El objetivo de su negocio: ¿Es sólo hacer negocios?

El pensamiento de las organizaciones está cambiando, como cambian las personas en tiempos de crisis. Llamo crisis, al espacio mental que divide los viejos paradigmas, con los nuevos. Aquel segmento de transición donde la incertidumbre está, en querer saber si los cambios van a ser favorables, sin reconocer que la dinámica realidad, es el inminente cambio, sin ni siquiera desearlo.

Y en esta crisis que atraviesa todo el mundo, lo que más me llama la atención, es que el individualismo ha tomado un rol protagónico, como si esta fuera la mejor respuesta para lograr mantenerse y crecer. Esta nueva «postura», refleja esa «comodidad asustada» que siente cada uno de nosotros al resistirnos.

En estos casos, estamos tan pendientes de lo que nos pasa, mirando lo que protegemos entre nuestros brazos cruzados; que no podemos extender nuestra mirada y nuestro espíritu hacia aquel que tenemos la posibilidad de ayudar. Simplemente cerramos las puertas y nos tragamos la llave.

En las organizaciones, lo manifestado, sucede de igual manera. Si bien las reglas del juego son claras, las cosas parecen mirarse desde un punto oscuro.

Nadie discute que la crisis es traumática. Sin embargo, la pregunta que sucede es: ¿Porqué priorizamos el individualismo ante la posibilidad de avanzar juntos, apoyándonos, recibiendo lo que carecemos y entregando lo que mejor hacemos?.

Las empresas deben mirar hacia afuera, sin miedos, sin preocuparse demasiado por trivialidades. Para qué hacerlo, si es mucho más productivo pensar y actuar, por las verdaderas cosas que tienen valor.

Ocuparse tan sólo de hacer negocios, habla de organizaciones sin plenitud de espíritu. Y, sin temor a equivocarme, estarán dirigidas por personas con alto grado de soberbia, que les impide mirar más arriba de su escritorio. Estas empresas, muy poco pueden conocer el negocio de capitalizar buenas intenciones, por más que las tengan.

Yendo al grano, sin haber dado muchas vueltas, se necesita un puñado de empresas que sepan distinguir que el tamaño de las mismas, no es lo importante. Lo realmente valedero es que sean «Grandes Empresas»; que valoren tanto a los clientes, como a aquellos personas que no pueden serlo, simplemente porque están alejadas de su mercado, dada su condición social.

En este sentido, puedo asegurar que el objetivo de las empresas con «plenitud de espíritu», no sólo es hacer negocios, sino contribuir a paliar la difícil situación que vive gran parte de la sociedad.

Habrá más puñados de empresas, que deseen devolver al pueblo lo que este les dio. Y ellas verán que, además del objetivo del negocio, está el sembrar una semilla, que florecerá sin especulaciones a la hora de contar.

Extraído del Libro “CLIENTING PARA PYMES”

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