El comportamiento pasivo-agresivo

“En las relaciones humanas no todas las formas de violencia son

 evidentes. Hay quienes agreden a través de conductas y actitudes

difíciles de identificar: con quejas mordaces, pesimismo crónico,

victimización permanente o boicot encubierto de proyectos ajenos
E. L. Sad

 

El comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por el ser humano y determinados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona y los culturales, la ética, el ejercicio de la autoridad, la relación, la hipnosis, la persuasión, la coerción y/o la genética.

Al analizar el concepto de comportamiento humano expresado en el párrafo anterior,  es muy difícil de estudiarlo, por cuanto son una infinidad de variables que lo condicionan. Hoy día el comportamiento del venezolano ha variado mucho en relación con épocas pretéritas. Las emociones condicionan los estilos actitudinales y como hay un alejamiento de la gente respecto de los valores, los principios y la ética en la sociedad actual, el comportamiento presente del venezolano expresa una disfunción conductual, por cuanto en algunos escenarios manifiesta un comportamiento pasivo, en otros contextos demuestra que son muy agresivos, y en la mayoría de los casos la cualidad que predomina es el pasivo-agresivo.

Se denomina comportamiento pasivo-agresivo a una serie de conductas que generan obstáculos y complican las relaciones afectivas, laborales y sociales. Considerado anteriormente un trastorno de la personalidad, hoy, si bien existe controversia para su clasificación, se define como un proceder, muchas veces racional, que deriva en patológico cuando se hace constante y reiterado, sin que ello se pueda atribuir a otras afecciones psiquiátricas.

Las manifestaciones del comportamiento pasivo-agresivo son diversas y varían según el contexto en el que se dan (trabajo, hogar, etc). Sin embargo, la patología se reconoce en la persona que presenta al menos cuatro de estas conductas: • Se opone sistemáticamente a todo: a una nueva responsabilidad, a un cambio, a una mejora. • Muestra un pesimismo o escepticismo cruel ante las propuestas y proyectos de los demás: se burla de las esperanzas o los esfuerzos ajenos. • Se enoja con frecuencia, pero sin explicar abiertamente la causa de su disgusto: demuestra su ira en silencio o generando climas hostiles. • Envidia al resto de la gente: subraya de manera constante la “buena suerte” de los demás y se queja dramática e insistentemente de su “mala suerte”. • Se resiste a cumplir obligaciones o compromisos, pero no rechazando asumirlos, sino negándose “pasivamente”: aparenta que se olvida, se retrasa, llega tarde, pierde papeles. • Nunca dice lo que piensa. • Alterna amenazas fuertes con actitudes sumisas. No negocia frontalmente sus reclamos ni sus propuestas. • Considera que los demás, sin excepción, siempre tienen la culpa de sus padecimientos: no asume sus errores. Éstos, entre otros, son los hábitos actitudinales predominantes en la sociedad venezolana actual.

Una de las conductas que más sobresale en las personas cuyo estilo es el pasivo-agresivo es un altísimo pesimismo o escepticismo brutal en cuanto a una nueva realidad, que indique un cambio. Y el rechazo solapado para asumir nuevas responsabilidades en la gestión de cambio. Así se comporta un alto porcentaje de los venezolanos.

Todas las personas, en ocasiones, ante una situación estresante o inmanejable –como es la realidad venezolana del presente–, pueden desplegar como mecanismo de defensa algunas de las conductas descritas, lo cual es totalmente normal cuando es esporádico. Se considera que un comportamiento es pasivo-agresivo cuando esas actitudes son permanentes y repetidas, y la persona no logra salir de ese esquema patológico.

Actuar de manera condescendiente o pasiva supone no expresar las propias necesidades, los pensamientos y sentimientos. Implica ignorar los derechos propios para no permitir que los demás impongan sus deseos. El comportamiento condescendiente o pasivo, no permite expresarse con honradez, de forma clara y directa. Acaba por generar agresividad contra sí mismo, porque no se está consiguiendo lo que se desea. Y, sobre todo, porque se percibe falta de respeto, tanto del otro como de uno mismo. Se acepta un daño para evitar un presunto problema. De modo más o menos consciente, el individuo percibe que se le está tratando mal, pero no se atreve a hacer algo para evitarlo.

El venezolano actual tanto oficialista como opositor, en sinfines de ocasiones ha demostrado un estilo dual de comportamiento y, por eso la solución a la terrible crisis que tenemos se aleja cada día más (mucha lucha de poderes).