Crecimiento personal proactivo: Cultivar buenos hábitos

    Obtén confianza en ti mismo,
concentra tu mente y tu corazón en lo positivo
y haz un hábito de ello: Es tu derecho.

      ¿Qué tan auténticos, preocupados hemos estado en el cultivo de nuestros hábitos que nos garantizan armonía, equilibrio, paz, felicidad? ¿Qué nos ha impedido lograrlo? ¿Por qué no nos hemos preocupado por ello?  Podrían ser algunas preguntas que ya debíamos habérnoslas hecho y  tener sus respuestas,  a fin de identificarnos con la relevancia e importancia de cultivar hábitos que nos ayuden en nuestro crecimiento y nos faciliten nuestro tránsito por esta dimensión en la que hoy estamos.

    Cada uno de nosotros somos responsables de la vida que tenemos y lo que en ella sucede. Debemos estar atento en nuestro comportamiento, relaciones, desempeño y saber qué tanta importancia le hemos dado al cultivo de los buenos hábitos, cómo, cuáles tenemos, que nos afectan tanto psíquica como físicamente.

 ¿Qué en un hábito?

   Al respecto  señala ´apsicat.com´, son cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido.  En otras palabras: Es cuando una persona hace algo de la misma manera, una y otra vez hasta que lo realiza automáticamente sin esfuerzo o planeación.

     En psicología, el hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato.

     Los hábitos incluyen tanto actitudes como acciones. Una actitud es una inclinación permanente a reaccionar de cierta manera cada vez que respondemos a una situación determinada.

     Considérese, como señala fuente citada, que cada persona suele moldear continuamente su forma de ser y de  actuar, de acuerdo a  las influencias que recibe del medio que la rodea; en la casa, en la escuela, en el trabajo, con los amigos, con todo esto vamos construyendo  nuestra identidad,  estilo de vida, y  construimos así nuestro  sistema de creencias y valores, el cual  define   la actitud  que tendremos ante  la vida y el rol que ocuparemos  en la sociedad, mismo que estará presente en toda situación o actividad y  puede ser modificado por las exigencias del medio.

      Los valores, ideas, sentimientos y experiencias significativas definen los hábitos de cada persona. Por tanto, los hábitos se crean, no se obtienen por herencia, se pueden volver necesidades y nos llevan a realizar acciones automatizadas.

 ¿Por qué aparecen los hábitos?

Según los científicos,  comenta ´facilethings.com.´,  los hábitos aparecen porque nuestro cerebro está siempre buscando formas de ahorrar esfuerzos. Cuando haces algo rutinario, el cerebro no toma decisiones, se relaja y descansa. Esto es bueno porque nos despreocupamos de comportamientos básicos, como lavarse los dientes. Pero es malo, cuando se trata de un hábito que no queremos: como el cerebro se desconecta, a menos que luches conscientemente contra el hábito, éste se seguirá produciendo automáticamente una y otra vez.

        Según numerosos estudios neurológicos y psicológicos, los hábitos se pueden cambiar. Si eres capaz de entender cómo funcionan, podrás actuar sobre ellos con más posibilidades de éxito. Y funcionan en ciclos de tres pasos:

Primero se produce una señal, un detonante que avisa a tu cerebro para que seleccione el hábito correspondiente y se ponga en modo automático
Después se desarrolla una rutina, que puede ser física, mental o emocional.
Al final hay una recompensa, que ayuda a tu cerebro a recordar ese comportamiento para el futuro.

    Lo cierto es, que cada uno de nosotros ya debemos saber cuáles de  los hábitos  con que nos hemos identificados son buenos y son malos; a través de sus resultados surge esa clasificación, por tanto, hay hábitos buenos y malos. Con respectos a los primeros, que son los que nos convienen, se  sabe  son todos aquellos que posibilitan  nuestro crecimiento,  permiten mejorar, madurar y alcanzar los objetivos o metas; los hábitos positivos pueden parecer en principio algo aburridos para algunas personas, sin embargo, los beneficios a largo plazo son extraordinarios.

      Por su parte, los negativos que son muchísimos,  son todos aquellos que limitan  el crecimiento, son un freno que no te permiten evolucionar; no  permiten llegar a ser un mejor tú; no  dejan revelar a tu verdadero ser. En principio, pueden resultar muy atractivos, por lo cual resulta muy fácil adquirirlos principalmente cuando una persona se deja llevar por la satisfacción inmediata; sin embargo, a la larga, como lo expone la fuente citada,  las consecuencias son desastrosas para la vida de una persona, arrastrándola hacia situaciones muy problemáticas, accidentes, enfermedades graves o incluso la muerte.

    Cada día tienes una oportunidad de sorprenderte  cuáles son aquellos hábitos que te  han beneficiado en su crecimiento, si realmente se  les  has  alimentado, cultivado, así como también, cuáles son los negativos y qué se está haciendo para cambiarlos.

    Al respecto, opina ´facilethings.com´, que  no se puede erradicar un hábito, pero se puede cambiar. Y la regla para cambiarlo es sencilla: manteniendo la misma señal y la misma recompensa, sustituye una rutina por otra. Si eres consciente de cómo funciona tu hábito, e identificas la señal que lo genera y la recompensa que buscas, puedes cambiar la rutina.

     Según los estudios analizados por Duhigg, el último ingrediente que convierte un hábito modificado en un comportamiento permanente, es creer que va a funcionar.
 *Fuentes mencionadas
  Web: www.carmorvane.com