El Arte de Estar Vacío

“Nan-in, un maestro japonés de la era Meiji (1868-1912), recibió a un profesor universitario que fue a preguntar sobre el Zen. Nan-in sirvió té. Llenó la taza de su visitante y siguió vertiendo. El profesor miraba cómo se derramaba hasta que no pudo contenerse más: ‘Está repleta. ¡No cabe más!’. ‘Como esta taza -dijo Nan-in-, usted está lleno de sus propios pensamientos. ¿Cómo puedo mostrarle el Zen, si no vacía primero su taza?”.

Lcdo. Martín Lo Destro – Nuestra cultura occidental, vive en bajo la tiranía de lo que yo llamo “ley del pensamiento temporal”. Esta ley tiene subyugados a sus súbditos en el recuerdo o en el proyecto. Reflexionemos unos minutos: ¿de qué habla cuando llega a su casa? ¿Qué le cuenta a sus amigos cuando se encuentra con ellos?

Nuestra mente pasa la mayor parte del tiempo recordando sucesos pasados: lo que hicimos ayer, o hicimos hace una hora, nuestra infancia o bien como nos fue o no nos fue en el trabajo o en los estudios. Por otro lado, también está proyectando sucesos futuros: piensa qué va a hacer en un rato, qué vamos a comer a la noche, si mañana lloverá, cómo nos irá en el trabajo, con quién nos encontraremos, cómo estará el tráfico, etc.

Reconocido esto, debemos admitir que nuestra mente nos hace vivir en cierto espacio temporal: el pasado o el futuro. Cuando estas maneras de vivir se exacerban, podemos tener o depresión o trastorno de ansiedad; en algún sentido estas dos enfermedades son, y solo a nivel interpretativo, una forma de relacionarnos con el tiempo. A su vez, que dan cuenta de nuestra manera de habitar en el mundo; en otras palabras: habitamos en el pasado o en el futuro.

Como el lector habrá advertido, el presente es un espacio temporal donde solo reside nuestro cuerpo, nuestra mente está subida a una máquina del tiempo, que nos hace viajar a gran velocidad desde atrás hacia adelante. Esto conlleva a no disfrutar de la vida, ya que la vida es lo que tenemos aquí y ahora, y este momento es lo que somos.

Esta actitud de nuestra mente viajera, no solo puede generarnos trastornos a nivel de la salud mental, sino que además, nos genera problemas relacionales. Piense, por ejemplo, en las conversaciones que tiene con su esposa, sus hijos, o amigos. ¿Cuántas veces le pasó, que mientras ellos le hablan usted sencillamente está en piloto automático, recordando o proyectando?
El arte de estar vacío consiste en estar aquí y ahora, habitar el espacio ocupado por este momento. Habitar en el recuerdo es vivir en el pasado, y el pasado es lo que dejó de ser. Habitar en el proyecto, es vivir en el futuro, y el futuro aun no es. Por lo que vivir en el pasado o en el futuro, es vivir una vida que no existe.

Vivir en el presente, es centrar nuestra atención en lo que va ocurriendo a cada instante: el aroma del café cuando lo sirvo, el calor del agua caliente cuando me ducho, el sabor de cada ingrediente de la comida, los detalles en una puesta de sol, cada nota musical en una pieza favorita, percibir nuestra respiración. Cuando vivimos en el presente, vivimos lo que tenemos, dejamos de concentrar la atención en lo que tuvimos, añorándolo, o en lo que tendremos, pidiendo o deseando. Vivir practicando el arte de estar vacío es habitar en el presente en un constante estado de gracia, es habitar en el ahora con cada uno de sus instantes. Es percibir lo que somos en este, y solo este momento.

(*) Filósofo argentino, Coach Ontológico. Posgrado en Coaching Empresarial. Escritor y conferencista internacional. Consultor integrante del equipo de Energés Coaching & Consulting. Miembro del equipo de supervisión en coaching en la Escuela de PNL y Coaching y Miembro fundador de la International Coach Federation Argentina.

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