De seguridad, Chávez y que “chave”…

En épocas pretéritas, Venezuela no era un país inseguro; se ha transformado en los últimos años. Los amigos de lo ajeno y los enemigos de la sociedad, han sofisticado los mecanismos y métodos delictivos, siendo ahora, el secuestro el más utilizado, para cuya perpetración sus autores cuentan con la información familiar de sus víctimas, cuentas bancarias y bienes, con ello, lo que pueden exigir.

Además, se encuentran los robos a mano armada, violaciones, el sicariato y, como si fuera poco, las balaceras en los barrios por ajuste de cuentas entre bandas. A ese panorama se agregan los abusos policiales, que de igual forma responden a la impunidad reinante.

Sin embargo, el Presidente señala como responsable del aumento de la criminalidad al “capitalismo”, en razón a que ese sistema económico “desprecia la vida de las personas”, y a los medios de comunicación que exaltan la agresividad. Pero que, con la implementación de un nuevo Sistema Nacional de Seguridad, la reducción de la violencia es del 45% (Noticiero Televisa 18/03/2009).

Todavía no podemos medir si este último plan de seguridad implementado por el Gobierno será efectivo. Pero parte de una premisa falsa: que el “capitalismo” y “medios de comunicación” son los responsables y a cuya lista agrega el Gobernador Adán Chávez, a la “oposición”, cuando justifica el aumento de los secuestros: “…muchos de los secuestros podrían ser el resultado de los intentos de desestabilización por parte de la oposición, o de los llamados auto secuestros: raptos orquestados para revelar los puntos débiles de las fuerzas de seguridad, o para arrancarle dinero a la propia familia…” (El Nacional 23/07/2009).

Ahora resulta que la violencia que existe en el país, no es responsabilidad del Gobierno, sino, del “capitalismo”, “los medios de comunicación” y de la “oposición”. Quiere decir, que los secuestros, asesinatos, balas perdidas, sicariatos, o robos que ocurren a diario, no son producto de bandas armadas organizadas, sino, de: “el capitalismo”, que no toma en cuenta al ser humano; de los “medios de comunicación”, porque exaltan la violencia y de la “oposición”, que comete los actos; sólo, y con la única intención, de develar la ineficiencia del Gobierno.

Con esta actitud, el Gobierno sólo está desviando el problema de la seguridad ciudadana y descuida el centro que son las bandas armadas, fortalecidas en estos últimos años, porque los entes del Estado están dedicados a la caza búsqueda y persecución de sus disidentes y no de los delincuentes.

Realmente ¿a quién se persigue? Cuando se trata de un personero de la oposición, el Gobierno despliega toda su estructura y fuerza para poner en marcha los cuerpos del Estado (Fiscalía, Tribunales, PTJ). Pero cuando se trata de un acto delictivo, no. Esto ha hecho que, los grupos delictuales se fortalezcan creando tentáculos y redes en todas partes del país, permeando así toda la sociedad.

Si en lugar de endilgar culpas, el Gobierno le pide a la oposición conformar una unidad de acción política (sociedad política y civil) dirigida a combatir la delincuencia, otro gallo cantaría.
El resultado de estos enfrentamientos estériles perjudican al país, de allí: una “nación débil” y una “delincuencia fuerte”.

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