El aumento salarial: «R.I.P. para el sector productivo»

“La necesidad de decretar una secuencia interminable de aumentos salariales para "compensar"

 la inflación, no es un logro. Es un desastre”.

L. V. León

 

El impacto del incremento del salario mínimo integral (SMI) decretado por el máximo jerarca de este régimen venezolano y que llega a 65.056,72 bolívares incidirá negativamente en el sector manufacturero, dependiendo del tipo de productos que fabrique.

El parque empresarial y comercial del país está integrado en un 90% por pequeñas y medianas empresas que afrontan una contracción en el consumo de 40%, calculado con base en un salario promedio entre junio de 2015 y junio de 2016, y en una inflación por encima del 500% en el primer semestre de 2016; más la crisis eléctrica, falta de materias primas y caída de la productividad. Todos estos factores hacen inviable que las pequeñas y medianas empresas  puedan asumir tal aumento del salario mínimo.

La nómina de estas empresas de estructura pequeña o mediana tiene un gran peso y el incremento ejercerá presión hacia la reducción del número de trabajadores. “Subirá el desempleo y la informalidad”. Asdrúbal Oliveros, Director de Ecoanalítica, dijo que: “90% de las empresas y comercios del país son pequeñas y medianas, y su nómina representa una importante carga”.

Los líderes del sector manufacturero reafirman la siguiente realidad después del decreto: “si se producen artículos con precios regulados y no se puede trasladar el costo del alza salarial al precio de venta, la operación será inviable, se va a perder y habrá que cerrar” Si las industrias fabrican bienes no regulados pueden incorporar el costo de la nómina al precio, pero “el aumento generará más inflación”.

Juan Pablo Olalquiaga, Presidente de la Confederación Venezolana de Industriales expresó que -según encuestas- el “86% de los venezolanos quiere  un cambio de política económica y eso significa demostrar que hay una economía de libre mercado” e indicó que el gobierno actúa en contra del fortalecimiento de las prestaciones de los trabajadores, pues el bono de alimentación equivale a tres cuartas partes del salario: “Por vía de hecho se demuestra que la Ley del Trabajo vigente no es aplicable a este país. Es una promesa que el régimen gubernamental está trampeando porque ni ellos pueden con la carga que generan las prestaciones sociales”. Muchos alcaldes del país han declarado que el poder ejecutivo nacional no les ha entregado los fondos financieros necesarios para pagar los aumentos salariales decretados anteriormente a este último incremento del “SMI”.

El antes mencionado economista recordó que el bono de alimentación es un beneficio de ley que no cuenta para el cálculo de las prestaciones sociales y se incrementa para evitar que aumente el pasivo de las empresas y el del sector público. “La medida va en contra de la estructura de prestación social por la que han luchado los trabajadores”.

El pasivo laboral, que era el seguro con el que contaban los trabajadores para su jubilación, pierde sentido frente a la hiperinflación porque se termina viviendo en el presente y se destruye el mecanismo del ahorro. Cuando se vive en una economía de hiperinflación, como la de Venezuela, no tiene sentido acumular prestaciones ni caja de ahorro porque la inflación desvanece el dinero.

Los especialistas en la arquitectura organizacional han alertado que los aumentos de salario de manera inconsulta sin considerar la productividad de las empresas lo que hace es estimular la inflación. El incremento de salario genera más inflación porque suben los precios de los productos. Proporcionalmente, el salario termina creciendo menos y cae el poder adquisitivo y el consumo. Pierde la economía, las empresas y el trabajador. Reafirmando que: “la mejor política de resguardo del empleo es controlar la inflación”. ¿Cómo pedirle peras al olmo (cómo esperar algo de quien ignora lo que debe hacer)?

Este régimen tendría que concebir y adoptar decisiones en tres frentes: fiscal, cambiario y social, con una visión de conjunto que lamentablemente no tiene.

A juicio de profesionales con mucho prestigio nacional e internacional, afirman que los trabajadores necesitan incremento "para vivir en inflación desbordada, pero, sin cambiar el modelo económico, empeora el problema", agregando que no existe la posibilidad que el decreto de aumento salarial rescate de manera estable la capacidad de adquisitiva de los ciudadanos.

El Presidente de Fedecámaras Carabobo, Damiano Del Vescovo, no lo pensó dos veces cuando se le preguntó su opinión sobre el aumento del salario mínimo y del bono de alimentación que acordó el Gobierno Nacional. De inmediato respondió que “eso se volverá sal y agua, por efectos de la inflación que vive el país”.

El dirigente empresarial sostuvo que esta medida acordada por el Presidente de la de la República, es “más de lo mismo”. Declaró que el régimen en su empeño de instaurar una política de planificación centralizada, que si bien es cierto que bajo esta última gestión se han aprobado 34 aumentos salariales, todos se han vuelto sal y agua y, cada día la hiperinflación de Venezuela está siendo registrada en el libro de records Guinness.

Del Vescovo aseguró que cuando se aumenta el salario mínimo, sin respaldo de la producción, sin cambiar el modelo económico ni incentivando la industria para que genere producción y empleo, éste se va a diluir en las manos de los trabajadores. “Esto lo que hace es crear una sensación financiera, porque la gente va a decir, ´cónchale: ya no voy a ganar 33 mil bolívares, sino 65 mil´. Pero tienen que tomar en cuenta que todos los precios van a aumentar, porque de algún lado debe salir el dinero para pagar el aumento”, comentó Del Vescovo.

Profesionales del área, así como líderes empresariales y gremiales, han insistido en que Venezuela necesita una política donde se incentive la producción, para que ese 58% de las personas que están en la economía informal que por lo tanto no se benefician del decreto de aumento salarial, puedan tener un empleo.

 “Los trabajadores han aprendido que estos aumentos salariales son de corte político, porque no los ayuda, sino que ponen en riesgo a las empresas para las cuales laboran. Con una caída de 9 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) y una caída del 45% en el sector comercial, y una gran caída en la producción, evidentemente: muchas empresas no van a poder pagar estos nuevos incrementos. Por lo tanto se generará más desempleo”.

El Director de Capital Market Finance, Jesús Casique, aseguró que “el aumento salarial de un 50% anunciado recientemente por el Presidente de Venezuela “tendrá un fuerte impacto en las empresas, afectará la estructura de costos, generará desempleo y tendrá incidencia en la inflación”.

El economista y Director de Econométrica, Henkel García, advirtió que el nuevo aumento salarial anunciado por el Presidente del país representará un duro golpe para las empresas, e insinuó que muchas no estarán en las capacidades de pagar lo decretado. “Esto representa una dura carga para las empresas, que -dada a la terrible realidad económica-, ya hacían malabares para mantener su nómina”, indicó.

El experto afirmó que esta acción del gobierno quizá no sea la solución a la crisis económica y de adquisición. Consideró que más bien este aumento podría hacer que Venezuela alcance la hiperinflación y argumentó que “Después de más de 30 aumentos, este régimen hace lo mismo, esperando distintos resultados (…) Con este aumento se agrega un ingrediente más para caer en una hiperinflación clásica”.