El Desempleo Juvenil

Es alarmante como, en el presente, se ha incrementado el desempleo juvenil en el mundo, especialmente en la Comunidad Europea, dado a su seria crisis económica, como es el caso de Grecia, España, Francia, Italia,  Portugal por citar algunos países; desde luego, ello también se da en Latinoamérica, y en el caso que nos concierne como  Venezuela.

      Al respecto de su alcance,  sus repercusiones, el Dr. Chi Yin Chen expone,  que la lucha contra el desempleo juvenil debe ser visualizada tanto a largo como a corto plazo. A largo plazo, es conveniente enfocar el problema desde el punto de vista del contenido de los programas de la formación técnica, en el sentido de que se debe acentuar su especialización y evitar su enciclopedización. Es contraproducente, que la enseñanza se dedique a informar o a "intelectualizar", en vez de formar los recursos de alto nivel para trabajar; pero es sumamente lamentable y desastroso, que los institutos técnicos de especialización sigan el mismo camino, copiando ese esquema en forma más general y más superficial. La reforma, debe orientarse hacia la formación de jóvenes para trabajar y no solamente hacia su "intelectualización". Esta idea tiene especial importancia para el nivel no universitario.

      A corto plazo, la lucha contra la desocupación juvenil consiste en subsidiar un programa de empleo. A las empresas productivas, que emplean jóvenes menores de veinte años, se les otorga un subsidio correspondiente a un porcentaje determinado del salario. Dichos subsidios son concedidos a las empresas y no a los interesados, de manera que representan gastos de formación y aprendizaje, que los empleadores suelen desembolsar al contratar a los jóvenes que buscan su primer empleo.

    Por su parte, José Ramón de Jesús comenta, que  las soluciones al desempleo juvenil deben salir desde las entrañas de la  juventud, con el apoyo incondicional del Gobierno central que es quien puede canalizar mejor y de una manera mejor distribuida,  los planes para la  erradicación del desempleo juvenil.

Algunos antecedentes

     Se señala, que a finales de 1929 se produce lo que se ha llamado la Gran Depresión, que afectó a los países desarrollados donde la población desempleada llegó a un escandaloso 33% en  los Estados Unidos. Cifras parecidas se vieron en Europa y mucho más grave en América Latina, y no queda mucho que decir del continente africano donde se vive con el desempleo como si fuese una cosa normal.

     Antes de esta crisis, que se originó en los Estados Unidos por la caída de las Bolsas de Valores, las estadísticas muestran que las leyes de Keynes se estaban cumpliendo  antes de ser publicadas, ya que solo se veía desempleo en las personas que exigían grandes salarios sin tener la preparación necesaria para ello. Pero todo cambio a raíz de la crisis, la cual terminó con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el afán de las empresas por lograr satisfacer las demandas de los consumidores que exigían mayor calidad en los bienes y servicios que adquirían, se empiezan a desarrollar una series de herramientas que facilitaban el trabajo y ahorraban costo a las empresas; ya no era necesario tener dos obreros, sino uno que supervise la máquina; es aquí donde inicia  la transferencia del trabajo del hombre hacia las maquinas.

    Con la introducción de la sistematización de la producción a nivel mundial, la fuerza de trabajo del hombre es pasada a eficientes máquinas, que hacen el trabajo de diez hombres con un costo mucho menor.

     De ahí, que el joven empieza a perder terreno en el ambiente laboral, por que las  empresas a la hora de contratar a su personal, colocaban personal con experiencia y no a jóvenes recién graduados, que pudieran poner en peligro la producción.

    Actualmente el problema del desempleo es grave para Europa. Al respecto comenta economia.elpais.com, que se ha convertido en un lugar común citar la cifras de desempleo juvenil de España, cada vez que se habla de las consecuencias de la crisis económica en Europa. La muletilla: “el desempleo juvenil español ya supera el 50%”, se ha popularizado entre los opinadores de The New York Times, los políticos de la Unión Europea o los expertos de los más variados think tanks. La insistencia en este dato puede conducir al error de pensar que los jóvenes españoles tienen, respecto al resto de la población, una situación mucho peor que en otros países de nuestro entorno. Pero en este sentido, España no tiene un problema de desempleo juvenil. El problema lo tienen países como Italia, Luxemburgo o Suecia, cuya tasa de desempleo juvenil es más de tres veces la tasa de desempleo global. En España, la tasa de desempleo juvenil es aproximadamente dos veces la tasa de desempleo general, lo que la sitúa en la media de la OCDE y por debajo de Francia, Reino Unido o Noruega. España lo que tiene es un enorme problema de desempleo, sin adjetivos.

     Es un hecho cierto, que si se da el caso de los jóvenes en España, que los más formados emigren a otros países en búsqueda de oportunidades. La emigración no se produce solo por la dificultad de encontrar trabajo, sino también por el tipo de trabajos que se ofrecen; en especial, a los jóvenes más cualificados. La OCDE señala que el 44% de los jóvenes universitarios entre 25 y 29 años, está sobrecualificado y, por tanto, desempeñan una ocupación para la que no haría falta su nivel de formación.

    Respecto al fenómeno de la emigración de jóvenes españoles cualificados, se ha creado una innecesaria polémica. Se argumenta con frecuencia que los jóvenes universitarios españoles que se van a Alemania a trabajar, implican un despilfarro de los recursos públicos, que los contribuyentes españoles han utilizado para financiar gran parte de su educación.

    Agrega en su análisis Juan Ramón de Jesús, que es importante darse  cuenta que en los países en vía de desarrollo, el problema se ha desarrollado de una manera más compleja, por la introducción de la máquina en ambientes donde las tasas de desempleo son altas.

Si bien es cierto que la sistematización del trabajo trajo consigo desempleo y contaminación, no es del todo mala.

     Lo cierto es, indica la fuente mencionada, que en los países de América Latina los gobiernos se han dado cuenta de su vulnerabilidad ante la visión internacional, por los altos niveles de desempleo en los jóvenes y creando programas de incentivos, tanto para los jóvenes sobresalientes como a empresas, para que contraten jóvenes, como es el caso de Chile.

 ¿Qué sucede en Venezuela? ¿Cuál es su realidad al respecto?

      Se sabe por ejemplo, como lo menciona venescopio.org.ve, los más jóvenes siguen siendo los que enfrentan más dificultades a la hora de conseguir un empleo. De acuerdo al informe sobre la fuerza de trabajo que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de desocupación entre quienes tienen 15 y 24 años cerró en diciembre en 14%.

     Esta cifra es más del doble de la tasa de desempleo promedio, que se ubicó en 5,9% el mes pasado. Pero no solo eso, sino que también es mayor que la tasa de desocupación juvenil de diciembre de 2011 (12,3%).

    Hoy en día existen 305.527 jóvenes, con edades comprendidas entre 15 y 24 años que están desocupados, cuando hace un año eran 272.284 ciudadanos. La inactividad también creció en este grupo, al absorber a 51.305 individuos más que hace 12 meses, para un universo de 3.184.968 inactivos de entre 15 y 24 años de edad.

   Según los datos oficiales, son los más jóvenes quienes representan el mayor número de personas que deciden no trabajar, sino dedicarse a otras actividades, como estudiar, los quehaceres del hogar o se declaran incapacitados para laborar. Del total de inactivos que existen en el país (7.577.545 personas), 42% tiene entre 15 y 24 años.

    No es casualidad, que los más jóvenes lideren la tasa de desocupación o inactividad. El INE destaca que buena parte aún no ha culminado sus estudios de bachillerato y de educación superior. Sin embargo, este argumento no puede verse como la limitante exclusiva. A esta situación se añaden, la exigencia de las empresas públicas y privadas de un determinado tiempo de experiencia para poder contratar a un personal y la falta de políticas que promuevan el empleo joven.

   En definitiva, las tasas de desempleo juvenil son mayores en cuanto más jóvenes y menos educados, lo que se explica porque tienen menor capital humano acumulado (educación).

*Fuentes debidamente señaladas.

(*) Docente de Postgrado.

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