El Proyecto Happiness

El bien de la humanidad debe consistir
en que cada uno goce al máximo
de la felicidad que pueda,
sin disminuir la felicidad de los demás.

Aldous Huxley

Generalidades

Mientras permanecemos con vida en esta dimensión en donde todo es transitorio, tratamos al máximo de encontrar los medios que no garanticen felicidad, armonía, salud.

Sabemos que cuando alcanzamos esa felicidad tan buscada estamos garantizando el saber manejar adecuadamente nuestras energías y emociones y garantizamos un poco dentro de lo controlable nuestra existencia.

Muchos pasan parte de su vida buscando la senda, métodos que le proporcionen felicidad, hasta se tornan dependientes de avatares, guías espirituales que le ayuden a lograrlo, sin embargo se ha descubierto que la ciencia también explica como ser feliz.

Tal como lo señala el diario El País de Madrid, España, a través de un escrito de Mónica Salomone, expone, que resulta que la búsqueda de la felicidad, del sentimiento de satisfacción personal, ya no es cosa de gurús que dan consejos, sino que ha entrado de lleno en el ámbito de las ciencias. Y algunos de sus hallazgos son sorprendentes.

Muestran, por ejemplo, que hay más felicidad en el altruismo que en el hedonismo, y en dormir más cada día que en comprarse un coche nuevo.

También se sabe que cada uno de nosotros tiene una felicidad basal, dependiente de los propios genes pero no por ello marcada a fuego: es posible manipularla… siempre que se descubran los comandos correctos.

Muy interesante cuando específica, que desde 2006 hasta ahora, la felicidad ha protagonizado más de 27.300 artículos científicos. Ahora hay un Journal of Happiness Studies, (Revista de estudios sobre la felicidad), incluido en el sistema de citas científicas, y una World Database of Happiness, o base de datos mundial, que recopila información al respecto.

La ola ha contagiado, además de a las editoriales -véase la proliferación de obras alusivas, como Emociones positivas, del psicólogo Enrique G. Fernández Abascal-, a áreas colindantes, como la economía.

La felicidad es un estado mental que aparece cuando el ser humano ha logrado satisfacer la mayoría de sus necesidades.

PROYECTO HAPPINESS

¿Qué es el Proyecto Happiness? ¿Qué encierra? ¿Cuál es su alcance?
El proyecto felicidad, creado por Alex Shalman, luego de hacer una serie de entrevistas sobre lo que significa la felicidad en sus vidas, se sintió conmovido e inspirado por la respuestas, y decidió compartirlas con el mundo, y al mismo tiempo ofrecer la oportunidad de participar a todo el que así lo quiera.

Se nos señala al respecto, que justamente, la Unión Europea acaba de financiar el proyecto Happiness, una investigación que durará tres años y analizará cómo influyen las condiciones ambientales -desde el clima y la polución hasta la disponibilidad de servicios educativos o de salud- en el bienestar subjetivo, uno de los sinónimos técnicos de felicidad de los europeos.

La directora del proyecto, Susana Ferreira, del University College en Dublín, espera que los resultados sean útiles para la toma de decisiones «de la clase política y para el público en general». Ferreira y el resto de los investigadores son economistas. Pero no son los únicos en este campo. En economía es importante saber por qué la gente toma las decisiones que toma, y esa pregunta ha guiado a Daniel Kahneman, premio Nóbel de Economía de 2002, hasta la felicidad.

Lo ha guiado, en concreto, a la siguiente cuestión crucial: si la felicidad es el motor del comportamiento humano, habrá que saber cómo medirla. «Las declaraciones directas de bienestar subjetivo podrían ser útiles a la hora de medir las preferencias del consumidor… si esto pudiera hacerse de modo creíble», escribía Kahneman en 2006. Y en el mismo párrafo señalaba cómo en economía se da el mismo boom pro felicidad que en sicología: entre 2001 y 2005 se publicaron más de 100 trabajos sobre economía y felicidad, comparados con sólo cuatro entre 1991 y 1995.

Así pues, ¿cómo se mide la felicidad? Una primera respuesta parece obvia: preguntando a los principales interesados. Las prestigiosas encuestas del European Social Survey, (ESS), que se hacen desde 2001, incluyen la pregunta: «¿Cómo es usted de feliz?». Hay otras encuestas similares: el Eurobarómetro y sus equivalentes en otros continentes, o el World Values Survey, (WVS), con datos de más de 50 países desde principios de los ochenta.

Los resultados de estas encuestas pintan grosso modo el siguiente panorama. En los países ricos se es más feliz que en los pobres. Bien. Pero superado un nivel mínimo de riqueza, dinero y felicidad se desacoplan: aunque la capacidad adquisitiva se multiplique, el sentimiento de bienestar apenas varía.

La paradoja ya la señaló en los años setenta el economista Richard Easterlin, y se corrobora a lo largo de los años. Fernández Abascal lo ha expresado así: «Mis hijos tienen todas las videoconsolas y no son más felices de lo que era mi padre, que jugaba con una cuerda y una caja de cartón en la calle: tenían menos medios, pero los niveles de felicidad eran parecidos».

Indica Mónica Salomone, que las encuestas del WVS también muestran que el nivel de felicidad se mantiene más o menos estable a lo largo de los años, así como las diferencias entre países. En los países nórdicos y en América latina se declaran más felices que en Asia. Sin embargo, tras los últimos datos, del pasado julio, Ron Inglehart, el responsable del WVS, llamó la atención sobre el hecho de que desde 1981 la felicidad parece haber aumentado en 45 de los 52 países estudiados.

Inglehart y otros autores lo atribuyen a la mejor calidad de vida en países que empiezan a salir de la pobreza y a la extensión de la democracia, supuestamente asociada a más libertad personal. Pero, en cualquier caso, la foto que proporcionan las grandes encuestas es para muchos demasiado borrosa, así que tratan de afinar con investigaciones más precisas, a menor escala. Algunas dan resultados sobre edad y sexo.

Es importante señalar, que la profesora de la Universidad de Navarra Juncal Cuñado participa en una investigación financiada por la Fundación Europea de la Ciencia, (European Science Foundation). Esta organización ha seleccionado el proyecto “HAPPINESS, (Hapiness, Political Institutions, Natural Environment and Space), que analiza los factores determinantes de la calidad de vida en Europa.

La profesora Juncal Cuñado, del departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, es la investigadora principal y responsable del equipo español. Además, intervienen expertos de universidades como la de Dublín o Goteborg, (Suecia), para estudiar “cómo se mide la calidad de vida y los factores que influyen en ella, un ámbito que se ha convertido en un área de interés desde el punto de vista político y científico”.

“De hecho, numerosos estudios han comprobado que los indicadores económicos tradicionales, como el nivel de renta per cápita, no son suficientes para explicar el bienestar de los ciudadanos de una región o país. Por este motivo, se ha convertido en un campo en el que todavía queda mucho por explorar”, añade.

La European Science Foundation es una asociación europea no gubernamental de organismos financiadores de I+D que está compuesta por instituciones de 30 países.

Finalmente, comenta Salomone en su último informe, la World Values Survey, (WVS), coloca a la Argentina dentro del grupo de países en los que claramente se ha observado un aumento del nivel de felicidad. Así, el país comparte una misma tendencia positiva con otras naciones, como la India, Irlanda, México, Puerto Rico, Corea del Sur o Dinamarca. En el ranking de bienestar subjetivo, (que la WVS elabora a partir de una ecuación que pone en juego la felicidad y el nivel de satisfacción con la vida), la Argentina se ubica en el puesto número 32, muy por sobre el promedio de las 97 naciones evaluadas.

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