El planteamiento del problema en una investigación científica

Todo problema de investigación se origina en una necesidad, la cual es una deficiencia para el logro de un objetivo, y esta anomalía origina un problema que debe ser resuelto. La solución principia por el conocimiento de la necesidad, mediante la investigación planificada y científica. Así surge un problema de investigación.

La investigación misma supone siempre el planteamiento de problemas, ya que su tarea consiste justamente en resolverlos. La ciencia, tanto en general como en particular, constituye una sucesión interminable de problemas, que llegan a resolverse solamente para venir a plantear nuevos problemas que, a su vez, al ser resueltos, pondrán al descubierto otros interrogantes, y así sucesivamente.

Con los avances científicos y tecnológicos, se ha logrado progreso y bienestar, mejorando la calidad de vida en todos sus aspectos (nutrición, salud, comodidad, medios de comunicación etc.); por lo que es prioritario generar investigadores en todo el mundo, a través de sus carreras de estudios superiores.

La palabra investigación proviene del latín in que significa “en” y vestigare que significa “hallar, averiguar, indagar, seguir vestigios”; esto es: “averiguar o descubrir alguna cosa”. Ander-Egg (1995), conceptualiza a la investigación como: “El proceso que, utilizando el método científico, permite obtener nuevos conocimientos en el campo de la realidad, o bien, estudiar una situación para diagnosticar necesidades y problemas, a efectos de aplicar los conocimientos con fines prácticos”.

Al investigar, el hombre busca aumentar su conocimiento del mundo y en ese proceso de búsqueda encuentra problemas; su tarea, entonces, para lograr conocimiento consiste en resolver esos problemas.

El término problema proviene del griego probhema, que significa “lo puesto delante”, lo que indica una dificultad teórica o práctica, así un problema es “es una dificultad, un obstáculo, un vacío de información, una cuestión que amerita aclaración, que no puede resolverse automáticamente sino que requiere un proceso de investigación.”

Cuando el problema señala un obstáculo, cuando designa a aquello que no ocurre como debiera o como quisiera que sucediera, es por ejemplo cuando se sabe que cierto elemento funciona como plaguicida, pero sólo si es de cierta región, ¿cómo estar seguros de que es verdad?

Cuando se refiere a un vacío de información, es cuando se designa el desconocimiento o falta de datos respecto de un asunto o fenómeno; es decir, desconocer los factores que provocan una malformación en algún organismo o que no exista una clara definición de cierto tipo de reacciones orgánicas, son claros ejemplos de esta situación.

Para los principiantes, la selección de un problema de investigación para su estudio es la tarea más difícil, no porque haya escasez de cosas que deban estudiarse, sino porque hay tantas cosas que estudiar que es difícil elegir una.

En un principio, las fuentes más comunes de ideas para preguntas de investigación son: la experiencia, tanto propia como de otras personas; las revistas de divulgación científica y la información y conocimientos que hasta el momento posees; inclusive cualquier situación que no se comprenda bien o que nos haga reflexionar, puede ser un tema de investigación.

Al inicio se pueden identificar varios temas de interés amplio, de los cuales el estudiante-investigador tiene la tarea de elegir un tema e ir reduciendo cada vez más su extensión.

Hay que tomar en cuenta los requisitos (que después se detallarán) para seleccionar un problema, además debe expresarse formalmente ya que servirá como guía durante la investigación,
Pero, la simple curiosidad no engendra problemas, y la idea de que debe buscarse la verdad, únicamente estudiando los hechos es totalmente elemental y no puede iniciarse ninguna investigación hasta no haber experimentado alguna dificultad en la aclaración de alguna situación práctica o teórica.

Es esa dificultad o problema la que guía la búsqueda de un orden en los hechos en términos del cual aquella pueda ser superada.

De nada sirve quebrantar nuestro cerebro, si nos encontramos insensibles y ciegos ante los hechos de la vida, que es donde radican los problemas. Según lo señalara Einstein, “tener identificado el problema significa tenerlo resuelto en un ochenta por ciento y con ello, asegurado el éxito de la investigación”.

La primera fase de la Investigación Científica se puede decir que está concluida, cuando el problema está planteado correctamente y entonces se considera que está parcialmente resuelta la investigación.
La investigación científica sólo tiene sentido frente a un problema científico.

Todo problema es una pregunta que se origina de una duda, la cual no es fácil encontrarla, habrá que documentarse para proponerla; es decir, se hace necesario tener en mente sobre que tema se va a trabajar.

Elegido el tema, tendrás que buscar información mediante lecturas, cuestionándolas, analizándolas en donde se te aclararán varias preguntas que a ti mismo te irán surgiendo y algunas de ellas no tendrán respuesta, es entonces cuando de ahí tu puedes escoger tu problema a trabajar.

Algunas fuentes para elegir el tema, pueden ser evidencias o informaciones de fuentes populares recetas caseras o tradicionales para la cura de alguna enfermedad, para la elaboración de alimentos, pinturas etc.., por observación personal, artículos de divulgación como: Muy Interesante, Quo, Mundo Científico, Ciencia y Desarrollo, ¿Cómo ves? etc.., bibliografía especializada de divulgación, como la revista médica MD, Mundo científico “La Recherche”, Scientific Américan, Agrociencia, etc.. e información obtenida en los ambientes científicos. Consulta con investigadores, e incluso, las necesidades prácticas, como cultivar plantas u organismos en un espacio reducido, diseño o mejora de algún aparato con visión específica para la ciencia, son fuente de problemas científicos etc.

Es importante la información inicial de partida, la cual hay que analizar; esto es: tratar de ver o encontrar ,e incluso, pensar lo que otros no han visto, pensado o encontrado y así hay mayor posibilidad de elaborar diferentes y novedosos planteamientos de problemas de investigación.

Ya elegido el tema, es necesario delimitar el problema, creando una lista de ideas concretas de lo que estamos buscando, la cual puede modificarse o enriquecerse en la medida en que encontramos más información.

Para que un problema se convierta en tema de investigación científica, debe poseer una característica esencial: hay que formularlo de manera tal que la experimentación en el mundo natural (físico), proporcione una respuesta. Las preguntas que impliquen elección o juicios de valor, no pueden contestarse basándose exclusivamente en hechos.

Aunque no existe una regla exacta de redactar la pregunta, varios autores proponen algunos pasos, entre ellos Kerlinger (1975), considera cinco criterios para la formulación de un problema:

Debe expresar una relación de variables, si es multivariable, considerar la variable principal.
Se expresan en forma de pregunta, o de manera declarativa; la primera tiene la ventaja de ser simple y directa.
Debe posibilitar la prueba empírica de variables, es decir buscar respuesta o solución a un problema, en donde de las variables se sometan a comprobación y/o una verificación.
Debe expresarse en una dimensión temporal o espacial. Estrictamente para fines de ubicación del problema, debe considerar el lugar y el periodo que cubrirá el procesos de investigación, de acuerdo al tipo de estudio.
Debe especificar la población objetivo que se investigará: Definir desde el primer momento en o quienes se realizará el estudio.

García Córdoba (2004), señala a manera de recomendación, que un problema se enuncie en forma de pregunta, así de este modo se conforma una expresión interrogativa que demanda e investiga
Generalmente es una de las etapas más breves de una investigación; sin embargo, en ocasiones, puede llegar a ser la etapa más larga del proceso, debido a causas como pueden ser falta de información, poca visión, falta de comunicación, etc.

La pregunta es la pauta que sugiere el sentido de búsqueda; las acciones, medios, recursos, técnicas o procedimientos involucrados serán convenientes, en la medida que favorezcan a proporcionar los datos que permitan dar forma a la respuesta.

La pregunta puede expresar varias ideas, por lo que se deben tomar en cuenta los siguientes puntos para la realización del problema de investigación:

¿Qué se quiere investigar?
¿Cómo se quiere investigar?
¿Hasta dónde se quiere investigar?
¿Con qué elementos se cuenta para la realización de la investigación?
¿Para qué se quiere investigar?
¿Con cuánto tiempo se dispone?

Las expresiones interrogativas, determinan la condición del asunto al realizar, la pregunta: qué, quién, dónde, como, cuándo, etc., son los vocablos que señalan una cuestión en particular, por ejemplo:

¿Qué relación existe entre las variables X y Y?
¿Tiene relevancia práctica?,
¿Me interesa?,
¿es importante?,
se basa en investigaciones previas?,
¿Es actual?

Debe, el planteamiento, ser correcto y preciso, importante y bien delimitado, para evitar que se acumulen datos que pueden ser irrelevantes y, por lo mismo, se aprecie una falta de datos necesarios. Para que sea preciso, hay que delimitar el ámbito de estudio.

La investigación debe ser un análisis penetrante de un problema limitado, y no un examen superficial de un amplio campo de estudio.

Así entonces, en el planteamiento de un problema, siempre se consideran los conocimientos adquiridos con anterioridad; pero, comprendiéndolos como una pretensión por resolver las incógnitas que el propio desarrollo del conocimiento contiene y, además, en el problema se señalan fundamentalmente, los resultados de la experimentación y del desarrollo teórico, que no se pueden explicar por completo con apoyo de los conocimientos anteriores.

Como cualquier fenómeno del universo, el problema de investigación no es estático, sino que corresponde a una dinámica, ya que los problemas existen en un estado de latencia (sus manifestaciones aún no son evidentes) esperando ser reconocidos.

Aunque el problema esté latente, no siempre se reconoce en su totalidad; parte de él puede ser identificado, cuando algo de éste se manifiesta; por lo tanto, al visualizar el problema, tal vez se encuentren varios enigmas con aspectos que requieren respuesta; si eso sucede, se deben reducir o ubicar en metas que se puedan abordar a un sólo estudio; por consiguiente, hay que plantearlo de forma adecuada, con un lenguaje claro y conciso; es decir, hay que delimitarlo.

La identificación y clara delimitación de un problema, con miras a su investigación científica, no es algo fácil de lograr, pues no existen reglas para ello; el acto mismo de “inventar” o descubrir un problema, es algo que escapa al análisis lógico. Sin embargo, pensar verdaderamente un problema determinado que sea teóricamente significativo y, en principio investigable, puede convertirse en una empresa de reflexión muy cuidadosa y que no suele emprenderse sin un mínimo de vocación.

Lo que sucede generalmente, es que cuando uno se plantea un problema que cree que ya esta delimitado, al ir consultando más información, resulta que se derivan una serie de preguntas que, para nosotros, pueden ser problemas, de tal manera que nuestro problema original resulta un problema muy general, por lo que la última pregunta de la cual ya no se derive otra que nos interese, será nuestro problema a investigar.

Fuente: http://www.edukativos.com/apuntes/archives/99