«El Estado tiene el monopolio de la seguridad»

Quinientos ciudadanos han sido secuestrados en lo que va de año. Esa es la cifra que manejan en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). A esto se suman los llamados secuestros express que alcanzan 18.000 al año.

Noel Álvarez, presidente de Fedecámaras, entró ayer en la madrugrada a esta cifra, cuando a las 11:30 de la noche regresando en su vehículo a la sede del organismo empresarial, fue interceptado por sujetos encapuchados y armados, quienes lo llevaron retenido. Estaba acompañado de otros tres directivos del organismo: Albis Muñoz, ex presidenta de la federación; Luis Villegas, director ejecutivo; y Ernesto Villasmil, tesorero.

A Albis Muñoz no le fue tan bien. Recibió dos impactos de bala. «Para que no se muriera (Muñoz) le daban cachetadas, aunque estaba adolorida e iba dando gritos», recuerda Álvarez.

Muñoz fue abandonada en la autopista cerca del Hospital Pérez Carreño. Villasmil fue golpeado por los delincuentes y, posteriormente, fue recluido en Salud Chacao.

Álvarez dijo que les robaron los teléfonos celulares y las carteras, pero que no estaba claro si se trataba de una acción del hampa común o un atentado en su contra. «Estoy dipuesto a seguir adelante. Nadie me va a amedrentar. De aquí (de Fedecámaras) salgo preso o muerto».

A la inseguridad jurídica que se vive en el país, los empresarios le suman desde hace algún tiempo la inseguridad personal.

Personalidades públicas y altos ejecutivos, especialmente aquellos respaldados por grandes organizaciones transnacionales, son considerados objetivos muy lucrativos, afirmó en declaraciones Franklin Chaparro, de la Comisión de Seguridad de Fedecámaras.

El profesor Roberto Briceño, director del Observatorio Venezolano de Violencia, refiere los últimos datos de la Encuesta de Victimización: para el año 2009, la cifra de homicidios subió a 19.113, lo que promedia 75 por cada 100.000 habitantes.

Basándose en cifras oficiales, Briceño ha analizado el comportamiento del delito en el país a partir de la década del 90.

En 1998, la cifra cerró en 4.550 homicidios, lo que promedia 20 por cada 100.000 habitantes.

Este incremento delictivo ha apuntalado un mercado que mueve cerca de 1.000 millones de dólares al año en el país.

Briceño señala que si se suman los costos directos, indirectos y la actividad económica inhibida, se puede hablar de «un costo de la violencia», proyectando la cifra sobre el PIB, en cerca de 10%.

¿Cuáles son las razones del incremento de la violencia? Briceño afirma que existe una discontinuidad en el mensaje oficial.

«La ley ya no tiene relevancia como norma para regular a la sociedad, pues ahora ‘hago lo que quiero’, incluyendo expropiar lo que no se tiene.

En carne propia

Cuando se acercó la hora de cenar, los cuatro decidieron ir a un restaurante en Altamira a bordo del vehículo de Villasmil, para más tarde regresar a la sede de Fedecámaras en El Bosque, retirar cada uno su automóvil e irse para sus casas.

«El Estado tiene el monopolio de la seguridad», afirmaba Álvarez mientras resumió los actos de violencia de los cuales fue víctima la noche anterior, en la rueda de prensa que se celebró en Fedecámaras, conjuntamente con los presidentes de las principales asociaciones empresariales del país.

El vocero empresarial aprovechó la atención de los medios de comunicación para exigirle al Gobierno una sola cosa: «que garantice la seguridad de todos los venezolanos, independientemente de cuál sea su partido político, condición social o ideología».

«En esas reflexiones de yo con yo, y con una pistola apuntando hacia mi cabeza, trataba de adivinar si ellos sabían, o no, que yo era el presidente de Fedecámaras, o si se trataba de un hecho fortuito», relató Álvarez.

El director del Cicpc, Wilmer Flores Trosel, señaló que en la investigación no se descarta ninguna hipótesis. Mencionó como principales la del robo y posible secuestro express.

Dijo no manejar nombre de algún posible grupo de antisociales implicado.

Oct 29, 2010, 02:16 AM | Equipo de Microeconomía
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