después de Estados Unidos.

Las relaciones bilaterales son importantes para ambas naciones, ya que Venezuela también es el segundo socio comercial de Colombia, después de Estados Unidos. Pero, ¿quién tendrá un impacto más fuerte, de no acomodarse las posturas tajantes e inflexibles de ambos Presidentes?, es una pregunta que tiene que estar en el orden del día.

Y, si nos dejamos llevar por las cifras que, oportunamente ha arrojado la Cámara de integración Económica Venezolano-Colombiana, (CAVECOL) basándose en lo que aportó la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, (DIAN) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, (DANE) de Colombia, nos encontramos con la siguiente realidad:

• Colombia ha aumentado sus exportaciones a Venezuela en los últimos 5 años en un 748%.
• Venezuela, pasó de tener casi un 10% del total de las importaciones colombianas, a tener para finales de 2008, un 2,9 %.
• Venezuela, desde 1999, tiene balance deficitario en la relación compra-venta con Colombia.

Y es que estas cifras tienen diferentes matices, que hay que apreciar. Primeramente, que Venezuela ha venido aumentando su dependencia de los productos colombianos, mientras que Colombia ha sustituido las importaciones hechas a Venezuela progresivamente.

Las rupturas de las relaciones comerciales afectarán al empresariado colombiano, que tendrá mayor dificultad a la hora de colocar sus productos, quizá en lugares más lejanos y, por ende, con mayores trámites administrativos, lo que hará incrementar los costos y serán menos competitivos por su relación de precio.

Pero, por otro lado, están los consumidores venezolanos, que serán quienes más sufrirán los embates de la ruptura de relaciones; y esto, motivado a que, si bien es cierto, que se puede suplir todo lo que se compra al vecino país, también es que no es un proceso de sustitución de un día para otro, sino de progreso paulatino.

Los empresarios e inversionistas venezolanos, no compran en el país neogranadino por simple gusto, sino porque tienen ventajas competitivas y dejan mayor rentabilidad. Ahora con ésta realidad, tendrán que estudiar las opciones alternas; pero debido al fuerte impacto de esta medida, se verán afectado los empresarios e inversionistas venezolanos, así como los consumidores.

Es esto una realidad que no se puede ocultar, y sí se pueden conseguir productos de similar o mejor calidad que la que ofrecen los productos colombianos. Pero digan lo que digan, siempre será más caro traer productos de Argentina que de Colombia, y quien terminará pagando será el consumidor final, que es al que se le trasladan los costos y que no es otro, que el pueblo venezolano.

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