Dudas de un profano en materias petroleras

Quien escribe este artículo no es ni remotamente un experto o un estudioso de las materias petroleras, pero como soy ciudadano venezolano, no puedo menos que meter mi nariz en ese negro mercado, por razones si no de sobrevivencia mía, por lo menos de sobrevivencia de mis hijos y de mis nietos. Y creo que todos deberíamos preocuparnos más de lo que sucede en ese mercado,  pues lo que se nos dice habitualmente sobre el mismo, es manifiestamente insuficiente y deja muchas dudas flotando en el ambiente. Hay algunas cosas importantes que están pasando en el mercado petrolero mundial y que deben incorporarse en cualquier diagnóstico que se haga sobre lo que sucede – y  sobre lo que le puede suceder – a Venezuela y a su industria petrolera

En primer lugar, todo parece indicar que Estados Unidos, que sigue siendo el principal cliente del petróleo venezolano, camina aceleradamente hacia una situación de menor demanda de ese producto, por lo menos de menor demanda desde Venezuela. Desde el 2008 a esta parte, la producción interna de petróleo en ese país ha pasado de 5 millones de barriles diarios, a 8 millones de barriles diarios. Se ha convertido en el principal productor mundial, por encima de cualquier país de la OPEP. La producción de gas también ha aumentado, aun cuando a un ritmo más lento. La reciente tecnología de la fractura hidráulica genera expectativas de que la producción de petróleo y de gas va a seguir creciendo. En ese mismo período de tiempo ¿Que ha hecho Venezuela para aumentar su producción petrolera? ¿Qué ha hecho Venezuela para mantener o aumentar  su participación en el mercado petrolero internacional?

Hay otros países cercanos que si han tomado decisiones estratégicas muy claras y radicales. México ha decido abrir la industria petrolera a los capitales privados, lo cual seguramente les permitirá recibir un volumen importante de capitales y de tecnología, que se traducirán  en mayor producción. Canadá sigue adelante con la producción de petróleo a partir de arenas bituminosas, todo lo cual hace pensar que Canadá y México se convertirán – tanto por la cercanía geográfica como por el acuerdo de libre comercio que los vincula- en los socios petroleros fundamentales de un Estados Unidos que reducirá sustantivamente sus compras en otros lugares del mundo.

Pero en la propia América del Sur, le surgen a Venezuela competidores de importancia y de visión estratégica. Brasil produce ya hoy en día 2,2 millones de barriles diarios y pronto esa cantidad se incrementará con la producción costa afuera, además de que produce una cantidad importante de  biocombustibles y de energía hidráulica y eólica. En la perspectiva de mediano y de largo plazo, Brasil será un exportador importante de petróleo – ya lo es en parte- lo cual lo colocará como un competidor relevante de Venezuela.  La empresa petrolera brasilera Petrobras se perfila como una empresa de nivel planetario, en parte pública y en parte privada, y se maneja sin devaneos populistas y sin ser la caja chica del gobierno brasileño.

Colombia ha devenido también en un país petrolero, que produce ya una cantidad  cercana al millón de barriles diarios, cantidad que se puede incrementar en la medida que la paz con la guerrilla permita aumentar la seguridad de los oleoductos y de las zonas de exploración y producción. Por lo tanto, en un futuro cercano Venezuela se verá con competidores cercanos que incrementan su presencia en el mercado petrolero mundial y que no son países mono productores o mono exportadores,  como Venezuela, y pueden por lo tanto tomar sus decisiones con más calma y con más capacidad de negociación.

 ¿Qué hace, mientras tanto, Venezuela? ¿ A qué ritmo se incrementa su producción’ ¿A qué ritmo se incrementan las inversiones en el área petrolera? ¿De dónde se nutre de capitales y de tecnologías? Cada cierto tiempo se mencionan en el país cantidades de producción que se alcanzarán  en un futuro incierto, pero sin que nadie conozca las necesarias inversiones que se están realizando para alcanzar esos hipotéticos nuevos volúmenes de producción, ni de donde se obtendrían las capacidades financieras que no parece tener hoy en día la industria petrolera venezolana. Lo único concreto y cierto es que se le vende una cantidad creciente de petróleo a China, lo cual no puede menos que visualizarse como un hecho positivo, pero en el cual no puede descansar todo el futuro de la industria petrolera venezolana, máxime cuando China comienza a ralentizar sus ritmos de desarrollo.

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