El Docente proactivo transformador

Las universidades, en el presente, se desenvuelven en escenarios cambiantes, dinámicos, y en donde las distintas disciplinas, que dan paso a la formación de profesionales que el país requiere, necesitan estar capacitados, formados, de acuerdo a los retos que el presente exige, a fin de garantizar eficacia, desarrollo, el rendimiento, productividad, logros.

No obstante, son muchas las universidades nacionales, en el caso venezolano que nos concierne, en que se manifiesta una ausencia significativa de profesores, docentes proactivos, capaces de enfrentar los retos y dar paso a un nuevo paradigma de la educación, acorde a las necesidades que el tiempo presente reclama.

¿A qué se debe ello? Desde luego, a un vicio que han arrastrado las universidades, como es el de no planificar la generación de docentes de relevo y seguir contratando a profesionales sobre la base de la amistad, compromiso político, familiar, sin importar el aval de la excelencia académica, pedagógica, experiencias, capacidades, del docente que el presente necesita.

A ello, se agrega además, el que un número significativo de docentes no se actualizan, repiten los conocimientos que han venido proporcionando por años, sin hacer el menor esfuerzo de adaptarlos al avance de las disciplinas que exigen de nuevos conocimientos.

Desde luego, existen otro factores que ha sido determinantes en la contratación de docentes universitarios, como las mafias, grupos de poder, claramente identificados en las autoridades, que han dominado a muchas universidades impidiéndose la entrada de profesionales; con concurso amañados, en donde ya se sabe quiénes se incorporarán, quiénes serán los seleccionados, discriminándose, muchas veces, a otros más capacitados que los que ellos reclutan; todo con el fin de asegurar la perpetuidad y seguir manejándola de acuerdo a sus intereses.

Se contratan, se seleccionan, a profesionales sin experiencia, sin aval académico, simplemente basado en los compromisos contraídos; pero, que garantiza su manipulación, a fin de seguir manejando a la universidad, sin importar el deterioro de la enseñanza e investigación, hechos que todavía se dan en algunas universidades públicas del país.

A todo ello se agrega, la ausencia motivacional en relación al salario, sueldos que se ofrece a los docentes, aspecto, que en el territorio nacional ha dejado mucho que decir y en donde hay una gran responsabilidad del Estado y de los mismos gremios en pro de pagar y reclamar, el salario justo, adecuado, a las características económicas del momento, aspecto que los gobiernos han manejado a su antojo.

Hoy, se requiere de docentes proactivos, dinámicos, capaces de generar las transformaciones necesarias, para que la nueva generación de profesionales, cualesquiera sea su disciplina, se avoquen en la solución de los serios problemas que el país afronta y que es necesario tener para conducirlo por la senda de la globalización, garantizando a sus habitantes la calidad de vida a que tienen derecho.

El desaparecido maestro hindú Krishnamurti, ya hacía referencia de la importancia de ser un educador proactivo, cuando dijo que, a través del mundo está tornándose cada vez más evidente, que el educador necesita que se lo eduque; se requiere de un educador con visión, dinámico. No es cuestión de educar al alumno, sino más bien al educador, pues él lo necesita mucho más que el alumno. El alumno, después de todo, es como una tierna planta que ha menester de guía, de ayuda; pero si el que brinda ayuda es incapaz, estrecho, fanático, nacionalista y otras cosas más, es natural que su producto sea lo que él es.

Paréceme, pues, que lo importante no es tanto la técnica de lo que se ha de enseñar, que es secundaria; lo que tiene primordial importancia, es la inteligencia del propio educador. Bien sabido es, que a través del mundo, la educación ha fracasado, porque ella ha producido las dos guerras más colosales y destructivas de la historia: y, puesto que ha fracasado, el mero hecho de sustituir un sistema por otro, parece absolutamente inútil. Si existe, empero, una posibilidad de cambiar el pensamiento, el sentir, la actitud del docente, entonces podrá tal vez surgir una nueva cultura, una nueva civilización.

Ya es hora de dar paso a un nuevo rol del educador, que sea más creativo, innovador, capaz de motivar a sus participantes a que aporten nuevas ideas, otro sentido de afrontar los problemas con que se enfrentaran de acuerdo a su formación; no se puede seguir siendo un docente que transmite conocimiento no adaptado a la realidad, puesto que un maestro que sólo brinda informaciones cuando el mundo entero cruje en sus oídos, no es ciertamente un educador.

La Venezuela del presente requiere de nuevos docentes universitarios, más comprometidos con los requerimientos que su realidad exige; más, cuando el actual Gobierno está iniciando un socialismo contaminado de muchas contradicciones, que tendrá muchas dificultades en un era en donde el neoliberalismo, capitalismo, es el que predomina y en donde el país, con sus diferentes actores, no estaba preparado para ello; en donde hay un gran vacío de cultura política trascendental, y una ausencia de una oposición política que deja mucho que decir.

Se requiere de docentes que sepan hacer uso de la investigación, que conlleven a enfrentar los serios problemas que el país encara, den sus opiniones y emprendan acciones, programas, que favorezcan el alcance de una excelencia educativa, capaz de colaborar con los débiles programas que, muchas veces, el Gobierno nacional presenta.

Definitivamente, se necesita de docentes dinámicos, líderes educativos que posean la capacidad de modelaje de sus estudiantes; creativos e intelectuales, innovadores, investigadores, participativos, identificados plenamente con las necesidades de su entorno y, además, sepan motivar, inspirar a los alumnos, para la búsqueda de la verdad, aportar los conocimientos, herramientas, que den paso a los cambios necesarios que el país reclama.

Ha de esperarse que las nuevas autoridades universitarias, que muchas universidades públicas nacionales eligen este año, le de paso a un liderazgo que sepa hacer uso de una buena gerencia educativa, que se valgan de docentes calificados, y considerar, como se ha manifestado, que la educación es la vía ideal para propiciar en el hombre la modificación de su conducta y de su actitud, y hacerlas acordes con el papel que deben desempeñar en una sociedad compleja; además, la educación es el instrumento idóneo para desarrollar en este hombre, el pensamiento reflexivo y crítico, aplicado a la realidad nacional.

Es hora de dar paso a la necesidad de reformar y revitalizar la educación, que demanda de un recurso humano que atienda estas necesidades; es decir, docentes, que posean habilidades, actitudes y destrezas, orientadas a la realización de actividades participativas y a la aplicación de estrategias innovadoras que permitan una mayor participación de la comunidad

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