El aumento de la pobreza en América Latina, la secuela más ingrata de la crisis

Este es el resumen del artículo «El aumento de la pobreza en América Latina, la secuela más ingrata de la crisis» publicado en la revista Knowledge @ Wharton.

Aunque los nuevos vientos de recuperación económica han alentado a los inversores internacionales a retomar el riesgo en sus transacciones bursátiles, al mismo tiempo que la demanda de materias primas comienza a reactivarse poco a poco, no cabe duda de que la crisis ha dejado una estela de negativas consecuencias, siendo una de las más profundas el aumento de la pobreza en la región. Según datos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), el PIB de la región retrocederá un 1,7% este año frente a 2008, que creció más de un 3%, lo que afectará al desempleo. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), esto tendrá un impacto negativo sobre la pobreza en una región que ya cuenta con más de 180 millones de pobres y más de 70 millones de indigentes.

Además de la dependencia comercial de EUA, a juicio de un profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, hace tiempo que Latinoamérica presenta un desequilibrio que opera como un detonante de la pobreza: la mala distribución del ingreso. Él señala que América Latina es la región con peor distribución del ingreso del mundo y la gran desigualdad de condiciones sociales y económicas existentes afectan el acceso de la población a la educación, la capacitación y la especialización.

En Chile, por ejemplo, el nivel de cesantía, por primera vez en varios años, llegó a los dos dígitos (10,8%), durante el segundo trimestre del 2009. De hecho, recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), alertó en un informe al Gobierno de Chile, que el país era uno de los que registraba la mayor brecha en los salarios, precisando que el 10% del segmento más rico de la población tiene ingresos 29 veces superiores comparado con el 10% más pobre. Mientras que dicha brecha en las naciones que conforman la OCDE, como Alemania, España, Noruega o Japón, promedian una diferencia de sólo 9 veces.

Un profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), es categórico al señalar que la principal razón para explicar el elevado nivel de pobreza en la región es la falta de acción del Estado. “Nuestros estados fallan en proveer aquello que sólo éstos pueden ofrecer: mecanismos para igualar la oportunidad de desarrollo entre las personas, independientemente de sus condiciones sociales al nacer. No se le puede pedir al mercado que reduzca las grandes desigualdades estructurales. Éste opera bien para asignar en forma eficiente ciertos recursos que son escasos, pero no para incluir a los que no pueden participar en la oferta y la demanda. En Perú, una persona que nace en una región pobre y es de padres pobres, está prácticamente condenado a la pobreza y ello está avalado por estudios. En la nación andina faltan adecuados sistemas de protección social.

Él propone que el Estado debe “proteger a las entidades encargadas de diseñar, implementar y aplicar las políticas sociales en cada nación, asignando personal cualificado y con incentivos para cumplir con objetivos sociales cuantificables en el tiempo. Además, los representantes estatales deben establecer metas de rendimiento académico en los colegios públicos de acuerdo a estándares internacionales, junto con abordar la desigualdad social desde las primeras etapas de vida, mediante programas de nutrición, salud, educación y becas”.

Otro académico, un profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), pone énfasis en las acciones macroeconómicas que han ayudado a los países latinoamericanos a sobrellevar la recesión económica, siendo a su juicio, una base importante para el crecimiento económico. “Pese a lo duro que ha resultado sobrellevar la crisis en la región, es un hecho que el impacto de la debacle en la economía latinoamericana ha sido menor, en comparación con otras naciones desarrolladas. Lo anterior gracias a las políticas de reactivación económica que han aplicado los gobiernos y el eficiente manejo que se ha hecho de los recursos disponibles. Definitivamente, la autoridad debe seguir por esta misma senda”. Asimismo, añade, “las principales economías de la región como Brasil, México y Argentina muestran actualmente estabilidad institucional y política, y sus conflictos internos pueden ser manejados y superados sin mayores efectos en la economía, la sociedad y el resto de las naciones vecinas”. Paralelamente, en su opinión, “las economías más pequeñas como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay, se mantienen integradas al comercio internacional. Todo este escenario juega a favor del crecimiento económico en Latinoamérica”.

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