El anunciado crash bursátil

GÉNESIS DE LA BURBUJA:

Racionalidad limitada: La desconexión con la realidad por parte de los inversores les llevaría a justificar la exuberancia irracional de los mercados ( creándose un mundo virtual de especulación financiera que nada tendría que ver con la economía real) y a extrapolar las rentabilidades actuales como un derecho vitalicio lo que unido a la pérdida de credibilidad de las agencias de calificación como Moody’s (al no haber predicho la actual crisis), coadyuva a que el mercado permanezca insensible al recorte de rating de las compañías que cotizan en la bolsa.

Especulación: El proceso especulativo impulsa a comprar con la esperanza de sustanciosas ganancias en el futuro, lo que provoca una espiral alcista alejada de toda base factual .Así, el precio del activo llega así a alcanzar niveles estratosféricos hasta que la burbuja acaba estallando (crash) debido a la venta masiva de activos y la ausencia de compradores, lo que provoca una caída repentina y brusca de los precios, (hasta límites inferiores a su nivel natural) dejando tras de sí un reguero de deudas (crack bursátil).

Incertidumbre sobre el nivel suelo de los valores bursátiles: Un inversor está dispuesto a pagar un precio por una acción si le reporta dinero en el futuro, por lo que el valor de dicha acción es el total de flujos esperados. El nivel suelo de las Bolsas mundiales, (nivel en el que confluyen beneficios y multiplicadores mínimos), se situaría en la horquilla de los 8000 y 9000 puntos en Mercados Bursátiles como el Dow Jones, Nikkei o el Ibex 35, debido a la mayor virulencia y profundidad que presenta la crisis económica y muy lejos de los estratosféricos techos actuales ,rememorando valores de octubre del 2008.

Repunte de las commodities: El repunte generalizado en los precios de los commodities podría reflejar un cambio en la tendencia de las condiciones económicas dentro del escenario mundial. Así, la cotización de estos productos aumentó 11 por ciento en términos intermensuales, siendo la cotización del petróleo la que reportó la mayor subida mensual (27,3%), seguido de la soja (subidas del 13%) y el trigo (12%) y en la nueva senda alcista de los productos agrícolas no sólo influye la recuperación
del petróleo, sino que también juegan algunos factores coyunturales, como las malas condiciones climáticas (sequías, falta de humedad y bajas temperaturas) que se registraron en las principales zonas productoras del mundo y el regreso de la especulación de la mano de los fondos de inversión.

Final del rally alcista: Los inversores han empezado a sentir el vértigo de la altura y a cuestionarse el estado de solvencia de las compañías, (dado el elevado endeudamiento de las mismas que superan en algunos casos el 200% en relación a su valor añadido en el 2009). Así, las sociedades cotizadas en las Bolsas españolas tendrían unos compromisos financieros de 276.532 millones de euros, (lo que supone 3,1 veces el beneficio bruto que van a obtener este ejercicio) y se espera que bajará
el porcentaje de los resultados empresariales que se destinarán a dividendos así como el número de empresas que repartirán el mismo.

Posible crash bursátil: La euforia de Wall Strett (y por extrapolación del resto de bolsas mundiales), tras los resultados de los llamados «test de estrés» de las entidades financieras llevadas a cabo por la Administración EE.UU. y el goteo de datos económicos negativos inferiores a las más pesimistas previsiones, habrían ayudado a la sobreponderación de los brotes verdes de la economía (aumento del 3% del PIB de EE.UU. para 2010 y notable mejora de resultados de la Banca y Wall Strett).

Se habría así producido un cambio en las expectativas del mercado, existiendo ahora la convicción de que las políticas de rescate financiero (Programa de Apoyo para activos con problemas, TARP) llevado a cabo por las Administraciones y las sucesivas bajadas de tipos de interés de la FED, habrían aliviado los problemas de liquidez de las entidades financieras, pero no impedirán que los bancos se sigan descapitalizando y necesiten más inyecciones de capital, debido a la existencia de emisiones del sector
inmobiliario (cédulas hipotecarias) y de activos tóxicos (hipotecas subprime) que deberán ser comprados por los bad banks (bancos malos) o continuar con el goteo de nacionalizaciones bancarias, prácticas que en ambos casos suponen una pérdida de la libre competitividad.

Además, la anunciada subida de tipos de interés por parte de la FED y BCE en el 2010, tendría un inmediato impacto en hipotecas y préstamos bancarios, consiguiente asfixia económica de amplias capas sociales y un dramático aumento de la morosidad y los embargos de viviendas y locales
comerciales, lo que unido al repunte de los precios del crudo, podría dar lugar a episodios de estanflación (el Índice de Precios al Consumo, IPC) de Estados Unidos subió en el 2009 en tasa interanual el 2,7%) y aunada con el elevado endeudamiento de las empresas y la inestabilidad de países
de la Eurozona como Grecia o España, podría producir un nuevo crash bursátil.

Dicho estallido bursátil tendría como efectos benéficos, el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales, la ruina de millones de pequeños inversores, todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras, frecuentes estallidos de conflictividad laboral e incrementos de la tasa de paro hasta niveles desconocidos, desde la época de la II Guerra mundial, aunado con incrementos espectaculares del déficit Público y de la Deuda Externa.

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