El jefe autoritario

Definitivamente los extremos son malos. Cuando un jefe, es una persona que consigue, por temor o miedo, que su personal subalterno cumpla las órdenes dadas por él al pie de la letra puede tener su lado positivo; pero si pudiéramos poner en una balanza los resultados y logros no conseguidos mayoritariamente nos daríamos con la sorpresa que pesa más lo negativo.

Es muy común ver a este tipo de jefes ser alabados por su personal cuando se encuentran con él, pero la realidad normalmente es otra, cuando el personal por su lado hace los respectivos análisis, criticando todas las fallas presentadas y responsabilizando directamente a la jefatura, pudiendo haberse conseguido superiores resultados, si simplemente con un buen trato, se hubiera pedido la opinión de este personal, conocedor del sistema, antes de desarrollar una determinada actividad.

El diálogo y la participación de las personas involucradas en una determinada labor, definitivamente serán más productivas en cuanto a aporte, participación y buena predisposición para efectuar lo ordenado, que el tener que aceptar hacer algo, con lo cual no se concuerda por saber que existen una serie de fallas; y lo más inquietante, por el mismo hecho de hacer algo por una orden con la cual no se puede discrepar. El resultado en este caso sería un trabajo a medias, lo cual perjudicaría, en primera instancia, a la empresa y, en segundo lugar, a todos los involucrados en el desarrollo de la actividad.

Nunca debemos olvidar que las personas y sistemas van cambiando de acuerdo a las épocas; si tenemos esto presente, conseguiremos más de lo que exigimos, porque estaremos actualizados.

Tomado del libro: EL CAPITAL HUMANO

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