David Martínez Roig: «Los profesionales del marketing no sabemos vendernos»

(*) David Martínez Roig – Llevo ya algún tiempo preocupado por el tema. Cada vez que alguien que no es del ramo me pregunta en qué trabajo y comento que en marketing, una mirada de desconfianza aparece en el horizonte. Si además, matizo mi especialización, marketing agroalimentario, entonces las reticencias son mayores, pensando que me paso mis jornadas laborales intentando engañar a los consumidores y vender “humo” o productos de mala calidad de mis clientes, esos grandes empresarios desaprensivos del sector agroalimentario.

Consigo rizar el rizo si además comento que tengo una licenciatura en Psicología. Entonces piensan que junto al título, al terminar la licenciatura, me regalaron una bola de cristal y soy capaz de leer las mentes de las personas.

Otras veces, fuera del entorno profesional, en conversaciones, aparece de nuevo la connotación negativa del término: cuando una película de baja calidad logra un éxito de taquilla, se comenta en mi presencia: “Eso ha sido gracias a lo que se dedica David, al marketing”. Igual con un grupo musical que triunfa siendo mediocre, como el mismísimo Chikilicuatre (o como se escriba) que el otro día un amigo mencionada señalándome en la conversación: tuvo su éxito, como David bien sabrá, por el marketing.

Y es que, ni los propios profesionales del marketing (definiciones académicas a un lado) sabemos explicar con claridad lo que es el marketing. Día a día me encuentro con empresas de diseño gráfico que dicen que se dedican al marketing, empresas de diseño web con el mismo mensaje, empresas que hacen gorras y llaveros publicitarios y los venden como marketing y así un “totum revolutum” infinito… y claro, luego se cruza uno con clientes que le piden que les haga unos “panfletos” para su empresa ya que tu te decidas a eso del marketing o la publicidad.

Mención aparte merecen los empresarios de la vieja escuela, para los que el marketing es publicidad en prensa común (la estrategia de marketing 2.0. es ciencia ficción) y un derroche de colorines y fotografías, como decía un señor que fue compañero en unas ponencias sobre marketing de productos alimentarios en las que tuve la suerte de participar y que tuvo la osadía de recomendar al público no invertir ni un euro en marketing, basándose en la experiencia de un conocido suyo que invirtió 100 millones de pesetas en marketing, comprando trailers y “rotulándolos y todo” para posteriormente fracasar en su inversión. He aquí una nueva definición de marketing: Comprar camiones y rotularlos.

Yo soy el primero que entono el “mea culpa” y me propongo esforzarme en aclarar los términos y dignificar la profesión, motivo por el cual, entre otras cosas, he invertido parte de mi tiempo en escribir este artículo. Soy consciente de que yo sólo no conseguiré gran cosa por lo que solicito la colaboración de todos los compañeros de profesión. Hace poco tiempo, me dirigía al despacho en moto y paré detrás de un autobús en Valencia; al ir en moto, no tuve tiempo para hacer una fotografía y mostrar el contenido literalmente, pero el anuncio de un famoso centro comercial decía algo así: “Te invitamos al cine gratis. Sin mentiras. Sin marketing”.

Espero que los “profesionales del marketing” que idearon esa campaña, lean este artículo y se unan a mi causa.

Por adelantado, les muestro ya mi gratitud.

(*) Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia y dispone de estudios de Postgrado en The Aarhus School of Business, Dinamarca.

Fuente: http://www.puromarketing.com/14/10792/profesionales-marketing-sabemos-vendernos.html