Eliminado el control cambiario: ¿de dónde saldrán las divisas?

por Víctor Álvarez R

En septiembre del año pasado, el Banco Central de Venezuela (BCV) publicó el Convenio Cambiario N° 1 con el objeto de “establecer la libre convertibilidad de la moneda en todo el territorio nacional”. Se amagó con implantar un nuevo sistema cambiario en el que oferentes y demandantes pactarían sus operaciones de compra-venta sin restricción alguna; pero, contradictoriamente, se estableció la centralización en el BCV de las operaciones de compra-venta de divisas provenientes del sector público, las exportaciones privadas, la inversión extranjera, las remesas, así como las operaciones de embajadas, consulados y organismos internacionales.

Con la reciente Resolución N° 19-05-01 del BCV, ya no es necesario pasar por el instituto emisor. Así finalmente se libera el mercado cambiario y quienes necesiten vender o comprar divisas ya no tendrán que hacerlo a través de las subastas del Dicom, sino que podrán hacerlo directamente a través de las mesas de cambio que los bancos activarán para sus clientes y para las transacciones interbancarias.

En adelante, las operaciones de compra-venta a través de la banca podrán realizarse todos los días, y no solo cuando se convoquen subastas del Dicom. La liquidación de las divisas se hará a través de los bancos, sin depender del BCV que se limitará a publicar diariamente el tipo de cambio promedio ponderado a partir de la información que le suministren los bancos.

¿Por qué se libera el control cambiario luego de 16 años?

Recordemos que la caída de los precios del petróleo, combinado con la debacle en la producción de Pdvsa, golpeó severamente el ingreso de petrodivisas que se vendían muy baratas a través del control cambiario. El derrumbe de la renta petrolera sentenció el fin de las divisas preferenciales, el cupo para compras electrónicas y el cupo Cadivi para viajeros.

Luego, las sanciones aplicadas a Pdvsa por el gobierno de Trump dejaron sin mercado más de 500 mil barriles que la compañía vendía a refinerías en los Estados Unidos. Como estas eran las únicas exportaciones que prácticamente generaban flujo de caja neto en divisas, el BCV se quedó seco. Para compensar esta caída, a partir de enero ocurrió un fenómeno insólito y fue que la tasa de cambio oficial Dicom comenzó a ser mayor que el paralelo, razón por la cual las divisas privadas comenzaron a ser vendidas al BCV que ofrecía una tasa de cambio más atractiva.

Pero al ser sancionado el instituto emisor por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, los inversionistas extranjeros y las empresas nacionales se inhibieron de hacer operaciones de compra venta a través del Dicom para evitar también ser sancionados, aun cuando la tasa de cambio ofrecida por el BCV fuese mayor que el paralelo. Para evadir esta restricción y evitar el colapso definitivo del aparato productivo, el BCV decidió liberar el mercado cambiario para que los privados realicen directamente sus operaciones de compra-venta de divisas, sin tener que pasar por Dicom o por el BCV. Así, esperan estimular nuevas fuentes de divisas por la vía de inversiones extranjeras, repatriación de capitales de origen venezolano depositados en el exterior, exportaciones privadas no petroleras, envío de remesas, turismo internacional, así como la venta de divisas que harán en esas mesas de dinero las embajadas, consulados y organismos internacionales.

Liberación largamente esperada

Por primera vez desde que se implantó el control de cambio en 2003, el sistema de adjudicación de divisas ya no estará administrado por el gobierno. La flexibilización y liberación del mercado cambiario ha sido una larga exigencia de los exportadores no petroleros y de los inversionistas extranjeros, particularmente de los socios de Pdvsa en las empresas mixtas. Los exportadores privados estaban condenados a cambiar su ingreso en divisas a la desventajosa tasa de cambio oficial, razón por la cual la cantidad de bolívares que recibían no les alcanzaba para pagar los crecientes costos domésticos que llegaron a aumentar más de 100% mensual.

En presencia de una voraz hiperinflación, el freno que el gobierno aplicaba a la evolución de la tasa de cambio oficial obligaba a los inversionistas extranjeros a traer más divisas para poder cubrir los crecientes costos nacionales, castigando así la rentabilidad de la inversión.

Resultaba más que necesario una tasa de cambio libre y flotante para hacer rendir las divisas provenientes de las exportaciones no petroleras, inversión extranjera y repatriación de capitales destinadas a la inversión productiva. Al obtener más bolívares por cada dólar se puede estimular un aumento de la inversión y la producción, en función de superar los problemas de escasez que azotan a la población.

Con una tasa de cambio flotante que les permita obtener suficientes bolívares para cubrir los encarecidos costos domésticos, los exportadores nacionales y los inversionistas extranjeros se verán estimulados a traer cada vez más divisas para cambiarlas por bolívares en las mesas de cambio que se activarán en la banca.

Medida necesaria más no suficiente

Pero despenalizar, flexibilizar y finalmente liberar el mercado cambiario son incentivos necesarios más no suficientes. Lamentablemente, esta decisión se toma en el marco de una economía colapsada que genera pocas divisas y de un sistema bancario sin posibilidades de cumplir con su papel de intermediación financiera, debido a que prácticamente todos los bolívares que capta del público los debe depositar en el BCV como encaje legal. El BCV aplicó medidas muy restrictivas a la banca al subir el encaje legal ordinario a 57% de los depósitos y a 100% el encaje legal marginal. Prácticamente ha dejado a los bancos sin liquidez para cubrir las operaciones del mercado cambiario.

Tengamos en cuenta que para comprar divisas se necesitan bolívares y para pagarlas también. Al elevar al máximo el porcentaje de captaciones del público que los bancos no pueden mover, se limita el otorgamiento de créditos en bolívares para la producción y el consumo. Si aumenta la oferta de divisas pero al mismo tiempo hay menos bolívares para comprar, la tasa de cambio tenderá a estabilizarse y bajar, pero al precio de terminar de quebrar la muy precaria economía venezolana que no encontrará posibilidades de financiamiento en la banca comercial. Para que el levantamiento del control de cambio tenga un efecto positivo sobre la actividad productiva y no solo sobre el precio de la divisa, es necesario flexibilizar la rígida política de encaje legal que está estrangulando a los bancos y poniendo en un serio peligro a todo el sistema financiero.

Pretender drenar el exceso de liquidez monetaria limitando la creación de dinero bancario, mientras el BCV sigue emitiendo dinero inorgánico para cubrir el déficit de las empresas públicas es totalmente contraproducente. Restringir la liquidez en bolívares para forzar la oferta de divisas por parte de las empresas privadas e instituciones nacionales e internacionales que mantienen operaciones en Venezuela, puede desembocar en un colapso aun mayor del aparato productivo y un agravamiento de la escasez, aun cuando el gobierno se llene la boca y haga gárgaras diciendo que ahora si va a pulverizar el dólar paralelo.

¿De dónde saldrán las divisas?

La repatriación de capitales, la inversión extranjera y las exportaciones no petroleras crecerán a la velocidad y montos que el país necesita siempre y cuando se logre la estabilidad macroeconómica, se garantice la seguridad jurídica y los derechos de propiedad, transparencia y flexibilidad en los trámites administrativos, paz laboral, así como buenos servicios públicos de electricidad, agua, gas, telecomunicaciones y una adecuada infraestructura de autopistas, ferrovías, puertos y aeropuertos que creen un ambiente propicio para la actividad productiva.

En consecuencia, para activar nuevas fuentes de divisas que alimenten el mercado cambiario se requiere un programa de reformas económicas con las medidas correctas, aplicadas en su secuencia lógica y a un ritmo adecuado. Esto permitirá estabilizar la macroeconomía y garantizar la seguridad jurídica y derechos de propiedad que permita abrir los siguientes grifos de divisas:

Inversión extranjera
Exportaciones privadas
Repatriación de capitales
Remesas
Turismo internacional
Embajadas, consulados y organismos internacionales.

@victoralvarezr
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