Cuaresma: Tiempo de encontrarse con la paz y la armonía

“Cuaresma, es el tiempo para volver
a Dios con todo el corazón”

Benedicto XVI

La Cuaresma (del latín quadragesĭma), pues dura 40 días, comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, y es el tiempo litúrgico de conversión que marca la iglesia para preparar los creyentes a la gran fiesta de la Pascua.

Cuaresma es tiempo para arrepentirse de los pecados y para cambiar el acostumbrado estilo actitudinal, para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. Es decir ser: ¡buena gente!

Es un tiempo de penitencia para los fieles de la Iglesia Católica y de ciertas iglesias de otras religiones. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, se hace un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos fervorosos para vivir como hijos de Dios.

La duración de La Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta se habla de los cuarenta días del Diluvio, de los cuarenta años de la Marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de las cuarenta décadas que duró la estancia de los judíos en Egipto.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que -en este lapso- significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de conversión espiritual; de cambio, tiempo de preparación al misterio pascual, ¡Tiempo de PAZ!

Hoy, más que nunca, los cambios están produciéndose cada vez más con una extraordinaria rapidez en este maravilloso planeta Tierra, que es un “planeta escuela”, de continuo aprendizaje y cambio de conducta. En este tiempo, cuando gran parte de la humanidad ha comenzado a vivir la Cuaresma, valdría la pena detenerse, observar y responderse dónde deberían estar las mentes de cada persona en este instante, ¿en el presente o pudieron haberse ido unos minutos atrás, unos días atrás, unos meses atrás, unos años atrás…? Si la gente permite que eso suceda muy seguido, impide vivir el presente (el aquí y el ahora), pasando sin que la humanidad se dé cuenta de su presencia, de su existencia. Y como no se percibió la realidad, tampoco se puede aprovechar para planificar y así sigue “clavada en el pasado”, llena de muchos rencores y numerosos pensamientos negativos, que impiden el cambio hacia la transformación hacia ser: ¨buena gente”.

¿Qué tal si la humanidad evaluara desde el análisis de la palabra PECADO, que el origen del arameo significa EQUIVOCARSE, y se perdonan de eso que se cree que no se hizo bien y se obtiene el aprendizaje de esa equivocación y se procede al perdón? Mucho más aún, que se perdonara a todos los que, de alguna forma, hicieron sentirse mal a sus semejantes, agredidos, despreciados, ofendidos, y se aproveche esa oportunidad de NACER A UN NUEVO SER (los líderes de este régimen deberían aprehender estas ideas e implementar un nuevo estilo de liderazgo basado fundamentalmente en la integración de todos los venezolanos, sin distinción de colores políticos, aceptando que diversas actuaciones de ellos han estado equivocadas), mirando de aquí en adelante la oportunidad que el Sol permite que se mire en cada amanecer, el Aire sucede a cada instante, y los Colores son distintos. Y el factor humano con su capacidad de agradecer, de perdonar, de vivir sanamente bajo los designios del Todopoderoso, planificar e implementar una acción conductual basada fundamentalmente en el amor a Dios y de su doctrina (no acordarse de Santa Bárbara, cuando está lloviendo. Tampoco invocar a las inspiraciones espirituales cuando se tienen momentos críticos y de desesperación).

En la Cuaresma, Cristo invita a cambiar de vida. La Iglesia estimula a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas (sería el estilo ideal de los máximos jerarcas de este régimen). Incita a vivir una serie de actitudes cristianas que ayudan a parecerse más a Jesucristo, ya que por acción de los pecados, la gente se aleja cada vez más de Dios.

Por ello, Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna (tan necesitada en la actual sociedad venezolana, que cada día está más fragmentada, debido al discurso violento y agresivo de los representantes del Gobierno Central).

Cada día, durante toda la vida, se debe arrojar de los corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen al amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, se debe aprender a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto se aprende también a tomar cada cruz individual con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

Con la imposición de cenizas el pasado miércoles, el sacerdote decía a todos y cada uno: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Esto quiere decir que se debe trabajar desde los respectivos lugares de trabajo, en la familia, en el colegio o la universidad, sean cuales sean los escenarios en donde actúan las personas, se debe brindar siempre un mensaje de Amor y Esperanza a los semejantes.

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