En el futuro predominará el Estado-Región

Como continuación de la primera entrega, aparecida en el boletín “Investigación y Negocios Empresariales”, en referencia al libro “El Próximo Escenario Global: Desafíos y Oportunidades en Nuestro Mundo sin Fronteras”.(2005) del autor Kechini Ohmae, se decía que la unidad geográfica y económica de la economía global es la región y que centrar la acción en las regiones es dar un giro completo a la forma de ver el mundo, ya que se procedería a desechar los conceptos heredados de la época donde prevalecía el concepto de Estado-nación.

Entre las manifestaciones más importantes que ilustran las incongruencias del efecto Estado nación, es que ha sido: i) un obstáculo al desarrollo económico porque se han impuesto sin tener en cuenta divisiones singulares no eminentemente políticas (étnicas, religiosas, lingüísticas entre otras) que resurgen con el tiempo dando lugar a conflictos de intensidad variable, como los que se observan hoy en día; ii) en la actualidad el Estado-nación es un fetiche, ya que, no podemos hablar de PIB y PNB que contabilizan bienes y servicios acabados, cuando una gran cantidad de productos y servicios se inician en un país y se terminan en otro; iii) para el Estado-nación, el PIB y el PNB representan el promedio de un país compuesto por regiones, aún cuando unas son más dinámicas y prosperas que otras; iv) en el Estado nación se suele imaginar a las fronteras nacionales como líneas en un mapa o como puestos fronterizos guardados por personal uniformado, mientras que el flujo de información se transmite por Internet; en un mundo donde, las comunicaciones son instantáneas el concepto de Estado-nación pierde sentido. Ohmae sostiene, que el desarrollo continuado de la economía global mina las bases de un estado con esas características, al tiempo que favorece a las regiones, porque el estado es introspectivo y frena el progreso, mientras que las regiones están abiertas al mundo, piensan y funcionan desde una perspectiva realmente global y sin fronteras. El capital, la tecnología y los mercados ya no vienen dados por el gobierno central, sino que se les busca en el exterior.
Visto así, el Estado- región no es una unidad política, sino económica. En algunos casos se equiparan a unidades políticas, tales como los casos de Singapur e Irlanda, pero son una excepción. En cuanto al tamaño de la región tampoco existen números mágicos.

Sin embargo, lo que si es necesario para triunfar, es que reúnan una serie de requisitos, entre los que cuentan: un aeropuerto internacional, capaz de manejar carga internacional y una buena y amplia infraestructura de transporte; resulta esencial disponer de universidades e institutos de investigación de vanguardia que atraigan buenos estudiantes y los transformen en personal bien formado. No obstante; el Estado región no solo debe ser un lugar donde solo hacer negocios, sino también un lugar atractivo en el que se trabaje y se haga vida de familia. En conclusión, las claves del éxito de las regiones y microrregiones son la apertura y la flexibilidad, lo cual conlleva a no quedarse anclado en paradigmas del pasado y reinventarse para enfrentarse a la competencia global. Por su parte, los gobiernos centrales que tradicionalmente se han considerados custodios del poder, verán disiparse su autoridad. Su papel que ha consistido en repartir las riquezas mediante un sistema de impuestos y regalías del que derivan sus riquezas, ya que estos no crean riquezas, también se verá mermado, es más nos atrevemos a afirmar que será cuestión de tiempo.

Corresponderá a las regiones el cobro de impuestos, que en lugar de distribuirse dentro de la nación, deberían permanecer en la región, dando lugar a que los contribuyentes por propia iniciativa se responsabilizasen de pagar, pues serán los principales beneficiarios.