Duelo de pareja

Unimos nuestras vidas al ser que amamos e iniciamos una “vida en pareja”, lo cual involucra aceptar al otro tal como es y que ese otro también nos acepte. Como pareja, compartimos sentimientos, lenguajes, cuerpos, tiempo, amigos, intereses, sueños expectativas, proyectos y muchas otras cosas.

Pero un día, nos damos cuenta que tenemos una relación disfuncional, que el amor se acabó, que hay maltrato físico y/o psicológico, que somos dependientes afectivamente, que somos conformistas con una situación en donde se han comenzado a generar odios, problemas de alcoholismo, adicción a las drogas y es en ése momento, donde entramos a considerar la separación como una alternativa. Finalmente, tomamos la decisión de separarnos, pero ¿qué significa separarnos del ser que amamos?

Fonnegra de Jaramillo (1995), refiere que la separación es una experiencia emocionalmente traumática, dura, difícil, dolorosa para todos los involucrados: la pareja, los hijos, cuando los hay, y los allegados.

Partiendo de la base de que, para crecer es necesario perder, la autora describe dos tipos de pérdidas: unas tangibles, palpables, como la muerte y otras, simbólicas o psicosociales, de partes nuestras muy queridas. Y toda pérdida, así la aceptemos, la reconozcamos como tal o no, da como resultado una reacción dolorosa que llamamos DUELO, que puede, en consecuencia, ser asumida, negada o ignorada.

El duelo es la reacción natural ante la pérdida de un ser querido, es una respuesta normal, aunque muchos de sus componentes físicos, psicológicos o sociales no lo sean fuera de este contexto. La elaboración de una pérdida es un proceso largo, lento y doloroso cuya magnitud dependerá, en gran parte, de la dimensión de lo perdido y de las características peculiares de cada persona. Ello explica las variaciones, en la duración e intensidad del proceso de un duelo particular.

Se presentan tres (3) etapas diferentes por las cuales atraviesan las personas que se enfrentan una separación:

1) Evitación, el no querer creer que lo que está ocurriendo es algo diferente a una pesadilla.
2) Confrontación, la más dolorosa, sigue a la anterior cuando la realidad ya se ha aceptado; agobiantes sensaciones de soledad y desprotección se alternan, por momentos, en que triunfalmente se reconoce el haberse liberado, de una relación deteriorada y sin futuro.
3) Restablecimiento, del equilibrio y del control. Se vuelve a dormir bien, a disfrutar de la vida y de la relación con otras personas. Ya la ruptura no ocupa el pensamiento permanentemente, lo que reestablece, a su vez, la concentración en otras actividades.

Según Burbano y Gómez (1996), el duelo es la respuesta característica ante la pérdida significativa cuando se muere un ser querido, se pierde una parte del cuerpo, el empleo, la pareja, etc.

Una vez identificado que la separación es un hecho traumático, doloroso, que genera diversas respuestas emocionales y que la superación del duelo depende del tipo de pérdida y de las características individuales de cada persona, es importante considerar que para elaborarlo adecuadamente, se debe comenzar por reconocer que la ruptura es un hecho real e irreversible, asumiendo y viviendo las consecuencias que se producen a nivel emocional, para posteriormente ir adaptándose a las nuevas circunstancias, dándose cuenta que las heridas pueden sanar y finalmente afrontar la nueva vida con dinamismo.

Algunas personas, frente a una separación, asumen una posición de “víctimas”, y, a la vez, se aíslan del mundo, creyendo que con ello lograrán sanar las heridas, sin darse la oportunidad de elaborar adecuadamente el duelo. A este punto, es importante anotar que un duelo bien elaborado permitirá a las personas identificar los fallos, fortalecerse a nivel afectivo–emocional y proyectarse nuevamente hacia el futuro.

Referencias

BURBANO, C., GÓMEZ, P. (1996). Manual de primeros auxilios mentales. Bogotá: Ministerio de Salud, Cruz Roja Colombiana.

ROJAS DE GONZÁLEZ, N., FONNEGRA DE JARAMILLO, I., PÉREZ DE CABRERA, S. (1995). Separación de las parejas: cómo prevenirla, cómo afrontarla. Bogotá: Planeta.

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